Lo sentimos, pero el queso no es bueno para el corazón

Lo sentimos, pero el queso no es bueno para el corazón

Por mucho que queramos.

El queso está muy bueno, pero no es TAN bueno.Denisk999 via Getty Images

Un nuevo estudio sugiere que consumir productos lácteos, como el queso, podía ser más sano de lo que pensábamos. Varios medios han dado titulares más bien optimistas, pero no son más que simplificaciones exageradas del estudio en cuestión ante las que, de acuerdo con los expertos, deberíamos mostrar escepticismo.

"Cuando supe de este estudio, puse los ojos en blanco", cuenta al HuffPost Christopher Gardner, nutricionista de la Universidad de Stanford (Estados Unidos).

En palabras de Gardner, el problema no está solo en que el estudio lo hayan financiado organizaciones relacionadas con la industria de los lácteos, sino que además el metanálisis no llega a la conclusión de la que han informado los medios.

El metanálisis consiste en la revisión de 29 estudios antiguos por parte de un grupo de investigadores para averiguar cómo afecta a la salud el consumo diario de productos lácteos; con ese fin, se repasaron todos los datos para sacar nuevas conclusiones.

"Tenemos que tomarnos este metanálisis con reservas", explica al HuffPost James J. DiNicolantonio, investigador de cardiología y autor del libro The Salt Fix, que se publicará próximamente. "[La investigación] se basa en estudios observacionales y no en pruebas controladas; por lo tanto, no se puede demostrar la causalidad".

En otras palabras: no se puede afirmar que comer queso provoque, o no provoque, problemas cardiovasculares porque no se ha testado específicamente. Sin embargo, el estudio llegó a la conclusión de que las personas que decían consumir pequeñas cantidades de productos lácteos con frecuencia no tenían ni más ni menos probabilidades de padecer problemas de salud cardiovascular o de morir a causa de una enfermedad del corazón.

Al hacer un metanálisis, los investigadores pueden manipular y decidir qué trabajos incluir y excluir en su estudio. En este caso, los científicos excluyeron una investigación en la que los participantes tenían enfermedades cardiovasculares, diabetes u otras enfermedades crónicas, informa la revista Gizmodo.

Esto significa que en las conclusiones no se tuvo en cuenta a individuos propensos a padecer problemas de corazón.

También hay que tener en cuenta que se habla de "productos lácteos" en general en el contexto de esta investigación. En el estudio, para el análisis de la categoría Productos lácteos solo se contó con consumidores de leche, yogur y quesos bajos y altos en grasas. Los investigadores llegaron a la conclusión de que, básicamente, los productos lácteos no son ni buenos ni malos, y que no hay ninguna relación entre este tipo de productos y los problemas cardiovasculares.

Cuando los científicos fueron incapaces de encontrar una relación estadísticamente relevante entre los productos lácteos y los problemas cardiovasculares —lo que denominaron "conclusiones neutrales"—, los medios quisieron interpretar que los productos lácteos eran "saludables", explica Gardner.

"Hay bastante diferencia entre una cosa y otra", asegura.

También está la cuestión del conflicto de intereses. El estudio fue financiado por tres empresas de productos lácteos: Global Dairy Platform, Dairy Research Institute y Dairy Australia.

Los autores del estudio aseguran que "los financiadores no tuvieron nada que ver con el diseño del estudio, la recopilación y el análisis de los datos, la interpretación de los resultados, la redacción del informe o la decisión de permitir la publicación del artículo". Pero, aun así, los expertos recomiendan a los consumidores que tengan cuidado.

"Siempre mantengo un poco de escepticismo ante este tipo de estudios financiados por la industria y dudo de algunos de los resultados", cuenta al HuffPostDana Hunnes, dietista del UCLA Medical Center (Estados Unidos).

Por último, los autores del estudio se basaron en raciones bastante modestas —como 20 gramos de queso fermentado o un vaso de leche— para sacar las conclusiones. Por lo tanto, según Hunnes, no es de extrañar que los científicos no encontraran ningún tipo de relación, ni positiva ni negativa, entre los lácteos y las enfermedades cardiovasculares.

Los expertos en nutrición siempre recomiendan un consumo moderado de lácteos, pero, hablemos claro: ¿quién es capaz de comerse solo una loncha de queso? Está claro que el estadounidense medio no, ya que consume más queso que nunca: más de 10 kilos al año.

Vivamos la vida y no utilicemos esta investigación como excusa para pasarnos de la raya.

Hay estudios que demuestran que las grasas saturadas presentes en el queso y en los lácteos pueden aumentar los niveles de colesterol y el riesgo de sufrir un infarto o un derrame cerebral, de acuerdo con la American Heart Association.

"Este estudio no cambia el hecho de que las grasas saturadas aumentan el colesterol LDL [también conocido como colesterol malo]", recuerda Gardner. "Nos preocupa mucho que la inocuidad que se percibe con análisis de este tipo se entienda como la justificación de un consumo desmedido. Pero queremos que todo el mundo sea coherente con la ciencia y disfrute de la comida".

Según Gardner, en vez de centrarnos en ingredientes específicos, deberíamos consumir porciones de un tamaño razonable tanto de alimentos saludables como de caprichos alimenticios como el queso.

Y paladear cada bocado. Al fin y al cabo, el queso es un manjar.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.

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