Las cucamonas entre Iglesias y Rajoy y la ingenuidad de Pablo Casado

Las cucamonas entre Iglesias y Rajoy y la ingenuidad de Pablo Casado

El gesto definitivo ha sido Rajoy contestando tanto a Iglesias como a Montero, a pesar de que nadie contaba con ello

EFE

Ocho horas a base de almendras y avellanas han sido necesarias para que Iglesias y Rajoy acabasen declarándose su admiración mutua, dejando claro hasta qué punto se complementan y necesitan. Sin detrimento del poder afrodisíaco de los frutos secos, lo que las encuestas de opinión unen que no lo separe el hombre. Los últimos datos demoscópicos les castigan frente a Ciudadanos y al PSOE y hay que ponerle remedio fortaleciéndose el uno al otro.

El gesto definitivo ha sido Rajoy contestando tanto a Iglesias como a Montero, a pesar de que nadie contaba con ello. El presidente del Gobierno ha elevado al tándem a líderes de la izquierda. La historia, tan citada hoy por Podemos, dirá cual de los dos de ese tándem tiene más futuro político.

La moción de censura puede que no sirva para que recuperen posiciones frente a sus votantes, pero tiene el poder energizante de subir la moral de sus tropas, bastante alicaídas. Unos por la vuelta de Pedro Sánchez a disputar el liderazgo de la izquierda y otros por los numerosos casos de corrupción con que se desayunan cada día, más la próxima declaración de Rajoy en la Audiencia Nacional. El propio Pablo Casado, vicesecretario de comunicación del PP, no salía de su asombro al escuchar la lista de casos de corrupción desgranada por Iglesias y Montero. Tan perplejo estaba que ha preguntado a su compañero de escaño, Javier Maroto, si todos esos casos eran del PP.

Tampoco era para tanto, como luego han demostrado sus respectivos líderes. Muy divertidos el uno con el otro a costa de la inteligencia de Aznar, se percibía que más allá del enfrentamiento duro por momentos, hay química entre ellos. "Usted y yo estamos de acuerdo respecto a la inteligencia de Aznar", ha lanzado con complicidad Iglesias al mocionado presidente. Guiño que Rajoy le ha devuelto más tarde piropeándole: "Siga con la misma inteligencia y empeño de los últimos tiempos". Aunque conociendo su humor gallego, habría varias maneras de tomárselo.

Interpretando los deseos y miedos más íntimos de Iglesias, Rajoy ha verbalizado lo que una parte de la bancada de Podemos comenta:, que teme ser presidente. "Usted está tan convencido como yo de que no debe ser presidente del Gobierno y sabe que no lo va a ser". Y más adelante ha vuelto a la carga con cariño: "Usted, tan brillante, tan sensible y tan cercano a la gente, pero luego esa propia gente prefiere a los demás". Le respondía de paso así las acusaciones de corrupción y la enumeración constante de lo que han robado ilustres dirigentes del PP. Una vez más Rajoy lava los casos de corrupción con las urnas.

Albert Rivera en los pasillos era también consciente de que ambos se reforzaban: "Los dos salen bien parados de esta moción, aunque en 48 horas nadie se acordará. Lideran los dos partidos que más están bajando. Están ligados el uno al otro". El portavoz temporal del PSOE y aspirante a la secretaria de organización coincidía con Rivera en que "parece que Podemos siempre hace algo para echar un cable a Rajoy, cuando estaba rodeado de corrupción. Ambos rentabilizan esta jornada".

Del discurso de Pablo Iglesias lo más comentado entre los políticos obsesionados con la gravedad del asunto catalán ha sido "el esfuerzo de buena voluntad, al hablar de un país de países. Aunque Zapatero también estaba repleto de buenos deseos", según reflexionaba un diputado catalán del PdeCAT. La supervisión de Xavi Domenech –el historiador y alter ego de Ada Colau- de la parte catalana del discurso le ha obligado a desarrollar una posición en la que los otros partidos políticos ven destellos para empezar otro camino. Justo lo que está deseando Rajoy, que le den el camino hecho, tal y como ha reconocido a Iglesias: "Si me convence sobre este asunto, hasta me plantearía votarle".