10 señales (raras) de que estás estresado

10 señales (raras) de que estás estresado

Tu cuerpo está intentando decirte algo.

El estrés puede manifestarse de múltiples maneras. Algunas de ellas presentan síntomas emocionales, como el mal humor o la irritabilidad, y otras se esconden tras molestias físicas.

El problema de este fenómeno fisiológico es que muchas veces puede considerarse inofensivo. De hecho, según diversos estudios, los casos de estrés han aumentado tanto que ya se ha convertido en una consecuencia del día a día más que en un problema de salud que deba controlarse. No obstante, no tratar el estrés puede tener consecuencias muy graves: problemas de corazón, del sueño y síntomas depresivos, entre otras.

Por no hablar de lo importante que es determinar si se tienen problemas emocionales. ¿No sabes si estás muy estresado o no? Fíjate en si tu cuerpo te está mandando las siguientes señales:

¿Cuello tenso? ¿Hombros doloridos? Puede que no toda la culpa sea de la almohada. En los músculos se acumula mucha tensión cuando estamos estresados y se puede manifestar en forma de distensiones y lesiones. En el caso de los hombres, el dolor de lumbares puede ser una consecuencia muy habitual del estrés y las mujeres suelen sufrir más con la parte superior de la espalda, según informa Reader's Digest. Va tocando un buen masaje.

Hablando de tensión, en la cabeza también se acumula. Cuando estamos muy estresados, se apodera de nosotros un dolor que nos nubla la vista y nos hace sentir la cabeza embotada. Ciertos ejercicios, como el yoga o la meditación, ayudar a aliviar las molestias, así como los analgésicos, que disminuyen el dolor a corto plazo.

La ansiedad puede provocar que las glándulas suprarrenales —las pequeñas glándulas que se sitúan encima de los riñones— bombeen hormonas del estrés a nuestro cuerpo. Esa fatiga suprarrenal también puede producir una variación en los niveles de otras hormonas o una reducción de los compuestos que pueden afectar a los niveles de fluidos y de electrolitos. Así que si te mueres de sed, puede que el estrés sea el culpable.

Si alguna vez has visto que antes de hacer una presentación te sudaban las manos o llevabas las axilas como Camacho, sabes de lo que va el tema. La transpiración excesiva a causa del estrés, también conocida como hiperhidrosis, puede afectar a cualquier persona que esté experimentando un nivel más elevado de ansiedad del habitual. Trata de respirar hondo o escucha música relajante para disminuir el estrés en ese momento inmediato.

La pérdida de pelo puede ser algo más que un incordio. Hay una serie de problemas que pueden provocar la caída excesiva del cabello debido al estrés, como el efluvio telogénico agudo —que puede hacer que el pelo se caiga con los lavados o con el cepillado—, la tricotilomanía —que es el hábito de arrancarse el pelo— y la alopecia aerata, en la que el sistema inmunitario empieza a atacar a los folículos pilosos. Consulta con tu médico si notas que se te cae más pelo del habitual.

Si tienes problemas estomacales como calambres o ganas constantes de ir al baño, deberías controlar el nivel de estrés. Tal y como señala la revista Everyday Health, la ansiedad puede provocar problemas digestivos.

Cuando el estrés activa la respuesta de lucha o huida en el sistema nervioso central, la digestión puede detenerse porque el sistema nervioso central detiene el flujo de sangre, afecta a la contracción de los músculos digestivos y disminuye la secreción de las sustancias necesarias para realizar la digestión.

El estrés y los estornudos van de la mano. Existen estudios que demuestran que el estrés nos hace más susceptibles a padecer problemas de salud como el resfriado común. Y no solo eso, algunas condiciones crónicas como las migrañas pueden surgir tras un periodo muy estresante. Este fenómeno se da cuando el cuerpo por fin se relaja.

Cuando estamos estresados, el cuerpo produce cortisol (también conocida como la hormona del estrés). Esta hormona protege al cuerpo del dolor en ese instante (hola, adrenalina), pero, en cuanto vuelve a calmarse, el cuerpo vuelve a estar en equilibrio, lo que, según los expertos, da paso al dolor.

Puede que aprietes la mandíbula o rechines los dientes sin darte cuenta, incluso por la noche, cuando estás dormido. Y el principal culpable de esto —como ya habrás adivinado— es el estrés. Estos hábitos no solo provocan dolor en la mandíbula, sino que también pueden hacer que los dientes se partan o se dañen. Los dentistas recomiendan probar técnicas de relajación y llevar una férula para dormir si el problema continúa.

Los pequeños cambios de peso no son un problema grave (al fin y al cabo, se puede subir y bajar de peso en un mismo día). Pero, si has adelgazado o engordado bastante de repente, puede que esté pasando algo. Los cambios en el apetito son una de las señales más habituales de que estamos estresados y podrían indicar que hay algo más que solucionar.

Para controlar el riesgo de cambiar drásticamente de peso, los expertos recomiendan llevar una dieta sana, dormir lo suficiente y hacer ejercicio. Estos consejos nos ayudarán a vigilar el peso y a lidiar con el estrés. Todo son ventajas.

Fíjate en si has perdido las llaves demasiadas veces. La dificultad para recordar puede estar relacionada con el estrés, según informa la CNN. El estrés crónico puede reducir la memoria espacial, que es precisamente la que sirve para recordar lugares, objetos y mucha otra información rutinaria.

¿Te resulta familiar? Tómatelo con calma y prueba alguna técnica antiestrés, tu cuerpo te lo agradecerá.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.