Dogan Akhanli: "Si me extraditan no sobreviviría una tercera vez en las prisiones turcas"
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Dogan Akhanli: "Si me extraditan no sobreviviría una tercera vez en las prisiones turcas"

El periodista y escritor turcoalemán, arrestado en España por orden de Ankara, sostiene que "cooperar con Turquía sería una tragedia para la sociedad española".

El escritor turcoalemán Dogan Akhanli, durante la rueda de prensa que ha ofrecido en Madrid tras ser liberado.Mariscal / EFE

El escritor turco-alemán Dogan Akhanli, detenido temporalmente en España a petición de Turquía, ha asegurado que sería una "tragedia" no sólo para él sino para la sociedad la democracia española que se cooperara con un país que tiene "todos los síntomas de los Estados fascistas". Akhanli, que ha asegurado que ya no tiene la nacionalidad turca sino que es alemán, ha ofrecido dos ruedas de prensa en Madrid, una para medios de comunicación alemanes y otra para españoles desde el despacho de abogados que le asiste tras su detención y puesta en libertad a raíz de una orden de detención de Turquía.

Akhanli fue puesto ayer en libertad por el juez de la Audiencia Nacional española Fernando Andreu tras ser detenido el día anterior en Granada, donde se encontraba de vacaciones, en cumplimiento de una orden de arresto de la Interpol a petición de las autoridades turcas y se abre ahora un plazo de 40 días para que Turquía presente su demanda de extradición. El escritor, ciudadano alemán de origen turco y residente en Colonia, ha centrado su obra en recuperar la memoria de los armenios masacrados hace más de un siglo por el imperio otomano, una cuestión tabú en la Turquía de Erdogan.

Disidente político perseguido desde 1980 en su país, fue encarcelado y torturado allá entre 1985 y 1987, en una prisión militar de Estambul. En 1991 pudo marcharse a Alemania, donde le dieron asilo y le otorgaron la nacionalidad alemana. Desde entonces, dedica su tiempo a escribir y a viajar por numerosos países de Europa, los cuáles nunca le han dado problemas hasta ahora, tal y como asegura el escritor. "Si me extraditan no sobreviviría una tercera vez en las prisiones turcas", dice sin duda.

Ha sido una experiencia aterradora porque pensaba que en los países europeos estaba seguro y que el largo brazo de la arbitrariedad no me podía alcanzar

Akhanli ha dicho que está "conmocionado" por su arresto y ha pedido a la Justicia española que tenga en cuenta la deriva autoritaria de Ankara: "cuesta creer que España, que tuvo tantos años de fascismo, con los cambios tan importantes que ha tenido pueda cooperar con un país que tiene los síntomas de los Estados fascistas".

El escritor ha comentado que "ha sido una experiencia aterradora porque pensaba que en los países europeos estaba seguro y que el largo brazo de la arbitrariedad no me podía alcanzar".

Akhanli, de 60 años, ha pedido "a las autoridades españoles y a los jueces" que atiendan a la "realidad y a la legalidad" que rige ahora en Turquía, porque su país "no es el que era hace siete años, el que se quería democratizar: todo se ha dado la vuelta".

EL DESPOTISMO DE ERDOGAN

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tiene una "actitud déspota", actúa guiado por la "arrogancia y la paranoia" y considera que "se lo puede permitir todo", ha denunciado el escritor, que cree que es perseguido por ser un autor con prestigio que ha denunciado los crímenes contra los pueblos armenio y kurdo.

También ha recordado que la lista de las personas reclamadas por Turquía asciende a 10.000 personas y que en la UE no se toman "demasiado en serio" estas reclamaciones mientras que en el plazo de tres semanas en España han sido detenidos dos de ellos: "parece que en España sí se las toman en serio".

Akhanli ha sido la segunda persona detenida este mes en España en cumplimiento de una orden de arresto internacional de la Interpol a petición de las autoridades turcas tras el arresto, el pasado 3 de agosto en el aeropuerto barcelonés de El Prat, del periodista sueco turco Hamza Yalçin.

Yalçin, de 59 años, se encuentra en prisión provisional desde entonces acusado de insultar al presidente turco y de tener "vínculos terroristas" y la Fiscalía de la Audiencia Nacional se ha opuesto a ponerle en libertad, en espera de su posible extradición a Turquía, porque no ha aportado ninguna prueba de su arraigo en España.

A este respecto, Akhanli ha destacado que la diferencia de la situación de Yalcin con su propio caso puede haber sido la rápida reacción de sus abogados y la repercusión en los medios de comunicación, de tal forma que tanto el juez como el fiscal hayan podido tener elementos para considerar que su puesta en libertad no representaba riesgo.

La responsable de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Expresión Yolanda Quintana ha pedido a los grupos parlamentarios que pidan explicaciones al Gobierno español sobre las razones por las que "actúa como cómplice en la purga de Erdogan" y ha recordado que en Turquía hay 159 periodistas detenidos.

TURQUÍA Y LOS MEDIOS, SEGÚN RSF

Según la clasificación mundial de depredadores de prensa de RSF, Turquía ocupa el puesto 155 sobre 180 países, es decir, está en el grupo rojo, de peligro; la situación es de caída libre, bajando cuatro puestos respecto al año pasado.

La caza a los medios de comunicación críticos emprendida por el gobierno de Recep Tayyip Erdogan culminó con el fallido golpe de Estado del 15 de julio de 2016. En nombre de la lucha contra el "terrorismo", el país se hunde en una espiral represiva sin precedentes.

El estado de emergencia permitió a las autoridades cerrar de un plumazo decenas de medios de comunicación, reduciendo el pluralismo a un puñado de publicaciones de bajo tiraje. Decenas de periodistas han sido encarcelados sin que se realice un juicio, lo que hace de Turquía la mayor prisión del mundo para los profesionales de los medios de comunicación.

Los periodistas que siguen en libertad corren el riesgo de sufrir las medidas arbitrarias del régimen: enfrentar procesos sucesivos, que les quiten su acreditación de prensa, les anulen su pasaporte, les confisquen sus bienes, etc. La censura en Internet y en las redes sociales, alcanza niveles inéditos.

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