Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne, Premios Nobel de Física 2017

Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne, Premios Nobel de Física 2017

Han sido reconocidos por las ondas gravitacionales.

Los científicos Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne han sido galardonados con el premio Nobel de Física 2017 por su "decisiva contribución al detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales", según ha anunciado la Real Academia Sueca de las Ciencias.

El fallo recoge que los tres galardonados han contribuido "con su entusiasmo y determinación" de forma "inestimable" a poner en marcha el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO), la iniciativa que detectó por primera vez esas ondas, lo que definen como "una promotedora revolución en la astrofísica".

En este mismo comunicado, la Academia Sueca ha anunciado que Weiss, quien trabaja en el Instituto de Tecnológico de Massachusetts (MIT) recibirá la mitad del premio en metálico de este Nobel, mientras que Barish, del Instituto Tecnológico de California (Caltech), y Thorpe compartirán el resto. Esto significa que el primero obtendrá más de 470.000 euros y los segundos obtendrán más de 235.000 cada uno.

Curiosamente es el segundo galardón que reciben este años. Los tres científicos fueron reconocidos en el mes de junio con el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2017, que recogerán en Oviedo el viernes 20 de octubre.

Los tres físicos propusieron en los años ochenta la construcción del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés) para la detección de ondas gravitacionales predichas por Einstein. Este observatorio estuvo dirigido entre 1997 y 2006 por el físico Barry C. Barish, que impulsó la fundación en 1997 de la Colaboración Científica LIGO, en la que se han integrado investigadores de universidades e instituciones de todo el mundo.

Los detectores LIGO comenzaron a funcionar en 2002 y trece años después la Colaboración Científica LIGO anunció la primera detección de ondas gravitacionales procedentes de la colisión de dos agujeros negros de características desconocidas hasta ese momento. Esto supuso un hito en la historia de la física al confirmar la predicción de Einstein y marcó el inicio de un nuevo campo de la astronomía, la astronomía de ondas gravitacionales.

El descubrimiento está considerado como uno de los logros científicos más importantes del siglo al validar uno de los pilares de la física moderna —Teoría general de la relatividad— y abrir una nueva ventana para observar el Universo.