Cómo ser víctima de acoso sexual puede afectar a tu salud

Cómo ser víctima de acoso sexual puede afectar a tu salud

Es fundamental que recuerdes que no estás sola.

Efetova via Getty Images

Cuando Liysa M. finalizaba su adolescencia y pasó a ser una veinteañera, el acoso sexual se convirtió en una constante de su día a día. Al igual que les sucede a muchas mujeres, la atención indeseada y agresiva que sufría por la calle o en los bares le hacía desear el poder de la invisibilidad.

"La atención indeseada constante me producía una sensación muy real en la boca del estómago. Me provocaba náuseas, solo quería encogerme hasta desaparecer", contó a la edición estadounidense del HuffPost. Liysa ha preferido ocultar su apellido por motivos de privacidad.

Liysa fue víctima de abusos sexuales en el pasado y cada una de esas experiencias azotó su ser, haciéndolo más y más vulnerable. Empezó a beber para sobrellevarlo. En algunas ocasiones, incluso dejó de comer, no para estar más delgada porque sí, sino porque literalmente quería ocupar el menor espacio posible. Llegó a provocarse el vómito para vaciarse por dentro de esos sentimientos negativos, pero así solo logró padecer úlceras, reflujo ácido crónico y desmayos ocasionales.

"Somos muchas las que atraemos ese tipo de atención y cargamos con ella en el estómago, como una enfermedad. Ya me conozco los reproches de quienes opinan que, si no te ponen la mano encima, no te hacen daño, pero no es tan simple", confiesa.

Liysa afirma que ser víctima frecuente de silbidos, insinuaciones y demás acosos sexuales le ha pasado factura a su salud. Y no es la única, ni mucho menos. Después de que decenas de mujeres hayan alzado la voz para denunciar al productor Harvey Weinstein por acoso sexual, miles de mujeres de todo el mundo se han unido a la campaña viral #MeToo (yo también) y han contado sus experiencias.

Hablar sin tapujos puede ser una catarsis, pero muchas veces el daño físico y emocional ya está hecho y deja secuelas.

Tristan Coopersmith, psicoterapeuta y fundadora de Life Lab (un santuario para las mujeres situado en Los Ángeles), indica que las consecuencias físicas y psicológicas pueden variar desde ligeras a muy graves.

"La seguridad, confianza y autoestima de una mujer reciben un duro varapalo cuando sufre un episodio de acoso sexual", explicó Coopersmith al HuffPost, y expuso que las consecuencias habituales son depresión, pensamientos enfermizos y "baja autoestima, que puede acabar en depresión si no se trata a tiempo".

Coopersmith también compartió su experiencia personal sobre el acoso y confesó que, antes de cumplir los 30, su jefe la acosaba en el trabajo. Le enviaba mensajes de contenido erótico, le pedía que acudiera a la oficina fuera de su horario de trabajo e incluso llegó a ponerle la mano sobre la pierna estando su esposa al otro lado de la mesa.

"Me sentí tan incómoda que empecé a cuestionarme por qué me había dado el puesto de trabajo a mí. Me sentía como un objeto, rebajada y empequeñecida, y cada vez yo callaba más y más", contó.

El miedo de volver a sufrir acoso puede resultar dañino para el organismo. Según la Asociación Estadounidense de Psicología, con el tiempo un estrés excesivo puede poner en peligro el sistema inmunitario, cardiovascular y digestivo. También puede provocar aumento de colesterol y de peso a largo plazo, según la psicóloga Erika Martínez. Todo aquel que haya sufrido acoso sexual, independientemente de su sexo y orientación sexual, está en riesgo de sufrir estos problemas médicos.

Como en el caso de Liysa, el acoso sexual también puede desencadenar síntomas de trastorno por estrés postraumático en aquellas personas que ya han sufrido algún trauma con anterioridad. Es la reacción de supervivencia que tiene el organismo cuando percibe el acoso sexual como una amenaza física.

"Los síntomas físicos pueden incluir aletargamiento, hiperventilación, confusión, y dolores de tripa, de cabeza o mareos. La víctima se siente indefensa y atrapada y no es capaz de pensar con suficiente claridad para encontrar una solución en ese momento", advierte Debra Castaldo, terapeuta en The Center for Couples and Family Solutions.

"Suele ser esto lo que causa los sentimientos de vergüenza y culpa, lo que desalienta a las víctimas a la hora de alzar la voz", añade Debra Castaldo.

Shannon Webber, escritora que asegura ser víctima de acosos sexuales de forma habitual, confiesa que cada vez que le sucede se siente físicamente amenazada.

"Es agotador y lamentable. Soy consciente a todas horas de cómo sexualizan mi cuerpo los hombres. Me siento insegura, como si me deshumanizaran y se me retorcieran las tripas".

Aunque el acoso surte un efecto negativo en el organismo y en la mente, los expertos aseguran que es posible recuperarse tras sufrir estas lamentables situaciones.

Cuando estés lista, si lo estás, buscar el apoyo de un ser querido es el primer paso, según el programa de educación y actuación contra el acoso y abuso sexual de la Universidad Yale (Estados Unidos). Además, puedes acudir a otros grupos de apoyo y buscar consejo profesional para recuperarte de un episodio de acoso sexual.

Si estás sufriendo acoso o abusos sexuales, es fundamental que recuerdes que no estás sola. Una nueva encuesta llevada a cabo por ABC News y TheWashington Post estima que, en Estados Unidos, el 54% de las mujeres han sufrido acoso sexual alguna vez en su vida, y esa cifra solo engloba a aquellas mujeres que se han atrevido a denunciarlo, por lo que la cifra real probablemente es bastante mayor. Si lo necesitas, hay muchos recursos para no hacer el camino sola.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.