El emocionante "ojalá" de Almudena Grandes para 2018 aunque sea tan "raro" como 2017

El emocionante "ojalá" de Almudena Grandes para 2018 aunque sea tan "raro" como 2017

"Si volvemos a vivir un año raro, en un país raro, en un mundo más raro todavía, ojalá sean ustedes felices, y todos los niños nazcan sanos, y los estudiantes aprueben en junio, y los novios se casen por amor, y los ancianos mueran en paz. Ojalá".

EFE

La escritora Almudena Grandes ha planteado una emocionante reflexión —en la Cadena Ser— sobre el año que ya agoniza, "un año raro", y una lista de "ojalás" para 2018 que le han llevado hasta una bonita conclusión: "Si volvemos a vivir un año raro, en un país raro, en un mundo más raro todavía, ojalá sean ustedes felices, y todos los niños nazcan sanos, y los estudiantes aprueben en junio, y los novios se casen por amor, y los ancianos mueran en paz. Ojalá".

Previamente, Grandes ha deseado que 2018 "sea un año normal para todos nosotros"; en el que "ojalá brote alguna ilusión colectiva"; en el que "ojalá desaparezcan de los balcones todas esas banderas que en los últimos doce meses han tapado los problemas y el sufrimiento de tanta gente"; en el que "ojalá los repartidores de comida dejen de ser autónomos y los crímenes machistas, la violaciones, las vejaciones, la discriminación de las mujeres empiece a retroceder" y en el que "ojalá España vuelva a ser un país donde podamos vivir, y no la pulserita de los fachas".

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2017 ha sido un año tan raro, que mi primer deseo para el que empieza les va a parecer más extraño todavía. Ojalá 2018 sea un año normal para todos nosotros.Ojalá llueva más, y las estaciones se parezcan, siquiera aproximadamente, a las que nos enseñaron cuando íbamos al colegio. Ojalá brote alguna ilusión colectiva,aunque sea pequeña, incluso efímera, que nos ayude a mirar hacia delante. Ojalá desaparezcan de los balcones todas esas banderas que en los últimos doce meses han tapado los problemas y el sufrimiento de tanta gente. Ojalá los banqueros ganen menos y las camareras de piso de los hoteles cobren un salario digno, ojalá los repartidores de comida dejen de ser autónomos y los crímenes machistas, la violaciones, las vejaciones, la discriminación de las mujeres empiece a retroceder. Ojalá la política deje de ser un sinónimo de corrupción, de chanchullo, de negocio de amiguetes. Ojalá España vuelva a ser un país donde podamos vivir, y no la pulserita de los fachas, ni una cuerda de la que tiran todos a la vez para demostrar quién es más fuerte. Ojalá desaparezcan todas esas señales que parecen abocar al mundo entero a un nuevo y global totalitarismo. Digo todo esto como lo hizo una vez Ángel González, sin esperanza, pero con convencimiento. Y si mi convicción fracasa, si volvemos a vivir un año raro, en un país raro, en un mundo más raro todavía, ojalá sean ustedes felices, y todos los niños nazcan sanos, y los estudiantes aprueben en junio, y los novios se casen por amor, y los ancianos mueran en paz. Ojalá.

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