Nuria Varela: "Hay una parte de la sociedad que no quiere igualdad"

Nuria Varela: "Hay una parte de la sociedad que no quiere igualdad"

Entrevista con Nuria Varela, jefa del Gabinete de Igualdad durante el Gobierno de Zapatero.

ARGUMENTARIA

Nuria Varela lleva años trabajando con mujeres víctimas de violencia de género. Ha sido testigo de la lacra de la violencia machista, la invisibilidad de las mujeres en la sociedad o los techos de cristal y participó en la puesta en marcha del Ministerio de Igualdad creado en la legislatura de Zapatero.

En 2002 escribió su primer libro Íbamos a ser reinas y, 15 años después, y con más de mil mujeres asesinadas en las listas oficiales de violencia de género de España, Varela ha considerado necesario reeditar su primer libro, ha añadido algunas líneas dedicadas a la violencia de género entre los jóvenes que, lejos de desaparecer, aumenta. La autora sueña, sencillamente, con que algún día no hagan falta libros como el suyo, lo cual significaría que esta lacra que afecta a las mujeres de todo el mundo habría llegado a su fin.

Incluye un capítulo sobre la violencia de género entre las mujeres jóvenes. ¿Por qué ha considerado necesario hablar de esto hoy en día?

Hay un recrudecimiento de la violencia y hemos visto que era adecuado reeditarlo. Cuando lo revisamos vimos que no habíamos conseguido erradicar la violencia de género. Por el contrario, hay otro repunte con una reacción patriarcal potente. Y un fenómeno preocupante: esto pasa entre los menores de edad. En noviembre pasado había más de 700 menores de edad protegidas por la policía. Nunca antes habíamos tenido estas cifras.

¿Son las nuevas herramientas digitales un peligro para los jóvenes en cuanto a violencia de género?

El peligro está en que no hemos educado en igualdad. No hay coeducación, la igualdad no está en el aula y no hay asignaturas contra la violencia. Toda esta generación que no hemos educado en igualdad recibe la reacción patriarcal a través de cuentos, relatos, cine, música, youtube... Y encima les damos dispositivos de control 24 horas al día. No son los dispositivos o herramientas digitales. Es la no educación y, después, esos dispositivos.

Canciones de reggaeton con letras machistas, youtubers como Dallas Review, la permanencia de catálogos sexistas de juguetes...

Hay discursos falsos que se acaban creyendo porque se repiten mucho. Uno es el del llamado "velo de la igualdad", que repite que ya estamos en igualdad. Pero no hay ningún indicador que diga que lo estamos. Y no solo no lo estamos, si no que hay una parte de la sociedad que no quiere igualdad. El machismo y la misoginia siguen en la cultura y no hemos conseguido avanzar a la igualdad real. Estamos en la igualdad formal, pero con leyes que no se cumplen y un discurso político ajeno a la igualdad.

¿Qué debe hacer la Justicia para paliar esta lacra de la violencia de género? ¿Y los políticos? ¿Es suficiente el Pacto de Estado contra la Violencia Machista?

El Pacto de Estado es una tomadura de pelo. Se pedía un pacto urgente y no hay urgencia. No necesitábamos más de 200 medidas. Necesitábamos unas pocas que se cumplan. Una cuarta parte de las medidas dicen que hay que cumplir cosas que ya hay en la ley. Los políticos deben cumplir la ley, lo segundo presupuestarlo y lo tercero evitar, perseguir o condenar la apología de la violencia de género. Con que cumpliésemos la ley ya estaríamos avanzando.

El mes pasado, un hombre mató a una prostituta en Barcelona. El Gobierno no contabiliza esta víctima como violencia de género. ¿Debería hacerlo? ¿Es este uno de los fallos de la Ley contra la Violencia de Género?

El PP se empeña en hacernos ver que la ley está mal. Pero la ley es buena. No hay nada en la ley que impida contabilizar a todas las mujeres víctimas de violencia, pero los políticos no la cumplen.

Pero no recibirían las mismas subvenciones que las víctimas oficiales.

La ley está bien definida y dice que su ámbito de aplicación es en pareja o expareja. Pero no todas las víctimas de violencia de género necesitan lo mismo. La ley trabaja en este ámbito, pero habría que seguir haciendo cosas: una ley de violencia sexual, por ejemplo. Además, han recortado recursos y no han aportado nada. El Gobierno no se ha preocupado de las víctimas que no están en contextos de parejas y el PP ha focalizado que la culpa la tiene la ley. Cuando nació el Ministerio de Igualdad, hicimos un recuento de víctimas oficiales y donde más había era en el ámbito de la pareja. Pero nadie prohíbe que se contabilicen más víctimas. Ya lo han hecho con los menores, que sigan trabajando.

Desde que sacó la primera edición hasta que está escrito hay 910 mujeres más asesinadas. Pero usted dice: son 910 hombres educados en el desprecio a la mujer. ¿Tenemos que poner más el foco en los asesinos en vez de en las víctimas?

Claro. Hay que cambiar el sujeto. La violencia es un problema masculino que sufrimos las mujeres. Pero efectivamente, donde hay que poner el foco es en los hombres. ¿Por qué no educamos en respeto e igualdad?

Ahora están saliendo a la luz casos como los de Harvey Weinstein y, por primera vez, la opinión pública trata de desnormalizar la cultura de la violación. ¿Cree que estamos ante una nueva ola de feminismo?

Yo creo que no. Lo que está activo es la generación feminista del siglo XXI. Hay una nueva generación de feministas jóvenes, que son el fruto de todo lo trabajado anteriormente. En España hay cuatro generaciones de feministas activas, pero para cambiar de ola se necesitan otras cosas. Estamos en ese debate: para cambiar de ola se necesita un cambio epistemológico, de conceptos, de realidad... Ahora hay una línea de trabajo continua que no ha parado. El silencio es el mandato patriarcal por excelencia y se está rompiendo con mucha fuerza.

¿Qué papel desempeñan los hombres en todo esto? En especial aquellos que se empiezan a cuestionar su masculinidad.

Todo. Son ellos los que no tienen que ejercer violencia. Tienen que cuestionarse la feminidad, el feminismo, cuestionar a las mujeres.