La guía 'nocturna' de los políticos

La guía 'nocturna' de los políticos

Dónde toman cañas, cenan y bailan los más poderosos en Madrid.

Bar José AfredoJOSÉ ALFREDO

Cae la noche. En Madrid se habla durante todo el día de política ante las cámaras... pero se conspira en la oscuridad. El poder es muy noctámbulo. Y hay un universo fuera de las instituciones lleno de conversaciones, susurros, saludos y pactos entre cañas, cenas, copas de vino y cócteles. A la villa y corte le gustan los neones y la música, y también ver y ser vista entre chefs, actores y periodistas.

¿No tienes plan hoy? Bienvenidos al 'poder' de la noche capitalina.

Las cañitas en...

Madrid es también la capital mundial de la caña. Y el poder tiene un sitio predilecto: Casa Manolo. A la espaldas del Congreso uno se puede chocar con Mariano Rajoy incluso. Su barra está repleta de secretos y de pactos, como el que firmaron aquí el ministro Luis de Guindos y el economista de cabecera de Ciudadanos, Luis Garicano, para sacar adelante uno año los presupuestos generales del Estado.

Las inmediaciones del Congreso están llenas de tabernas madrileñas frecuentadas por sus señorías, desde la Dolores hasta Mariano (donde uno se puede cruzar a Pablo Casado o Rafael Hernando). Si uno quiere precisamente rodearse de populares mientras se toma una cerveza, lo mejor es ir a La Peseta de Doña Casilda, muy cerca de la sede del PP en la calle Génova. El propio presidente del Gobierno celebró allí algunas victorias electorales, junto a su esposa y dirigentes de confianza como Jorge Moragas.

Para los fans socialistas el plan de cañeo se traslada a la calle Ferraz, donde suelen coincidir dirigentes y periodistas, en establecimientos como El Lagar o Platos Rotos. El socialismo también se deja ver para una caña en Casa Mono (y también para cenar y tomar una copa) y, por supuesto, en Casa Labra. Para los que quieran ver a algún dirigente morado entre cañas se puede acercar al Café Pavón o al Pepe Botella.

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De cena en...

Después de una caña, es hora de ir a cenar. Entre nuestra clase dirigentes, el 'must' es el Qüenco de Pepa, donde uno se pude cruzar con un miembro de Podemos o con la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, degustando sus míticos tomates o el risotto. También frecuentan líderes 'morados' como Pablo Iglesias o Irene Montero para picar algo Lalina, el gastrobar del teatro de La Latina.

No es difícil chocarse con algún político en Chueca en el mítico Bocaíto, un andaluz frecuentado también por gente del mundo del cine o la literatura. Por ejemplo, entre sus clientes están Íñigo Errejón y Patxi López. Otra de las opciones de moda está muy cerca: Válgame Dios. Si uno se fija bien, se puede encontrar en sus mesas sentados a Pedro Sánchez y Felipe González. El líder del PSOE también frecuenta el barrio de Malasaña, una buena opción nocturna. Se sienta entre los hipsters que comen baos y hummus en La Musa.

  Qüenco de PepaINSTAGRAM / PEPACOCINERA

Pero los clásicos nunca mueren en el poder. Casa Lucio sigue siendo tan mítico como antaño y entre sus paredes uno puede coincidir con José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar. Y también es una apuesta segura el mítico Landó y su jamón. Entre los aficionados, Pedro Sánchez, Patxi López y Eduardo Madina.

Otra opción tradicional para cenar en la Tasca Suprema, un lugar frecuentado desde hace décadas por Rajoy y en el que ha llegado a invitar a Nicolas Sarkozy. Las tascas castizas cotizan al alza entre nuestros dirigentes. Por ejemplo, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, se suelen sentar entre las taurinas paredes de Casa Salvador, en Chueca.

El barrio de las Letras, a pesar de los turistas, también atrae a nuestros políticos. Puedes tener como vecino a alguno cenando en el gallego Ocafú de la calle del Prado y encontrarse, por ejemplo, a Cristina Cifuentes en el restaurante del Hotel Me de la Plaza de Santa Ana. Diputados y ministros como Fátima Báñez degustan las delicias a menudo de la cercana Huerta de Tudela, y suele haber también charlas algo indiscretas de políticos en el restaurante próximo del Ateneo. A escasos metros, en el bar del hotel Villa Real se puede ver a dirigentes que viajan a la capital.

La calle Jorge Juan es otro de los puntos calientes de la ciudad. Sitios como La Máquina, Quintín y El Paraguas son habituales en la ronda de los políticos y sus asesores. Allí está Albora, un sitio venerado por sus croquetas cremosas de jamón Joselito y en el que se ha visto a Albert Rivera.

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Una copa y a bailar...

En Madrid nunca es tarde. Eso decía Marisa Paredes en La flor de mi secreto. Y es que la capital siempre ha brillado más por la noche que por el día. Como a todos los vecinos capitalinos, los políticos también salen. Un arte en esta urbe.

Siempre muy oscura está la coctelería José Alfredo, a las espaldas de la Gran Vía. Pero hagan el esfuerzo de observar y podrán distinguir a muchos de nuestros políticos. Por allí pasan Andrea Levy (PP), Íñigo Errejón (Podemos) o Ander Gil (PSOE). Otra opción es acudir al bar inglés del hotel Palace, en frente del Congreso. Por allí puede ver a algunos diputados, como a Carles Campuzano. Ruta que pueden completar los fans de nuestro patrio House of Cards con visitas a la calle de la Reina y sus míticos Cock y Del Diego. En el Carbones 13 también se dejan caer algunos parlamentarios.

Venga, no hay que mirar más el reloj. Es hora de ir a bailar, porque el poder también canta y baila. Eso sí, no haga fotos. Los populares, especialmente, los 'cachorros' del PP siguen acabando la noche en Gabana (el aznarismo no está olvidado del todo en Madrid). No es la opción favorita de Javier Maroto, que prefiere disfrutar de las canciones que ponen en Baila Cariño. A esas horas también se pueden llevar alguna sorpresa los que vayan a Lujuria, en la calle Leganitos, donde suelen terminar algún cumpleaños los miembros de Podemos.

Y el fin de fiesta siempre en Madrid es el Toni 2, un mítico piano bar que hay que visitar al menos una (o dos o tres o cinco o cien) veces en la vida. Ente el público puede estar al diputado de ERC Gabriel Rufián y delante del micrófono hasta la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

This is the rhythm of the night!

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