¿Por qué cambiamos tanto del espejo a los selfis?

¿Por qué cambiamos tanto del espejo a los selfis?

"La gente se ha criado mirándose al espejo y así es como creen que les ven los demás, cuando en realidad es al revés".

Kylie Jenner, la reina de los selfis.Michael Buckner/BMA2015 via Getty Images

¿Alguna vez te has preguntado por qué tu cara sale tan diferente cuando te miras al espejo y cuando te haces una foto? Independientemente de si se trata de tus selfis o de las fotos que te han hecho otras personas, siempre te notas algo extraño.

Este misterio me invadió un día que estaba en casa estudiando detalladamente mi cara frente al espejo hasta que decidí que estaba presentable para hacerme un selfi. Unos 25 selfis después, detesté cada una de las fotos que había hecho. De repente, tenía la nariz diez veces más torcida de lo normal y no podía pensar en otra cosa, pero en el espejo parecía normal. No entendía por qué no conseguía trasladar del todo mi cara a los selfis.

Resulta que hay varias explicaciones:

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Un factor decisivo es que las fotos en general te muestran al revés de como te ves en el espejo. Al hacerte una foto con ciertas aplicaciones (pero no todas) o con la cámara frontal de los iPhones, la imagen que consigues es tu cara tal y como la ven los demás, y lo mismo pasa con otras cámaras que no sean las de los móviles.

Tal y como explicó Nolan Feeney en un artículo de 2014 publicado en The Atlantic, verse a uno mismo al revés puede resultar extraño, en parte porque las caras no son completamente simétricas. Algunos rasgos o marcas distintivas no se muestran en las fotos igual que en el espejo, algo que puede resultar confuso.

Volviendo a mi anécdota, resulta que pocas veces me percato de la torcedura de mi nariz en el espejo, pero en las fotos, la veo torcida hacia el lado opuesto y es lo primero en lo que me fijo.

"La gente se ha criado mirándose al espejo y así es como creen que les ven los demás, cuando en realidad es al revés, lo que es realmente raro. Los espejos, en cierto modo, nos mienten", explica Jay Perry, un fotógrafo canadiense.

Todo el mundo está familiarizado con su cara en el espejo y por ello la prefiere, según el efecto de la mera exposición, que consiste en que encontrarte con algo de forma reiterada hace que te guste más.

"Mirarte al espejo pasa a provocar una impresión firme. Te familiarizas y de la familiaridad se pasa al gusto. Estableces una preferencia por ese aspecto de tu cara", explicaba Pamela Rutledge, directora del Media Psychology Research Center, a The Atlantic en 2014.

El fotógrafo Michael Levy amplió para la edición estadounidense del HuffPost ese punto de vista y señaló que cuando alguien se mira al espejo, tiende a fijarse en el que considera su lado bueno, el ángulo que le parece más atractivo.

"Cuando te miras al espejo, de forma subconsciente sueles girar la cara hasta ese ángulo que te parece el mejor. Te atrae a ti mismo", apunta Levy.

Y, como añade Jay Perry, cuando uno se mira al espejo, su reflejo está en movimiento, a diferencia de lo que sucede en las fotos: "En una imagen sin movimiento puedes fijarte en muchos más detalles, pero en la vida real estás en movimiento constante, más difuminado; no te fijas en cada poro porque no puedes".

Tampoco puedes hacerte zoom en la cara como permiten las fotos digitales. A los espejos de aumento se les da genial sacar a relucir defectos, pero no son lo mismo que las fotos.

  5a57c99b220000251ab4dfacJi Sub Jeong/HuffPost

Según el objetivo que tenga la cámara, también puede cambiar el aspecto de una persona. Por ejemplo, Jay Perry aconseja a quien desee parecer más delgado que elija un objetivo largo, porque "cuanto más corto sea el objetivo, más ancha va a sacar la cara".

También influye la distancia a la cámara, ya que los rasgos más cercanos al objetivo van a destacar más en la foto, como pasa con la nariz. Cuando alguien se hace un selfi, está más cerca de la cámara de lo que estaría si la foto se la hiciera otra persona.

El aspecto que muestre alguien en las fotos será la imagen que tenga el resto del mundo, y esto no tiene por qué ser algo malo. De hecho, hay estudios que demuestran que la gente, por lo general, prefiere la imagen que ve de ti en lugar de la imagen que tienes de ti mismo, así que no tengas reparos en seguir haciéndote selfis.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.