La primera colonia israelí en 25 años, a punto de abrir sus puertas

La primera colonia israelí en 25 años, a punto de abrir sus puertas

"Esta tierra es nuestra, es tierra judía y aquí estaremos siempre", defiende uno de los nuevos ocupantes de Cisjordania.

Vista del asentamiento judío Amijai, en Cisjordania.EFE

Obreros con el arma al cinto levantan el asentamiento judío de Amijai, el primero que el Gobierno israelí construye en dos décadas en la Cisjordania ocupada y que en verano dará cobijo a los colonos evacuados del de Amona, tras su polémico desmantelamiento.

Las casas prefabricadas se alinean desde esta semana en los márgenes de un camino de tierra sin asfaltar. Ya tienen número y familia asignada, que pagará un alquiler de en torno a 3.000 shéquels (unos 700 euros) de forma temporal, hasta que pueda construir las de hormigón, declaró a Efe uno de los futuros residentes, Avijai Boarón.

Personal de seguridad privada y algunos soldados rodean el perímetro en obras en el que trabajadores y residentes de los asentamientos colindantes, dan indicaciones a quienes manejan las excavadoras, que parten la piedra del muro que delimita cada vivienda, configurando una villa.

Desde 1992, según indica la ONG Paz Ahora (en los albores de los Acuerdos de Oslo y su posterior aprobación) los sucesivos gobiernos israelíes han evitado construir nuevas colonias en territorio palestino dadas las condenas internacionales.

Lo que sí permitieron fue la extensión de las mismas e hicieron la vista gorda ante la proliferación de los llamados protoasentamientos (outpost), como Amona, que se construyeron después y no tenían cabida en la legislación local, pero disponían de servicios e infraestructura públicos.

Esta condición jurídica y el hecho de que Amona estuviera levantada sobre tierras privadas palestinas hicieron que el Tribunal Supremo de Israel ordenara su desmantelamiento, que se hizo efectivo con el desalojo hace un año, ante la oposición de parte de la opinión pública israelí.

Como contraprestación, el Gobierno prometió esta nueva colonia en el Valle de Shiló, al norte de Ramala, cuyo terreno comenzó a prepararse el pasado mes de junio.

En aquella ocasión el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se jactó de ser en décadas "el primer jefe de Gobierno que tiene el honor de construir un asentamiento nuevo en Judea y Samaria", el nombre bíblico de Cisjordania, y con el que siempre se refiere a ella la derecha nacionalista israelí.

Aquí, según Boarón, "se trasladará la mayoría de las más de 40 familias que vivían en Amona", y espera que la población crezca por la cantidad de solicitudes que están recibiendo para unirse a su comunidad.

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  Una grúa coloca una de las casas prefabricadas de Amijai.Atef Safadi / EFE

Más madera

Además de la nueva colonia, el Parlamento israelí aprobó también el pasado mes de febrero la llamada Ley de regularización que permite legalizar los llamados outpost, aunque para la comunidad internacional todos los asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado son ilegales.

A principios de este mes Netanyahu prometió fortalecer la política de asentamientos en territorio ocupado y, amparándose en la nueva normativa, anunció la regularización retroactiva de la colonia Havat Guilad, donde residía el rabino Raziel Shevaj, quien fue asesinado en enero por un palestino.

"Quien crea que a través del asesinato de un residente de Havat Guilad, un padre de seis hijos, puede romper nuestro espíritu y debilitarnos, está cometiendo un amargo error", aseguró.

El Ejecutivo israelí ha exhibido un claro impulso a su política colonizadora desde la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense, con la aprobación de miles de viviendas en asentamientos nuevas y la primera colonia levantada en más de 25 años.

El comité central del partido Likud (mayoritario en la coalición de gobierno) aprobó el pasado enero una resolución no vinculante por la cual se aboga por extender la soberanía israelí al 60% de Cisjordania controlado por Israel (la zona C determinada en los Acuerdos de Oslo), lo que, por otra parte, está en la agenda del Gobierno pero sin que llegue a ser aun debatido.

El futuro residente de Amijai, el israelí Boarón, que espera mudarse con su familia antes de verano, se da por "satisfecho" con la promesa cumplida del Gobierno, aunque asegura que lo hará con cierto sabor agridulce por el revés que supuso el desalojo de Amona de una tierra que consideran suya.

"Tienes que entender algo: Esta tierra es nuestra, es tierra judía y aquí estaremos siempre. Quizá mis hijos puedan algún día volver a Amona, pero esta vez cuando sea legal", afirmó.

Lo que tiene claro es que la solución de dos Estados no existe ni existirá "y los palestinos tienen que entenderlo", reclama, "aunque siempre podrán vivir aquí", propone.