Por qué es crucial mantener una conversación sobre la imagen corporal con tus hijos

Por qué es crucial mantener una conversación sobre la imagen corporal con tus hijos

Quizá alguna vez hayas preguntado a tus hijas cómo se sienten con su cuerpo, pero, ¿cuándo fue la última vez que hiciste esto con tu hijo?

Puede que alguna vez hayas tenido una conversación con tus hijas sobre cómo se sienten con respecto a su cuerpo, pero, ¿cuándo fue la última vez que hiciste esto con tu hijo?

Como sociedad, no hablamos sobre los problemas de los chicos con su cuerpo tanto como hacemos en el caso de las chicas, pero parece que el asunto es igual de grave.

El número de hombres que ha acudido al hospital por trastornos alimentarios ha aumentado en un 70% en los últimos seis años (en Reino Unido) y posiblemente quienes los sufren —y la gente que los rodea— no reconocen sus síntomas como propios de un trastorno alimentario debido a los persistentes estereotipos de género, según el doctor Marc Bush, asesor principal de política de la organización YoungMinds.

El tener un concepto negativo de tu imagen corporal es un problema tanto para chicos como para chicas. En un estudio publicado por una empresa de publicidad, de los mil chicos encuestados —de entre 8 y 18 años—, el 55% se plantearía cambiar su dieta para tener mejor aspecto y, según el 23%, existe el cuerpo de hombre perfecto.

Por tanto, resulta crucial que los padres empiecen a hablar sobre una imagen corporal positiva con sus hijos para ayudarles a desarrollar una actitud saludable hacia su físico.

"En el mundo de los chicos van años por detrás de lo que ha ocurrido a las chicas, en lo que se refiere a la forma en que ven su cuerpo", explica el doctor Bush al HuffPost Reino Unido. "Es posible que muchos padres hayan hablado con sus hijas sobre el impacto de la dieta yo-yo o similar, mientras que muy pocos habrán mantenido este tipo de conversación con sus hijos".

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Los problemas que pueden tener los chicos con su cuerpo proceden de la percepción de que un cuerpo musculado, atlético o delgado es lo más deseable y se puede alcanzar.

Bush afirma que si las revistas de fitness muestran a chicos con este tipo de físico en su portada, ellos aprenden que, como sociedad, es eso a lo que los hombres tienen que aspirar.

Por este motivo, se esfuerzan por recrear este cuerpo; por ejemplo, sobreejercitándonse pese a las lesiones, adoptando una dieta que no beneficia al crecimiento o abusando de suplementos, lo cual puede llevar a una falta de confianza por el físico, a una baja autoestima y a lo que se conoce como dismorfia corporal.

Tratar estos temas lo antes posible con los chicos podría ser incluso más importante, de acuerdo con Nadia Mendoza, cofundadora de la organización The Self-Esteem Team.

Una imagen corporal saludable no es algo que se nos dé. Es algo que tenemos que enseñar. Diría que es más importante que los temas curriculares, ya que las notas no significan nada sin salud mental.

"Resulta crucial construir los cimientos de una buena relación con tu hijo", señala. Por ejemplo, "con medidas preventivas para que los chicos entiendan que su padre no es alguien que los va a juzgar, de modo que ellos puedan recurrir a sus progenitores cuando lo necesiten, en vez de sufrir en silencio y de llegar a un punto crítico".

"Una imagen corporal saludable no es algo que se nos dé, especialmente no en el mundo actual. Es algo que tenemos que enseñar. La educación es poder. Diría que es más importante que los temas escolares, ya que las notas no significan nada sin salud mental", sostiene Mendoza.

Para Bush, mantener estas conversaciones significa que los hijos se acostumbrarán al hecho de que el cuerpo experimentará cambios antes y durante la pubertad.

"El cuerpo de los niños está cambiando constantemente", afirma. "Los jóvenes de ahora están expuestos a la pornografía y a imágenes sexualizadas antes de la pubertad —de media, cuando tienen sólo siete u ocho años— y se preguntarán por qué su cuerpo no es así", apunta el experto. "Por supuesto, no lo harán a esa edad, pero si los padres explican que se trata sólo de una forma de cuerpo masculino, servirá de algo".

Entonces, ¿qué puedes hacer como padre para fomentar una conversación positiva sobre la imagen con tus hijos?

Bush asegura que muchos padres se avergüenzan de su propio cuerpo y, de forma inconsciente, se lo transmiten a sus hijos. Por tanto, es importante observar y reflexionar sobre cómo te sientes contigo mismo.

"Si tú eres un chico joven y tu padre está constantemente en el gimnasio tratando de mantener el músculo, eso te transmite que tu padre piensa que su cuerpo no es lo suficientemente bueno", explica Bush. "A veces, pueden ser esas cosas no verbales".

Mendoza añade que también es importante tener cuidado con el lenguaje que utilizas delante de tu hijo, como: "He comido un montón y me siento como un cerdo" o "Tengo que perder tres kilos antes de la fiesta".

"Los niños se quedarán con esos mensajes, y con los que cada día se ven bombardeados en la televisión y en las redes", cuenta la especialista. "La forma más efectiva de infundir confianza a tu hijo es que practiques tú mismo la positividad corporal".

Si en algún momento ves un cuerpo en la tele o en publicidad que no se corresponde con la realidad y puede haber pasado por Photoshop, deberías comentarlo abiertamente.

Los medios crean de forma desproporcionada tipos de cuerpo poco realistas para los hombres.

"Si vas por la calle y te encuentras una valla publicitaria con un hombre con el torso lleno de cuadraditos, pregunta a tus hijos qué piensan de la imagen", sugiere Bush. "Puede que digan a qué les recuerda, a lo que tú puedes añadir: 'Sí, pero no tiene un aspecto similar al de la mayoría de los hombres".

Los medios crean de forma desproporcionada tipos de cuerpo poco realistas para los hombres y se suele dar por hecho que muestran algo que se puede obtener. Deberías dejar claro a tus hijos que existe la diversidad en el cuerpo de los hombres.

"Deja que los jóvenes hablen sobre ello y que tengan tiempo para poner voz a su entendimiento sobre los motivos por los que estos cuerpos les parecen una aspiración", apunta.

Mendoza coincide con Bush, y añade que una buena forma para hacerlo consiste en ver juntos series o películas que traten el tema, para así poder sacar el tema después.

"Las series o películas no tienen por qué ser recursos didácticos. Si acaso, diría que es mejor lo contrario para identificarte con el mundo de tu hijo", recomienda. Cualquier documento puede ser bueno para "discutir por qué todos los chicos tienen músculos y por qué todas las chicas siguen tantos procedimientos cosméticos". "Ponte a su nivel para que la conversación no parezca tanto un libro de texto", añade.

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"Reconoce que este es un tema sensible para los chicos", recuerda Bush. "No es una conversación fácil. Consiste en abordar por qué ven su cuerpo de una manera determinada o qué cuerpo quieren tener".

"Ofréceles la oportunidad de debatir el asunto con sensibilidad y hazlo de forma que no resulte vergonzoso; saca el tema de la imagen corporal con la esperanza de que les lleve a hablar de cómo se sienten con su propio cuerpo".

Si tu hijo se abre, asegúrate de validar sus sentimientos. "En vez de cortarle con un 'pero eres muy guapo' o un 'no te preocupes', escúchalo y valida sus sentimientos", aconseja Mendoza.

"Dile lo mucho que te hace reír o lo bien que se le da escuchar, o alaba sus esfuerzos en un proyecto, de modo que sepa que su valor no sólo está ligado al número de me gusta en su último selfie", propone Mendoza.

Esta es una buena vía para explicar a los chicos por qué comemos. Mendoza afirma que suele existir la creencia de que todo lo verde y lo crudo es bueno o "limpio", lo cual, por defecto, convierte a todo lo demás en "sucio".

"Si podemos enseñar a los chicos por qué las grasas son buenas para el cuerpo y que necesitamos calorías para que nuestros órganos se mantengan vivos, entonces ayudaremos a combatir esa visión binaria con la que miramos la comida", explica.

"Por ejemplo, la gente tiende a decir 'no como hidratos de carbono' sin tener ni idea de lo que significan para el cuerpo, de que, por poner un ejemplo, son un potente nutriente esencial para la energía y la función cognitiva".

Mendoza también recalca que los alimentos no son comparables a la virtud moral, por lo que no conviene llamar "malcriado" a un niño por su alimentación, ni "buen chico" por comer espinacas.

Nadia Mendoza recomienda animar a los chicos a participar en un deporte para que empiecen a ver su cuerpo como algo más que estética y descubran su fuerza, su agilidad, su energía, su forma, al tiempo que construyen su autoestima, se ponen objetivos y trabajan con otras personas.

Si tu hijo abusa de suplementos, como esteroides, proteínas y cafeína, puede indicar que está sufriendo por la imagen que tiene de su cuerpo, afirma Bush. Muchos chicos toman estos complementos para forzar su cuerpo más allá de sus límites.

Si tu hijo lleva una alimentación desordenada, también puede ser motivo de alerta, ya sea por comer de más, de menos o por llevar una dieta restringida, por ejemplo limitándose sólo a ingerir proteínas.

Mendoza explica que algunos chicos se salen de su rutina para esconder cualquier cambio en el consumo de alimentos, ya que no quieren llamar la atención.

"Presta atención a si ponen excusas para evitar comer con la familia, de si dicen cosas como: 'Ya he comido volviendo para casa', 'no tengo hambre' o 'es que he comido mucho', o de si están muy interesados en hacer dieta", apunta. "Ten en cuenta que una imagen corporal negativa no se manifiesta necesariamente de forma física, sino también mental, por ejemplo, cuando alguien se muestra distanciado o con falta de interés por las actividades diarias, con mal humor o irritabilidad".

La experta añade: "También es común que algunos chicos hagan ejercicio sin parar hasta sufrir lesiones, o incluso que se autolesionen para castigar su cuerpo (con boxeo o artes marciales). Cualquier comportamiento suicida o de autolesión es otra señal clave, por la angustia y la falta de confianza en uno mismo".

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano