Cinco motivos por los que puedes dejar de reciclar

Cinco motivos por los que puedes dejar de reciclar

Llevamos años intentado participar de esa cultura de reciclaje que sí existe en el resto de países europeos pero aún encontramos muchas trabas.

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¿De verdad salvaremos el mundo separando los residuos? ¿De verdad que nuestro afán consumista está acabando con los recursos del planeta? ¿De verdad que la Economía Circular ha llegado para salvar la Tierra?

Congresos internacionales, medios de comunicación, foros de debate... Todos insisten en la necesidad urgente de reducir la contaminación, minimizar la basura que generamos y, en general, ser más respetuosos con el medioambiente.

La implantación de la Economía Circular es uno de los más claros objetivos en la agenda Europa 2020, que pretende generar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Se trata de implantar un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos. Se huye del actual "usar y tirar" y se apuesta por la reutilización, la reparación y el reciclaje para dar a los materiales de una segunda vida.

Pero poner este sistema en marcha supone, además del trabajo de las instituciones, el esfuerzo de los ciudadanos. Y aunque llevamos años intentado participar de esa cultura de reciclaje que sí que parece existir en el resto de los países europeos, aún nos encontramos con muchas trabas y no terminamos de confiar en el proceso.

1. Los ayuntamientos no ponen fáciles las cosas: hay pocos cubos

Es una de las quejas más repetidas: hay pocos pocos contenedores, especialmente en algunos municipios en los que la política de reciclaje no es prioritaria. Y como escasean, pues hay que caminar largas distancias y, con el peso de las bolsa algunas veces se hace imposible llegar.

Pero según datos de Ecoembes en 2016 había en España 572.739 contenedores amarillos y azules, distribuidos por toda la geografía (14.782 más que el año anterior). De esta manera, el 99% de los españoles tiene acceso a la recogida selectiva de estos residuos con una media de un contenedor cada 100 metros.

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Además, si no reciclamos seguirá aumentando el tamaño de vertederos e incineradoras en las afueras de las ciudad, suponiendo una gran amenaza para el medioambiente y la salud. El esfuerzo merece la pena.

2. Porque una persona no lo haga, no pasa nada

Los residuos generados por una persona no suponen nada, comparado con lo que generan las grandes empresas, por ejemplo.

Pero cada vez son más las empresas con responsabilidad social corporativa, es decir, que toman medidas de responsabilidad social, económica y, por supuesto, medioambiental que incluye la gestión de residuos.

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Ejemplo de ello son Mercadona, que ha puesto en marcha políticas de ahorro energético, de reutilización de envases y de aprovechamiento de productos empleados en otras fases de producción; e Ikea, que ha instalado paneles solares en sus tiendas y gestiona el funcionamiento de casi 300 turbinas de viento.

3. Lo que se hace con materiales reciclados es de peor calidad y más feo

¿Cómo va ser lo mismo lo mismo una camiseta hecha con tejido elaborado a partir de envases? No son tejidos naturales, son sintéticos, y aún no merecen toda la confianza en lo que a versatilidad, textura y calidad se refiere.

Pero ya son varias las marcas que han decidido poner freno al problema medioambiental que supone la industria textil en el mundo —la segunda más contaminante—, como Ecoalf y Ecoology,y varios los diseñadores que se han decidido a experimentar con tejidos procedentes de material reciclado, conscientes de que son el futuro de la moda.

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La última en sumarse a la moda sostenible ha sido la diseñadora sevillana Lourdes Montes, que en la pasada edición del Salón Internacional de la Moda Flamenca (SIMOF) presentó el primer vestido de faralaes elaborado con tejido procedente de envases reciclados.

4. El reciclaje nos cuesta dinero a todos

En el plano doméstico, necesitas gastar más dinero en cubos. Y en lo que se refiere a la recogida, los ayuntamientos tiene que hacer desembolso en contenedores y equipamiento para el traslado selectivo.

Pero es que además del ahorro de energía, agua y materias primas, la industria del reciclaje es España es la responsable de la creación de 42.000 puestos de trabajos directos o indirectos.

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Si hablamos de ahorro, el futuro pasa por la imposición de la tasa de basura por generación, que ya está en marcha en algunos municipios de Baleares y Cataluña. Esta permitirá reducir los impuestos de basura a aquellas familias más comprometidas con el reciclaje de envases, vidrio, papel y residuos orgánicos, pagando solo por los deshechos que no pueden ser reutilizados.

5. Todo el mundo lo hace mal y así no adelantamos nada

A todos nos ha pasado: ir a tirar papel y encontrar en el contenedor envases, plásticos... Y en el contenedor del plástico hemos encontrado cajas de cartón o en el de vidrio tapones que no han sido separados.

Pero en la actualidad, el porcentaje de residuos impropios —equivocados— es bajo en comparación con los residuos que sí se depositan correctamente.

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En España, en 2016 —aún no tenemos datos de 2017— se reciclaron 1.351.903 toneladas de envases que traducido en beneficio medioambiental quiere decir: 1.000.000 de toneladas menos de emisiones de CO2; un ahorro de 20 millones de metros cúbicos de agua y la reducción de 7 millones de megavatios de energía.

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