Después de dos abortos, esta fotógrafa homenajea a "los bebés arcoíris"
Pequeños milagros, en fotos.
Después de la tormenta siempre sale el sol. Esa es la bonita imagen que ha dado nombre a los bebés arcoíris (o rainbow babies, en inglés): son los niños que nacen después de uno o varios abortos.
Y esos pequeños milagros son los que la fotógrafa Ann-Marie Finn, del estudio Finn Photography, ha querido homenajear en una serie de fotos muy particular. Por su experiencia personal, sabe bien lo que es ser padre de un bebé arcoíris.
La joven de 33 años, que vive en Sylvania (Ohio, EE UU), se hizo fotógrafa por casualidad, cuando empezó a hacer fotos de forma regular a sus sobrinos. Su técnica fue afinándose, y quien fue vendedora en una tienda de ropa transformó rápidamente esta afición en una verdadera vocación. Por su estudio han ido desfilando numerosas familias que desean inmortalizar sus momentos felices.
Esos clientes son una alegría para ella, pero también le recuerdan momentos difíciles. "Viví un aborto en 2010 y esto sacudió nuestro mundo. Seguí trabajando como fotógrafa, me empleé en cuerpo y alma. A veces me costaba mucho fotografiar a los niños, porque no había otra cosa que quisiera más que tener mi propio bebé", cuenta en la web Love What Matters.
Al poco tiempo se enteró de que sufría síndrome de ovario poliquístico, un desequilibrio hormonal. Aun así, la pareja prosiguió su camino, pero volvió a tener otro aborto después de someterse a varios tratamientos de fertilidad. Luego nació Kate, su primera hija, hace cinco años; y después Amelia, un segundo bebé sorpresa que llenó a los padres de felicidad.
La expresión rainbow babies, que Finn descubrió hace tres años, le hizo sentirse inmediatamente identificada y le produjo ganas de poner en escena a estos bebés milagrosos. "Quería que la foto fuera un recuerdo y una celebración", cuenta Finn al HuffPost, "para reconfortar a todos los padres que han perdido a un bebé".
Su sensibilidad con el tema le permite imaginar en cada sesión una nueva forma de "transformar a estos bebés en arcoíris", lejos de las "puestas en escena tipo Pinterest", que se parecen mucho entre sí. "Cada etapa del bebé debe ser diferente y especial", afirma la fotógrafa. Antes de cada sesión de fotos, los padres le cuentan su historia y así le dan ideas para llevar a cabo en el estudio.
La profesional todavía se acuerda de su primera sesión de fotos arcoíris. "Fue muy especial, porque sabía lo que estos padres sentían y podía transmitirlo en imágenes", recuerda, emocionada.
A día de hoy todavía mantiene el contacto con un buen número de familias, que siguen acudiendo a ella para documentar el progreso de sus retoños.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco