Así viven las víctimas una orden de alejamiento

Así viven las víctimas una orden de alejamiento

Miedo, ansiedad y estrés postraumático son los trastornos más comunes que desarrollan las víctimas de agresiones graves.

PEXELS

Los cinco miembros de 'La Manada' han sido condenados a nueve años de prisión, así como a permanecer otros 15 años alejados a más de 500 metros de la víctima una vez cumplan la pena.

La víctima, que cuando se produjeron los hechos tenía 18 años, ya ha sufrido el calvario de la exposición de su persona durante el juicio. Pero la pena no termina ahí: cuando los cinco agresores cumplan su sentencia la joven deberá convivir con la orden de alejamiento impuesta por el Tribunal, que prohíbe a los condenados acercarse a ella, a su domicilio o a sus lugares de estudio y de trabajo.

¿Cómo asume una víctima de violación, abusos sexuales o violencia de género que los agresores vuelvan a la calle? ¿Qué consecuencias psicológicas tiene? Psicólogos especializados y criminólogos coinciden en citar tres trastornos: miedo, ansiedad y estrés postraumático.

¿Cómo reacciona una víctima ante una orden de alejamiento?

En primer lugar, "resulta muy difícil que te concedan una orden de alejamiento", destaca Ainara Iraizoz, psicóloga en el centro Psylan Psicología, que trabaja con la Oficina de Atención a las Víctimas del Delito de Pamplona. Iraizoz explica que hay dos tipos de órdenes de alejamiento: la de no acercamiento y la de incomunicación, que además prohíbe que el agresor trate de ponerse en contacto con la víctima, ya sea por vía telefónica, electrónica o mediante terceras personas.

Lo que siente es indefensión, temor a salir a la calle.Margarita García Marqués

El miedo es el sentimiento más habitual de la víctima, aunque no por la orden de alejamiento en sí, sino por haber sufrido un "delito importante", tal y como explica Ángeles Esteban, psicóloga forense y criminóloga. La psicóloga Margarita García Marqués, de la Asociación para la Sanación y Prevención de Abusos Sexuales en la Infancia (ASPASI), coincide con ella: "Lo que siente es indefensión, temor a salir a la calle". García distingue entre dos tipos de temores, al igual que sucede con los casos de violencia de género: los miedos reales y los fantasiosos.

Cuando pasa un tiempo y la víctima empieza a conocer la mecánica de la orden, va reduciendo su ansiedad, señala Esteban. Al principio, "suelen experimentar estrés cuando la Policía hace las llamadas protocolarias una vez al mes o las visitas en casa", añade Iraizoz.

¿Cómo se siente la víctima cuando se acerca el fin de esa orden?

"Hay víctimas cuya vida vuelve a la normalidad (recuperan la sensación de seguridad y gozan de bienestar emocional) conforme avanza el tiempo desde que se interpone la orden de alejamiento", afirma Nicolás Toledo.

Cuando la víctima sabe que su agresor puede volver a acercarse, su sensación de seguridad disminuye drásticamente.Nicolás Toledo

Sin embargo, si la víctima ha visto a su agresor o ha notado signos de que la seguía o la observaba, se sentirá peor a medida que se acerca la fecha de vencimiento de la orden de alejamiento. "Sabe o cree que el agresor puede volver a acercarse a ella y esto hace que su sensación de seguridad disminuya drásticamente, que su miedo al delito aumente y que experimente alteraciones psicosomáticas graves (ansiedad, alteraciones del sueño, trastornos de la alimentación, etcétera.)", analiza el criminólogo a través de correo electrónico.

¿Cuáles son los trastornos más comunes derivados?

El trastorno más frecuente es la ansiedad, que puede producirse incluso antes de que haya una sentencia firme, por "la exposición al juicio", detalla Ángeles Esteban. La exposición continua produce esa "victimización secundaria", y a veces la afectada no consigue superarlo.

Ainara Iraizoz afirma que "las víctimas suelen desarrollar pensamientos obsesivos, depresión, ansiedad y estrés postraumático". Además, tienden a estar siempre "hiperalerta". Por ejemplo, "se obsesionan si notan que el felpudo de su casa está movido", ilustra.

Puede quedar traumatizada, sufrir ataques de pánico, agorafobia, trastornos de la alimentación y depresión.

"En los peores casos, la víctima puede quedar traumatizada, sufrir ataques de pánico, agorafobia, trastornos de la alimentación, depresión u otras patologías", añade Nicolás Toledo. No obstante, cada caso es único, recuerda Andrés Quinteros, del centro de psicólogos CEPSIM de Madrid: "Si el trauma se ha procesado correctamente, el malestar se podrá superar".

¿Influyen las circunstancias personales de la víctima?

Para Quinteros, la resiliencia de una víctima —la capacidad de sopreponerse al trauma— será mayor o menor en función de tres factores: la vulnerabilidad, es decir, el estado anterior al trauma y la personalidad que tenga la persona afectada; la magnitud del trauma ("en el caso de 'La Manada', muy grave", dice); y, por último, la reacción del entorno, tanto a nivel familiar, como contextual, como legal. "También afecta si se ha hecho justicia o no, o si el Estado apoya a la víctima", señala.

Además, influye si las víctimas conocen el paradero del agresor y, en el caso de que se encuentre en la misma ciudad, "sienten miedo a las represalias, incluso al encuentro. Si desconocen dónde está, pueden sentir miedo a que reaparezca", apunta Ángeles Esteban.

En general, "depende mucho de la personalidad de cada uno", argumenta Margarita García Marqués. "Pero cuando te han agredido de una forma tan brutal [por el caso de 'La Manada'], lo normal es que la víctima sienta como un peligro el hecho de que sus agresores puedan estar en la calle en poco tiempo".

¿Existe algún tratamiento o terapia para superarlo?

Margarita García Marqués recomienda trabajar con la confianza y la autoestima de la víctima. En un caso como el de 'La Manada', la psicóloga aconsejaría que la joven aprendiera defensa personal. Los tratamientos encaminados a superar el trauma son los más indicados, sostiene Quinteros, que recalca la importancia de que los profesionales que traten a la víctima estén especializados en traumas.

"Hay distintos métodos efectivos, por ejemplo, el de la terapia EMDR, enfocada a superar el trauma, o los tratamientos combinados de otras terapias como la Gestalt, dirigidos a estos casos específicos [de abusos sexuales]", detalla.