"El mundo ha cambiado y no vamos a esperar a tener una ley para morir cuando nos dé la gana"

"El mundo ha cambiado y no vamos a esperar a tener una ley para morir cuando nos dé la gana"

La Asociación Derecho a Morir Dignamente debate en unas jornadas en el Congreso de los Diputados la legalización de la eutanasia.

Getty Images/iStockphoto

"A día de hoy, ayudar a morir a Ramón Sampedro sería aún delito". Así lo afirma la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), que promueve el derecho de toda persona a disponer con libertad de su vida y a elegir libre y legalmente cómo acabarla. Este jueves han organizado unas jornadas llamadas La libertad al final de la vida y la despenalización de la eutanasia, donde se ha debatido sobre la eutanasia en España, explicando la proposición no de ley que ha hecho el Parlament de Cataluña con el apoyo de los partidos (excepto PP y Ciudadanos) y que ha trasladado al Congreso de los Diputados.

Justo el mismo día que DMD debatía sobre la muerte digna en la sala Ernest Lluch del Congreso de los diputados, el PSOE ha registrado una proposición de ley para regular la eutanasia, que pasaría a ser un derecho constitucional. En la asociación han calificado la noticia del PSOE como "una oportunidad", aunque no han querido hacer más comentarios hasta leer lo que proponen.

El doctor Luis Montes, un incansable luchador a favor de la muerte digna que fue director del Hospital Severo Ochoa de Leganés y presidente de la DMD, murió el 19 de abril en un accidente de coche, pero ha estado presente en todo momento en el recuerdo de los socios que han acudido a las jornadas.

84% de los españoles, a favor de regular la eutanasia

El 84% de los españoles está a favor de una regulación de la eutanasia, según la asociación DMD. Por eso, Fernando Marín, el actual presidente y médico paliativista, se pregunta por qué "se sigue tumbando la ley en el Congreso, si la mayoría de la sociedad está de acuerdo". Este médico ha denunciado la actitud de los políticos que, hace un año, rechazaron la propuesta de regulación de la eutanasia con los votos en contra o la abstención del 74 % de los diputados.

Según Marín existe un tabú que impide hablar del suicidio. "Hemos puesto una cortina que contribuye a mantener la idea de la providencia, según la cual nuestras vidas están en manos de Dios, por lo que decidir morir es un pecado y está mal". Ha señalado que de las mil personas que hoy morirán en toda España, sólo entre un 8 y un 12% lo hará de forma súbita, mientras que el resto sí que será consciente de que se está muriendo y muchas de ellas lo harán con dolor. "La libertad del individuo para disponer de su vida no se va a poder reprimir", ha aseverado.

Una cultura de la muerte

Así, ha abogado por una cultura de la muerte que permita "citar previamente a la parca cuando nosotros queramos" y ha reclamado a los políticos que no tengan miedo y que sigan el ejemplo de países como Bélgica y Holanda, donde se han registrado 50.000 muertes por eutanasia y no ha habido entre ellos ningún caso de asesinato u homicidio.

Ante una futura regulación, ha advertido de que "si lo ponemos muy difícil, la ley no servirá y si los mecanismos de control son demasiados" —con comisiones de fallecimiento antes de la eutanasia— se dificultará su aplicación. "El mundo ha cambiado y no vamos a esperar a tener una ley para morir cuando nos de la gana", ha avisado Marín, quien ha detallado que cada día 10 personas se quitan la vida en España: 5 ahorcan, 3 se arrojan al vacío, 1 se dispara y 1 se envenena.

"Esta no es nuestra propuesta", ha aseverado.

En esta jornada ha participado también el presidente del Comité de Bioética de Cataluña, Marc Antoni Broggi, que ha participado en el informe en que se basa la proposición no de ley que el Parlamento de Cataluña.

Broggi ha pedido una reforma del código penal para "excluir con claridad del ámbito penal la ayuda profesional al final de al vida" y evitar confusiones y temores entre profesionales, familias y ciudadanos "que logran que el enfermo quede mal cuidado". El artículo 143.4 del Código Penal castiga al que "causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte del otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar".

Por eso, ha instado a regular el suicidio médicamente asistido o la eutanasia en supuestos como los de enfermedad avanzada, incurable o con sufrimiento, demanda expresa y repetida, que se haga con conocimiento, competencia y libertad, con una segunda opinión médica, transparencia y control adecuado.

También ha reclamado que se respete la voluntad del paciente, como su negativa al tratamiento o a continuar el tratamiento. "Ninguna idea puede servir para imponer a nadie un sufrimiento que no se quiere. Hacerlo es una crueldad, es un maltrato, es una denegación de auxilio y hay que actuar con humanidad", ha subrayado.