Maite Pagazaurtundúa: "ETA quiere desprenderse del peso de los muertos"

Maite Pagazaurtundúa: "ETA quiere desprenderse del peso de los muertos"

Entrevista a la eurodiputada de UPyD y hermana de Joseba Pagazaurtundúa, jefe de la policía local de Andoaín y militante socialista al que ETA asesinó.

EL HUFFPOST

Maite Pagazaurtundúa (Hernani, 1965) acaba de llegar a Bruselas desde San Sebastián, donde ha presentado el manifiesto "ETA quiere poner el contador a cero". "Si les dejamos, reescribirán la historia", asegura la eurodiputada de UPyD y hermana de Joseba Pagazaurtundúa, jefe de la policía local de Andoaín y militante socialista al que ETA mató a tiros en una cafetería mientras desayunaba frente a sus periódicos en una mañana de febrero de 2003.

Hace años la familia instaló un buzón en una calle de Andoáin donde los vecinos pueden mandar cartas a Joseba. También existe una versión virtual. Algunos han aprovechado para confesarse, para disculparse por haber mirado hacia otro lado o incluso apoyado aquel crimen. "Queremos ordenar las cartas para contribuir a la memoria que tanto necesitamos ahora".

Pagazaurtundúa resta importancia a la disolución de ETA. "Es una buena noticia, pero es de hace seis años [cuando el grupo terrorista anunció "el cese definitivo de su actividad armada"]. "Desde entonces, sólo venden humo", asegura la eurodiputada en esta entrevista con El HuffPost en su despacho del Parlamento Europeo.

No les debemos nada porque dejen de matar y lo que venden desde hace seis años es humo. ¿Pueden reescribir la historia? Si les dejamos, sí.

¿ETA quiere poner el contador a cero?

Con truco. Con trampa. Sí.

¿Le preocupa que ETA, que no ha logrado sus objetivos, sí sea capaz de imponer un relato?

Es su gran objetivo. ETA no es solo ETA. No fue una cuadrilla de asesinos que se despertó y se puso a matar... ETA forma parte de una gran operación política que no ha terminado y tiene herederos políticos. La responsabilidad sobre la tragedia que ha vivido la sociedad española, y muy especialmente la vasca y navarra, va mucho más allá de lo que son unos pistoleros. Ellos no son nada desde hace años. Sin pistolas no son nada, eso es lo que decíamos cuando nos echábamos a las calles y la sociedad vasca empezó a sacudirse el miedo. Ahora toca poner en su sitio a los agresores y a las víctimas y terminar con el victimismo con el que siempre han actuado. Cuando ETA habla de la teoría del conflicto trata de repartir las cargas de su responsabilidad. No les debemos nada porque dejen de matar y lo que venden desde hace seis años es humo. ¿Pueden reescribir la historia? Si les dejamos, sí.

¿Por qué cree que no muestran un arrepentimiento sincero? Se disculpan frente a unas víctimas, pero no con otras...

Hay motivos de psicología social: ellos no se quieren sentir como miserables por la persecución de sus vecinos, por una identidad tóxica que se convirtió en asesina; un ataque al sistema democrático y a la ley. Como no quieren reconocer eso, no van a parar de dar la murga de colocarse como víctimas.

En sus años de europarlamentaria, ¿qué nivel de conocimiento ha detectado en el ámbito internacional sobre lo que ha sido el terror de ETA?

Es mejorable. Hoy una checa, un mexicano, una austriaca, una colombiana y un portugués me han contado que habían visto en la televisión que ETA se disolvía. Me han preguntado si estaba contenta. "¿Es una buena noticia?" Sí, pero es una noticia de hace seis años, les he dicho.

Quedan 358 asesinatos sin resolver. ¿Qué puede hacer el Estado, qué debe hacer esta ETA que se disuelve para poner solución a este drama?

Cuando hicimos la primera evaluación sobre este tema en la Fundación de Víctimas del Terrorismo, la fiscalía, con Javier Zaragoza, se puso a trabajar y consiguió resolver algunos de ellos.... Cuando hicimos el informe en 2011 nos salieron 324 casos en los que el autor material no había comparecido ante la justicia. Después, Juanfer Calderin sacó un libro y aumentó la cifra. Algunos casos han sido casi como Salvar al soldado Ryan, se han resuelto con colaboración de instancias internacionales horas antes de que prescribieran. Muchos asesinatos tendrán prescripción judicial, pero ello no significa que no merezcan que se conozca la verdad.

Desde un punto de vista de la responsabilidad histórica, si una organización que ha hecho tantas barbaridades y realmente quiere ganarse un final que no sea calificado de una forma absolutamente crítica tendría que trabajar en esto. Y no en lo que van a hacer: volver a situarse como víctimas e intentar escribir la historia. Son muy transparentes en esto. Hay una cita de Pernando Barrena [político de la izquierda abertzale]: "los que hoy son considerados como terroristas puede que mañana no lo sean. Todo depende de quien gane la batalla política".

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¿No hay convencimiento moral sobre el daño causado sino más bien oportunismo?

Lo de poner el contador a cero es literal. Es querer desprenderse del peso de los muertos, negarse a asumir la responsabilidad de haberlos provocado. Hay una parte que es judicial, de la que deben responder individualmente quienes han cometido crímenes. Luego está la responsabilidad de los políticos, los que mejor han salido de toda esta historia. Los herederos de ETA. Condenaron a futuro. Dijeron, ¿bombas o votos? Quitamos las bombas para que estos puedan tener votos. Hace seis años dejaron de matar para conseguir la legalización de la sigla política, pero podría haber sido más exigente: condenaron a futuro pero no la historia de terror. Tenían una enorme responsabilidad.

¿Con la disolución de ETA queda completamente cerrada la situación en País Vasco y Navarra?

No. Es mejorable. Queda trabajo por realizar. Como no ha habido una vergüenza moral siguen con el narcisismo, el egocentrismo, un video a las dos, otro a las cinco... Están vendiendo humo. Son muy trabajadores. Hay que reconocerlo. Si nosotros nos dormimos, avanzarán porque no hay que olvidar que las tensiones institucionales y territoriales en nuestro país pueden volver de diversas maneras... Hay un trabajo muy importante por delante de lo que significa la ley, la libertad, el Estado de Derecho...

El Lehendakari Urkullu ha dicho en una entrevista en El País que trabaja para el acercamiento de ETA a Euskadi. Y dice literalmente que "Rajoy es sensible a un cambio de política penitenciaria"

Que Urkullu diga esto no es sorprendente. Lleva diciéndolo tres o cuatro años. Pero es que además Urkullu, junto a los distintos gobiernos nacionalistas y el PNV llevan años trabajando en la teoría basada en el conflicto, el sufrimiento y la violencia del Estado y cosas similares... La articulación de un relato histórico cómodo para el nacionalismo en su conjunto no es nuevo. Esto incluye también la vocación de aplicar una política penitenciaria flexible.

Hubo mucha parte de la sociedad que estuvo muy manipulada y muy mal liderada. Y con mucho miedo. La gente, bajo el miedo, actúa de una forma ética muy discutible

Que lo piense Rajoy sí es nuevo...

No sé si es una interpretación subjetiva o es un dato objetivo. El que tiene que responder a esa pregunta es el presidente del gobierno.

¿Es el momento de acercar los presos?

Tienen que seguir los procedimientos que marca la ley y acogerse a los beneficios individuales a los que puedan tener derecho. El problema es que quieran seguir jugando como colectivo...

Durante muchos años una parte importante de la sociedad vasca dio la espalda a las víctimas. Incluso insinuando cierta culpabilidad. Entierros clandestinos; lejos de los pueblos de los difuntos. Asesinados y estigmatizados. ¿Queda algún gesto pendiente por parte de la sociedad que ha tenido una actitud como poco ambigua?

Hubo mucha parte de la sociedad que estuvo muy manipulada y muy mal liderada. Y con mucho miedo. La gente, bajo el miedo, actúa de una forma ética muy discutible. Sí que los líderes del nacionalismo nunca o casi nunca estuvieron a la altura de la persecución de sus vecinos. Y por eso les interesa adornar el pasado y las responsabilidades. Si se empiezan a aclarar bien las responsabilidades del mundo de ETA y de sus herederos y cómplices emergería la pregunta incómoda: ¿y qué hicisteis vosotros que gobernabais? No estabais cuando vuestros vecinos estaban siendo perseguidos. Necesitamos tiempo, la gente necesitaba aliviarse.... Ahora es una oportunidad para cerrar mejor las heridas.

¿Cómo se construye la memoria para sellar las fracturas de la sociedad?

Queda un trabajo histórico muy importante. El hecho de que haya un centro memorial con buenos historiadores es fundamental. Que en la universidad del País Vasco esté gente como Luis Castells y otros es muy necesario. Si no hay un trabajo riguroso de memoria podemos ser vulnerables al intento de manipulación ideológica del nacionalismo vasco. Durante los 80 les resultaba mucho más cercano el pensamiento integrista del nacionalismo radical que el pensamiento plural de quienes éramos sus adversarios políticos. Cuando hacía campañas durante aquella época, gente como Egibar [dirigente del PNV] nos decía: "vosotros no sois buenos vascos, sois anti vascos". Hoy no se atreverían a decirlo. Lo decían entonces cuando nos estaban persiguiendo para matarnos.

Albert Camus hubiera respondido a Egibar: "amo demasiado a mi país como para ser nacionalista"

Mucha gente suele distinguir entre nacionalista y patriota. Se pueden querer muchas cosas de la tierra en la que uno ha nacido, de la historia y la cultura heredada pero convertir eso en exclusión de los demás es recurrente y tóxico a lo largo de la historia. Pobreza, exclusión, la selección adversa de líderes.... Dijo Mitterrand: "nacionalismo es la guerra".

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Dice Stuart Mill que la tolerancia es el barómetro de la salud moral de una sociedad. ¿Cómo está la salud moral de la sociedad vasca estos días?

Hay que ser intolerante con los intolerantes. Lo decía el propio Machado en Juan de Mairena. El pacifismo a ultranza en ese periodo de entreguerras, decía Machado, era una verdadera estupidez porque significaba que los más caraduras, los más violentos, los que no tenían escrúpulos se hacían con el poder. Tolerancia en lo que debemos serlo e intolerancia con lo que no debe ser tolerado... Con el sexismo, con la xenofobia, con todos los pensamientos excluyentes...

Decía lo de la tolerancia porque me ha venido a la cabeza al leer una de las reflexiones de Bitorri, la viuda de una víctima de ETA, que protagoniza Patria, la novela de Fernando Aramburu. "Quien no me quiera ver en mi pueblo, que me pegue cuatro tiros como al Txato porque pienso seguir viniendo tantas veces como me dé la gana. Total lo único que podría perder, la vida, ya me lo rompieron hace muchos años". ¿Cuántas viudas, viudos, huérfanos, familiares de víctimas se siguen sintiendo como Bitorri, como extraterrestres en su propio tierra?

Muchos nos hemos ido. Muchísima gente en comunidades autónomas adyacentes al País Vasco y Navarra. No sé si eso es lo que sentirá Pilar Elías, pero cuando tuvimos que ir a defenderla como concejala fue tremendo lo que pudimos ver en aquel pueblo. Mira la hemeroteca. El asesino de su marido puso una cristalería en los bajos del edificio donde ella vivía. Uno de los del comando era concejal y el alcalde del PNV nos decía que qué hacíamos ahí porque estábamos dando mala fama al pueblo. Parecía el sur de Misisipi durante la lucha por los derechos civiles.

Hace años su familia instaló un buzón de Joseba en Andoáin para que quien quisiera pudiera mandarle cartas. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de lo que ha leído?

Al inicio nos escribían sobre todo amigos y gente que nos quiere, pero después lo que más nos sorprendió fue quienes nos cuentan, ahora arrepentidos, que miraron para otro lado, incluso quienes apoyaron el asesinato de mi hermano. Queremos ordenar las cartas para contribuir a la memoria que tanto necesitamos ahora.