Dermatitis atópica: 11 preguntas (y respuestas) sobre esta enfermedad frecuente

Dermatitis atópica: 11 preguntas (y respuestas) sobre esta enfermedad frecuente

Tres expertas aclaran las dudas más habituales.

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¿Sabías que la dermatitis atópica es la enfermedad crónica más frecuente de la piel? ¿Y que el 50% de los casos se diagnostican en el primer año de vida de los pacientes? Son datos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), que alerta de que esta afección cutánea no sólo conlleva secuelas físicas (inflamación, enrojecimiento, picor), sino también alteraciones en el estado emocional, social y psicológico de quienes la sufren.

En concreto, los expertos hablan de casos de ansiedad, insomnio y bullying, y precisamente este último será el tema central de la Feria de Salud en Alergia que se celebra el próximo 11 de mayo en Málaga. Pese a que la dermatitis atópica afecta a entre el 5 y el 30% de la población pediátrica —según datos de la World Allergy Organization—, esta enfermedad sigue generando muchas dudas. El HuffPost se ha puesto en contacto con tres especialistas para resolver las cuestiones más frecuentes en torno a ella.

¿Cuáles son los síntomas?

La dermatitis atópica "es un proceso inflamatorio que se caracteriza por intenso picor o prurito y sequedad de la piel que se presenta como eccema y cursa en brotes", explica María Teresa Guerra, coordinadora del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica y Alergia Cutánea de la SEICAP.

"Se le llama atópica porque tiene una base o una predisposición alérgica (atopia significa alergia), y suele darse en niños con antecedentes familiares", añade Mercedes Escarrer, presidenta de SEICAP.

¿Cuándo suele aparecer?

"El 50% de los casos se diagnostican en el primer año de vida", apunta la doctora Guerra. Aunque puede ocurrir, "es raro que se manifieste en adultos si nunca había aparecido antes", señala Escarrer.

El diagnóstico es relativamente sencillo, afirma Isabel Betlloch, dermatóloga en el Hospital Universitario de Alicante y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) dentro del grupo de Dermatología Pediátrica. "No existe ninguna prueba de dermatitis, así que el diagnóstico es clínico y se efectúa cuando el paciente presenta inflamación, mucho picor, piel seca y antecedentes familiares", explica.

Como la mayoría de los casos se manifiestan en la infancia, "los propios pediatras suelen tratarla si es una dermatits leve. Sólo en grados más elevados se deriva a especialistas, como alergólogos o dermatólogos", señala Guerra.

¿Los síntomas son distintos dependiendo de la edad?

En función de la edad del niño, las lesiones aparecen en zonas diferentes, confirma María Teresa Guerra: "Si son lactantes suelen estar más presentes en la cara, mejillas y en las partes externas de las extremidades. Los niños más mayores las tendrán en los pliegues de codos, rodillas, cuello, pies y manos, mientras que los adolescentes en todas ellas".

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En los adultos se manifiestan de forma más extensa ("en tronco, cara..."), pero las tres expertas afirman que los síntomas suelen mejorar con el tiempo y muchas personas que de pequeñas presentan dermatitis dejan de tener brotes a medida que pasan los años.

¿Hay más población afectada últimamente?

Tanto Isabel Betlloch como Mercedes Escarrer observan que en las últimas décadas han aumentado los casos: "En la SEICAP manejamos la cifra de que el 10% de los niños en España tienen dermatitis atópica". María Teresa Guerra sugiere que posiblemente no es que haya más dermatitis, sino más diagnósticos.

En cualquier caso, las tres apuntan a "la teoría higienista" como una de las posibles causas de este incremento. Según esta teoría, si se llevan a cabo hábitos de higiene excesivos y se sobreprotege la piel de los niños, al final esta se queda "más desprotegida y sensible". "Cuando el organismo carece de parásitos y bacterias de los que defenderse, percibe como extrañas otras sustancias que no debería", ilustra Escarrer. De ahí que la piel pueda reaccionarmal tanto a agente externos (contaminación, sudor, humo) como internos (estrés), aclara Betlloch, que señala que la dermatitis "es más frecuente en los ámbitos urbanos y la contaminación también puede influir en ello".

¿Varían también los síntomas según las estaciones?

"El verano es una buena estación" para quienes sufren dermatitis atópica, señala María Teresa Guerra. "El sol es beneficioso, así que solemos recomendar baños de sol en el mar, siempre y cuando se enjuague luego bien la piel para eliminar la sal", apunta. Además, "la gente va menos abrigada, la ropa suele ser de algodón" y eso es bueno para la piel. Por el contrario, "en primavera los síntomas tienden a agravarse por el polen", añade la doctora.

¿Cuáles son los factores que más influyen?

Según Mercedes Escarrer, "cualquier desencadenante irritativo puede favorecer los brotes". Y entre esos detonantes están el frío, el cloro, los detergentes, el sudor, la ropa de lana, el humo del tabaco, la contaminación, el pelo de los animales... A eso hay que sumar el estrés, "porque altera el sistema inmunológico". "El componente psicológico es muy importante", recalca la especialista.

¿Cómo se trata la dermatitis?

Teniendo en cuenta que la piel atópica es delicada —señala Isabel Betlloch—, conviene darle "unos cuidados habituales básicos", que consisten en hidratarla correctamente y evitar estímulos irritantes como polvo, colonias o tejidos sintéticos. "Los emolientes para piel atópica son fundamentales (no los de supermercado). Además, estar bien hidratados es estar bien protegidos del frío, del polvo y de los ácaros", apunta Escarrer.

María Teresa Guerra coincide con ambas. Para ella, el tratamiento es "como una escalera" cuya base es "mantener la barrera de la piel intacta". Entre las medidas preventivas, Guerra cita el uso de jabones no agresivos, sin detergentes; la aplicación de emolientes e hidratantes; no abrigar en exceso para evitar al máximo la sudoración y mantener la humedad del aire en el dormitorio.

No obstante, en caso de brote, hay que aplicar un tratamiento más específico. "Ahí no valen las cremas hidratantes; se necesita algo que ayude a desinflamar la piel y que, la mayoría de las veces, serán corticoides", aclara Betlloch.

Pero, ¿se puede huir de los corticoides? ¿O no son tan malos?

Mercedes Escarrer explica que hay tres tipos de dermatitis —leve, moderada y alta— y que los corticoides, que son el antiinflamatorio más potente, "pueden usarse en las tres para que el brote no se cronifique". "No hay que tener pánico a los corticoides", resalta María Teresa Guerra. "Más que nada, porque se suministran por vía tópica, no oral, y porque se utilizan durante pocos días".

Isabel Betlloch coincide con ellas: "Ahora hay una corticofobia, pero no hay por qué temerlos". Aunque conviene no aplicarlos durante más de siete días consecutivos en zonas delicadas para que la piel no se atrofie y se haga más fina, no pasa nada por usar corticoides durante los brotes. "Además, no se echan por toda la piel", recalca Betlloch.

Las tres sostienen que ponerse crema hidratante cuando hay un brote puede ser contraproducente. "La piel enferma no se hidrata, se trata", resume Guerra. "Si la barrera de la piel está dañada y hay picor, no se puede hidratar directamente", añade Escarrer. Y si aparte del eccema hay prurito (mucho picor), también se pueden dar antihistamínicos.

Aparte de la hidratación, ¿qué se puede hacer para mitigar los síntomas?

Escarrer aconseja "mantener las uñas cortas y acostumbrarse a rascarse con las palmas para que las heridas no se infecten". "Por la noche el picor suele ser más acusado porque se produce un círculo vicioso: te pica, te rascas y no eres consciente, así que sigues rascándote hasta que se infecta la piel", cuenta. Según la experta, a veces es conveniente dormir con guantes para evitar que la inflamación empeore.

La experta recomienda que en el baño la temperatura del agua no supere los 25º C, que las duchas sean cortas y los jabones, suaves ("con glicerina, por ejemplo", sugiere Escarrer). En el caso de los bebés, "los padres tienen que secarlos de forma suave y aplicar un emoliente cuando la piel esté un poco húmeda", señala.

¿Puede derivar la dermatitis atópica en otras afecciones alérgicas?

"No es que dé lugar a otras alergias", responde Isabel Betlloch. "El problema es que la piel atópica es una piel enferma, no tiene la función de aislamiento, por lo que es fácil que experimente eccemas y reacciones cutáneas por contacto alérgico".

"La dermatitis no es una alergia, pero sí puede ser el inicio de una marcha alérgica", aclara María Teresa Guerra. Por ejemplo, algunos niños que de pequeños tienen dermatitis atópica pueden desarrollar luego rinitis, asma o alergias alimentarias. Los antecedentes familiares y los factores ambientales pueden ser influyentes, pero si estas afecciones "no se han desarrollado cuando eres pequeño, es muy raro que aparezcan de adulto", recalca Betlloch.

¿Hasta qué punto afecta la dermatitis en la vida de alguien?

Insomnio, ansiedad y bullying son los daños colaterales que cita la doctora Guerra como consecuencia de la dermatitis, especialmente en niños. "Las lesiones de la piel se producen en zonas visibles, y a veces los niños son rechazados, juzgados y estigmatizados en el colegio. Algunos de sus compañeros piensan que es contagioso", cuenta. "Además, hay estudios que demuestran que son más apegados a sus padres, más temerosos".

Escarrer y Betlloch también son tajantes al afirmar que "la dermatitis afecta a la calidad de vida". "Si es leve, se sobrelleva. Si no, cuesta controlarla. A los niños les hace estar inquietos y duermen mal por la noche", explica Betlloch, que asegura que tampoco es sencillo para los adultos: "Si la dermatitis ha persistido a lo largo de los años quiere decir que no han superado las fases de mejora, por lo que es más complicada de manejar".