Siete consejos para hacer un buen 'cunnilingus'

Siete consejos para hacer un buen 'cunnilingus'

Tener un orgasmo está genial, pero si pueden ser dos, mucho mejor.

Alexandra Dudkina / EyeEm via Getty Images

El cunnilingus (hacerle sexo oral a una mujer) es un acto sexual con un enorme potencial para provocar un placer intenso. Siempre que cuentes con la información adecuada, claro.

La edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con educadores y terapeutas sexuales para conocer sus consejos y conseguir así que la experiencia sea lo más satisfactoria posible para todos los implicados.

Recuerda: son consejos generales. Como con cualquier otra experiencia sexual, lo mejor es comunicarte con la otra persona para saber qué es lo que le gusta y lo que no.

1. Sé paciente

Si tienes paciencia, tienes mucho terreno ganado a la hora de provocarle un orgasmo a la otra persona mediante el sexo oral. Trata de ir poco a poco (puedes empezar, por ejemplo, con un masaje corporal o con besos), y luego céntrate en el clítoris, que es la parte que, para muchas mujeres, más debe estimularse para llegar al orgasmo.

"Manténte en el clítoris y encuentra un movimiento que le guste. Puedes preguntarle o atender a las reacciones de su cuerpo. Prueba a hacer movimientos circulares, a mover la lengua de arriba abajo y de izquierda a derecha. Una vez que descubras qué es lo que funciona, sigue haciéndolo hasta que llegue al orgasmo", recomienda la educadora sexual y escritora Gigi Engle.

2. Usa las manos

La lengua es una herramienta estupenda, pero la clave para realizar un cunnilingus fantástico está al alcance de tus manos, literalmente: puedes complementar la labor de la lengua con las manos para acariciar el clítoris, jugar con los labios o introducir los dedos por la vagina. Incluso puedes añadir juguetes sexuales a la ecuación si os apetece.

"Hay demasiada gente que oye 'sexo oral' y piensa que solo debe usar la boca. Sin embargo, la boca se cansa muy rápido. Usar las manos puede duplicar o incluso triplicar la cantidad de sensaciones que eres capaz de crear, y así le das un descanso a la boca si lo necesita", comenta la terapeuta sexual Vanessa Marin.

3. Pregúntale qué quiere que le hagas

Tratar de leer la mente está sobrevalorado. El mejor modo de saber qué es lo que quiere la otra persona es muy simple: preguntarle. Demasiada cháchara entre las sábanas puede parecer cortarrollos, pero la otra persona sabrá apreciar tu empeño en darle placer. Prometido.

"Tener en cuenta su placer y estar dispuesto a hacer lo que necesita para llegar al orgasmo hará que se mentalice mejor para disfrutar. Independientemente de lo que le guste, házselo", insta Gigi Engles.

La educadora sexual Ericka Hart recomienda mantener la comunicación con la otra persona antes, durante y después para aseguraros de que estáis en la misma onda. "Quizás tu pareja te dice que no hables, pero así al menos ya sabrás que eso no le gusta", señala.

4. Atento al clítoris... pero no te olvides de los labios

El clítoris merece que le prestes atención, sin duda, pero no subestimes el potencial de las demás partes de su anatomía, como los labios genitales. De hecho, los labios (los pliegues internos y externos de la vulva) a menudo no reciben suficiente atención, pero no debería ser así, ya que están llenos de terminaciones nerviosas.

"No te olvides de los labios, ya que también pueden ser una parte muy sensible al tacto. Pregunta también cómo quiere (o cómo no quiere) que estimules su abertura vaginal", recomienda Hart.

5. Cógelo con ganas

Si te parece que bajar al pilón es una faena, seguro que tu pareja lo nota y no disfruta igual de la experiencia. Tener el estado mental adecuado (con calma y confianza, y sin demasiada fatiga) es fundamental para alcanzar el placer.

"A veces las personas, especialmente las mujeres, se sienten algo cohibidas al recibir sexo oral", asegura Vanessa Marin, creadora de Finishing School, un curso en línea para ayudar a las mujeres a llegar al orgasmo. "Si le cuentas a tu pareja que te encanta hacerlo y que no lo haces como si fuera una obligación, ella se sentirá más a gusto y aumentará su nivel de placer".

Marin también recomienda decirle a tu pareja lo que te gusta su cuerpo o lo mucho que te excita comérselo.

6. No tienes por qué terminar con el primer orgasmo

Tener un orgasmo está genial, pero si pueden ser dos, mucho mejor. El clítoris se pone muy sensible tras el clímax, así que no busques el segundo orgasmo nada más terminar el primero. Mientras tanto, centra tu atención en otras zonas menos sensibles.

"Estimula las zonas de alrededor del clítoris durante unos minutos en vez de retomar el contacto directo justo después. Puedes lamer sus labios y el resto de su vulva y explorar otras zonas erógenas con las manos, como los pezones", aconseja Gigi Engle.

Una vez que le has dado al clítoris un tiempo para recuperarse, ya puedes prepararte para el segundo asalto. Si tu pareja sexual está viviendo el momento de verdad, prueba a sujetarle las manos para ayudar a inmovilizarle el cuerpo de forma que sienta plenamente todas las sensaciones, pero si no se siente cómoda con este tipo de restricción consensuada, respeta sus deseos.

"Dejarse llevar por el placer puede ser un desafío para algunas personas. Al fin y al cabo, no nos han enseñado a darle prioridad. Para conseguir que la pareja sexual se abra y se quede quieta puede hacer falta alguna sujeción manual. El propio hecho de sujetarla puede resultar muy excitante", asegura Engle.

7. Prueba a tararear en contacto con la vulva

No es nada descabellado. Patricia Johnson, coautora deDesigner Relationships: A Guide to Happy Monogamy, Positive Polyamory, and Optimistic Open Relationships, sostiene que un simple tarareo mientras tienes la boca en contacto con los genitales de la otra persona puede crear una sensación estremecedora y placentera.

Básicamente, "el tarareo provoca una vibración que reverbera en los genitales de la otra persona. Te conviertes en un vibrador humano", explica Johnson. "Quizá requiere un poco de práctica, pero puede llegar a ser muy, muy excitante".

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.