Casado se hace con el PP: al fondo a la derecha

Casado se hace con el PP: al fondo a la derecha

El día en el que el aznarismo retornó a Génova: "El PP ha vuelto".

Pablo CasadoPABLO CASADO

"El PP ha vuelto". Pablo Casado ha cogido hoy el partido con esta máxima. Y con él vuelven también las esencias aznaristas, el discurso sobre valores y familia, el dominio del PP madrileño, el relato duro sobre la unidad de España, 'las banderas en los balcones', los oráculos neoliberales...

Un PP en estado de shock tras la moción de censura contra Mariano Rajoy y la celebración de unas inéditas primarias, se ha agarrado como un clavo ardiendo este sábado a un joven líder de 37 años, criado bajo el ala dura de José María Aznar y Esperanza Aguirre en Faes y en las Nuevas Generaciones de Madrid y que llama a "refundar" el partido.

El 'viejoven' Casado ha vencido a la tecnocracia de Soraya Sáenz de Santamaría y ha roto el legado marianista en apenas quince días. A él nadie lo esperaba, no estaba en el guión, todos miraban a Alberto Núñez Feijóo. Su paso hacia adelante parecía más una patada hacia arriba para intentar que se olvidara el caso de su máster. Hoy presume de haber logrado el voto del 57% de los compromisarios (a Casado le gusta más hablar de superdelegados como en las primarias de EEUU).

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De menos a más: euforia de los 'casadianos'

Pero se enfundó en esa bandera sin complejos, sin miedo y a recorrer toda España. Con un poco de aire 'sanchista', se enfrentó al establishment (al que conoce también como nadie). Y se olvidó de la máxima de que gobierne el más votado: hoy en la segunda vuelta ha tumbado a su rival Santamaría tras un 'pacto de perdedores' como dice la jerga popular.

Llegaban muy empatados a esta fase, la incertidumbre y los nervios dominan el partido desde hace unas semanas. Pero, entonces, se forzó el frente común 'antisorayo': Casado con el apoyo de los aspirantes eliminados María Dolores de Cospedal, José Manuel García-Margallo, Elio Cabanes y José Ramón García-Hernández. Y la jugada les ha salido bien. Todo de menos a más y con una arriesgada campaña.

Subidón, subidón casadiano. Su equipo está eufórico. Esos círculos de poder que cogen ahora el partido: el grupo de El Luarqués (Teodoro García Egea, Belén Hoyo, Guillermo Mariscal), los vicesecretarios Andrea Levy y Javier Maroto, los viejos amigos de Nuevas Generaciones (con Ángel Carromero y David Erguido) y los nuevos amigos heredados de Cospedal (Dolors Montserrat, Juan Ignacio Zoido, Rafael Catalá, José Manuel Soria).

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A por los votos de Ciudadanos y Vox

Casado lo tiene claro: hay que reconquistar a los tres millones de votos que se perdieron. Directamente a por los que han optado por Ciudadanos y Vox. El nuevo líder del PP tiene muchos símiles con Albert Rivera en su estilo y, además, conecta generacionalmente con la nueva ola de líderes en España (Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias).

Además, engancha con el nuevo estilo de la política, a golpe de tuit, con sesiones para Instagram y habituado a recorrerse los platós de televisión (cuando nadie quería ir, como suele repetir).

Llamadas a la refundación, pero Casado sabe perfectamente que tiene que rejuvenecer al electorado y a la vez conectar con el electorado que vota ahora principalmente al PP -los mayores-. Y ahí sabe jugar bien como yerno perfecto. Una encuesta realizada por YouGov para El HuffPost evidenciaba que el ganador es el preferido por los mayores de 55 años por encima de Santamaría.

Y quiere ganarles a Cs por su derecha. Casado se ha quitado algunas máscaras estos días y, por ejemplo, no ha dudado en decir que tenía que haberse aplicado en Cataluña un 155 más duro y antes en Cataluña, que incluyese la intervención de TV3.

El abanico que no da aire

Ese giro también se evidenciaba en el congreso, donde Casado salía tras su victoria rodeado por Adolfo Suárez Illana, el padre de Mari Luz Cortés, Juan José Cortés, y el economista ultraliberal Daniel Lacalle. Y esos pequeños lapsus que se le han escapado: cuando ha llamado a "reconquistar" Cataluña y hacer realidad la soñada Tabarnia.

No ha podido ganarle a esa españolidad la exvicepresienta Sáenz de Santamaría, a pesar de postularse como la candidata del abanico con los colores de la bandera nacional. Pero su tecnocracia y su promesa de ser mejor candidata a las elecciones generales no ha seducido a la élite de los compromisarios (una mayoría de hombres de entre 40 y 49 años con una profesión liberal). No ha logrado ganar con ese "soy Soraya del PP" y "moriré siendo del PP".

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¿Será posible la integración?

Casado coge un partido dividido, roto en dos, que ha vivido una dura guerra sucia durante dos semanas (a pesar de en público Casado ha dicho que ha sido todo limpio). Toca la anhelada integración. La intención del nuevo líder es incorporar a la dirección a parte del equipo de Santamaría.

El nuevo presidente del PP, en una conversación informal con periodistas, ha comentado que cree que será al final "fácil" conseguir esa unidad, que han estado trabajando juntos hasta hace unos días. Pero, por el momento, esas llamadas tendrán que esperar a la semana siguiente: las próximas horas las dedicará en ir a ver a sus hijos en Alicante.

A partir de la semana siguiente convocará a la nueva dirección del PP, en la que estarán seguro, según la lista aprobada hoy por el congreso, dirigentes como Alejandro Fernández, Concha de Santa Ana, Antonio González Terol, Andrea Levy, Javier Maroto, Esperanza Oña y Alfonso Rueda, entre otros.

Casado vive un día que nunca olvidará. Solo en su teléfono se acumulaban a media tarde 1.400 whatsapps y 10.000 mensajes de texto sin leer. La primera llamada ha sido con el rey Felipe VI, a quien le ha garantizado el compromiso de su partido con la monarquía y la Constitución.

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"Viva el rey, viva España"

Y es que el PP le ha pedido hoy eso: más bandera, más himno. "Viva el rey", ha gritado el nuevo líder al tomar la palabra tras la victoria. Y también le han respondido con gritos de "viva España". No han faltado las consignas de "unidad, unidad, unidad", como pasó en el último congreso de Podemos en Vistalegre. Si es que al final los partidos se parecen más de lo que creen.

Hoy se veía más contenta, por cierto, a María Dolores de Cospedal, que se ha quitado el mal sabor de boca de la primera ronda venciendo finalmente a Santamaría. Ayer hasta rompió a llorar en su despedida cuando sonó el himno de España.

Rajoy miraba desde la primera fila cómo su principal pupila perdía la batalla y ganaba Casado, new version de Aznar. Pero, recuerden, al final es una gran familia el PP con los mismos objetivos: ayer Casado y Rajoy hablaron por teléfono y el expresidente le dijo al joven candidato que siempre tenía en él a un "buen amigo". Además, entre bromas se emplazaron a verse en Santa Pola -allí está destinado su antecesor y Casado tiene una fuerte conexión porque su mujer es alicantina-.

Aplausos, llantos, emociones, abrazos. Y el nuevo líder del PP abandonaba horas más tarde, pasadas las cuatro de la tarde, ya sin corte el Hotel Marriott Auditorium. Solo lo acompañaban su esposa, Isabel Torres Orts, y su buen amigo David Erguido, asesor en el ayuntamiento de Madrid.

Y Casado ha querido tener otro gesto antes de irse: saludar uno a uno a los periodistas que quedaban tecleando. El PP completa el círculo de la política española de regeneración y nuevas caras.

Todos a pensar ya en las elecciones de 2020. Y todos quieren tu like en Instagram y tu papeleta luego en la urna.

PD: Hoy nadie le ha recordado que la Justicia su máster.