Cómo ha cambiado España una década después de la crisis en cinco gráficos

Cómo ha cambiado España una década después de la crisis en cinco gráficos

Los españoles no perciben la mejora económica en sus bolsillos.

Un manifestante del movimiento 15-M sujeta una pancarta que diceJavier Barbancho / Reuters

Hace casi diez años, el 15 de septiembre de 2008, el banco estadounidense Lehman Brothersse declaró en bancarrota. Su caída desató un seísmo en la economía global que ha durado casi una década.

Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho desde entonces. La economía española acumula ya tres años consecutivos de crecimiento por encima del 3% y el año pasado el producto interior bruto recuperó el nivel máximo alcanzado antes de la crisis, según el Banco de España.

Esta recuperación de la economía española recibe elogios a nivel internacional, puesto que ningún analista confiaba en que se produjera tan rápido. El anterior Gobierno de Mariano Rajoy presumía cada vez que salía un nuevo dato, bien fuera el paro o la revisión de la nota de una agencia de calificación.

Recuperación, sí pero... ¿quién la está notando? Porque, según el Pulso Mensual de marzo elaborado por Metroscopia, los españoles no perciben esta mejora económica en sus bolsillos. El 71% de ellos califican la situación económica como mala y más de la mitad creen que no está mejorando.

Conscientes de esta percepción de la población española, el actual Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha mostrado más prudente con sus declaraciones en público sobre la marcha de la economía. "Necesitamos un crecimiento robusto, sostenible y justo (...) Tenemos que encontrar la forma de que el crecimiento llegue a todos los ciudadanos", aseguró Nadia Calviño, en una entrevista a El País, tras ser nombrada ministra de Economía.

En El HuffPost analizamos en cinco gráficos cómo ha cambiado la economía a los españoles en esta década:

El final de la construcción

La economía española ha vivido una transformación desde 2008 hasta ahora. Esto se puede notar en los sectores productivos. "Se ha producido un cambio estructural importante. Tiene mucho menos peso la construcción y la inversión en vivienda que cuando se llegó al final de la última etapa expansiva. La industria ha ganado un poco de peso y las exportaciones han aumentado, convirtiéndose en uno de los cambios más significativos", señala María Jesús Fernández, economista senior de Funcas.

"Se ha producido un cambio importante en la estructura de la economía. Ahora estamos creciendo sin generar desequilibrios, con un superávit de la balanza de pagos. Antes teníamos un déficit brutal, el mayor de los países desarrollados. También estamos creciendo sin generar endeudamiento privado, aumentando el endeudamiento público en 700.000 millones, eso sí", apunta Fernández.

"Uno de los desequilibrios de España antes de la crisis era un déficit comercial enorme, que llegó casi al 10% del PIB en 2007. El ajuste de la balanza de pagos es notable. No tengo claro que quepa atribuirla únicamente a la estrategia de devaluación interna del Gobierno de Rajoy, sino también al abaratamiento de las importaciones gracias al precio del petróleo y a un boom del sector turístico por la crisis en el norte de África", coincide la economista Lídia Brun.

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Queda la mitad del camino por recorrer en empleo

A pesar de que el producto interior bruto ya se ha recuperado del impacto de la crisis y se sitúa en máximos históricos, el crecimiento no se ha traducido directamente en empleo. La situación laboral todavía está lejos de encontrarse como estaba antes de la crisis. A decir verdad, queda la mitad del camino por recorrer.

"La recuperación de la actividad económica sin una recuperación fuerte del empleo es una característica de las últimas fases expansivas de las economías occidentales en las últimas dos décadas", explica Brun. Esta experta considera que se debe más a "dinámicas estructurales que a movimientos asociados al último ciclo económico".

Si en el primer trimestre de 2008 había 20,62 millones de ocupados, la cifra actualmente se sitúa en 18,87 millones de ocupados, diez años después, según los datos de la encuesta de población activa (EPA) del INE. Durante la crisis económica se perdieron 3,8 millones de empleos hasta el año 2014. Desde entonces, se han recuperado 1,9 millones. Es decir, solo se han recuperado el 51% de los puestos de trabajo perdidos.

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Qué lejos queda una tasa de paro del 9,6%

El número de desempleados tampoco es para tirar cohetes. En el primer trimestre de 2008, había 2,19 millones de personas desempleadas y una tasa de paro del 9,6%. Diez años más tarde, hay un millón y medio más de parados, hasta alcanzar los 3,79 millones y la tasa de paro asciende al 16,74%.

"La gran recesión tiene lugar en medio de una pérdida de peso de la industria y viene determinada por una burbuja inmobiliaria y de crédito. En los últimos años se han destruido muchos puestos de trabajo en la construcción (más de un millón de empleos) y en la industria (cerca de 700.000 empleos), que no tiene pinta que vayan a recuperarse. España se ha terciarizado. Aunque el sector servicios ya emplea más o menos a la mismas personas que en 2005, no lo ha compensado", señala Brun.

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La temporalidad tiene nombre de mujer

Popularmente se ha dicho que crisis tiene nombre de mujer. Sin embargo, el desempleo afectó en mayor medida a los hombres. "El 21% de los hombres perdieron su empleo frente al 9,7% de las mujeres. La destrucción de empleo se concentró especialmente en el sector de la construcción, muy masculinizado", señala Fernández.

Con la llegada de la recuperación, ambos géneros recuperan empleo a niveles parecidos. "El crecimiento del empleo durante la recuperación ha sido más equilibrado: un 10% entre los hombres y un 9,4% entre las mujeres", asegura Fernández.

A pesar de que la recuperación del empleo haya sido similar, el tipo de contrato difiere mucho. La precariedad y la temporalidad se ha focalizado en las mujeres. "El 12% de los empleos femeninos creados desde 2014 son a tiempo parcial frente al 2,3% de los empleos masculinos. El 80% de los empleos a tiempo parcial creados en la recuperación han sido para mujeres", apunta Fernández.

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Ahora somos mucho más infieles (a nuestra compañía de móvil)

Las dificultades económicas también han modificado el consumo de muchos españoles. Una de las consecuencias más curiosas de la crisis es que los españoles han dejado de ser fieles a su compañía telefónica. La situación económica empujó a que muchos usuarios abandonaran sus operadores tradicionales en busca de una mejor oferta sin dejar su número. Si 3,89 millones de clientes cambiaron de compañía en 2008, esta cifra ha crecido hasta alcanzar los 6,51 millones el pasado año.

Las compañías iniciaron una guerra de tarifas con el objetivo de robar clientes a la competencia. Una de las estrategias más comunes fue (y sigue siendo) la de incrementar la cantidad de datos que ofrecen. A partir de 2012, los paquetes conjuntos que ofrecían internet, teléfono fijo y móvil se popularizaron. Esto aceleró otro cambio en la sociedad que cada vez llama menos por teléfono, envía menos mensajes de texto y consume más datos de internet.

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