La excepción franquista: por qué lo impensable en Alemania e Italia todavía es posible en España

La excepción franquista: por qué lo impensable en Alemania e Italia todavía es posible en España

Alemania e Italia tienen prohibida por ley la exaltación o apología del nazismo y el fascismo y la castigan con cárcel. En España, sin embargo...

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El pasado martes, Sálvame se convirtió en lo que a muchos les pareció un panfleto "franquista". Varios de los colaboradores del programa, uno de los más vistos de la televisión en España, dijeron en antena ante millones de espectadores que Franco no fue tan malo, que con él "todos tenían trabajo" y que "gracias a él tenemos sanidad pública". Unos días antes de este episodio, varios centenares de nostálgicos se habían dado cita en el Valle de los Caídos para gritar consignas fascistas mientras enarbolaban símbolos de la dictadura. ¿Habrá detenciones, denuncias, juicios? Nada de eso.

Esta exaltación del régimen que atenazó a España durante cuatro décadas no es delito. No se persigue, aunque pueda homologarse a cantar las virtudes de Adolf Hitler o a elogiar las políticas de Benito Mussolini. En Alemania y en Italia, sin embargo, es impensable que alguien salga a la calle con una esvástica para propagar mensajes nazis o con el fasces romano y una camisa negra para blanquear el fascismo.

Alemania, leyes contra la nostalgia nazi

El Bundestag alemán votó en los años 90 un paquete de medidas penales para combatir la violencia xenófoba, el auge de los partidos de ultraderecha y a los nostálgicos del Tercer Reich.

Los diputados de Bonn introdujeron en el código penal alemán penas de hasta tres años de cárcel para quienes "aprueben, nieguen o minimicen, en público o en una reunión, los actos perpetrados durante la dictadura nazi".

La legislación alemana no permite las consignas nazis ni la exhibición de sus símbolos y, mucho menos, afirmaciones favorables a Hitler y el nazismo en televisión. La apología del genocidio y su negación también están castigadas por ley. El artículo 86 del Código Penal alemán es absolutamente claro en este sentido:

"Quien distribuya en el interior medios de propaganda [de organizaciones anticonstitucionales o asociaciones que se dirijan "contra los principios del entendimiento de los pueblos"] o los produzca para su divulgación en el país o en el exterior; los tenga disponibles, los introduzca o los exporte, o los haga accesibles públicamente en archivos de datos electrónicos (...) será castigado con pena privativa de la libertad hasta por tres años o con multa".

La introducción de estas medidas se enmarca en unos de los coletazos de la desnazificación, el proceso emprendido por Alemania tras la Segunda Guerra Mundial para borrar de sus instituciones y sociedad todo vestigio del nazismo. Debía resultar en la "depuración" de la sociedad, la cultura, la prensa, la justicia y la política alemanas y vino acompañado por un importante esfuerzo en lo que a memoria histórica se refiere.

Esta es una cuestión de primera importancia para los alemanes, que no permiten ni un solo momento de relajación en el cumplimiento de la ley: son numerosos los casos de turistas que han acabado en manos de los tribunales por hacer el saludo nazi en la calle en una noche de borrachera o por gritar consignas hitlerianas en público.

Italia, prisión para los fascistas

Tampoco en Italia tienen los fascistas vía libre. Dos leyes, una de 1952 y otra de 1993 recogían castigos para el fascismo y su apología, pero apenas se aplicaban porque los jueces limitaban su articulado a casos en los que fuese evidente la intención de resucitar el Partido Fascista.

De esa manera, el saludo fascista de grupos de tifosi en los campos de fútbol o la peregrinación anual de nostálgicos a Predappio, el pueblo donde está enterrado Mussolini, quedaban sin castigo. Hasta la inclusión del artículo 293 bis en el Código Penal, que endureció en 2017 las penas para los transgresores de las normas y recoge ahora castigos de hasta cuatro años de prisión para los delitos de "apología del fascismo" y "reconstrucción del partido fascista".

Ese título de la legislación italiana también castiga "la propaganda referida al régimen fascista y nazifascista" y "la simbología y gestualidad del partido fascista y del partido nacionalsocialista alemán y sus relativas ideologías", con hasta dos años de cárcel.

Estas penas están recogidas bajo el título de Delitos contra la personalidad interna del Estado, lo que revela que las instituciones hacen suyo el afán de combatir el fascismo y su resurrección. Esto explica que el saludo fascista pueda ser castigado sin necesidad de que haya violencia, pues constituye en sí mismo un acto que el Estado debe perseguir.

Liga Norte, Movimiento 5 Estrellas y Forza Italia fueron los partidos que se opusieron, en 2017, al endurecimiento de estas leyes.

La excepción española

El Código Penal español recoge los delitos de incitación al odio, discriminación o violencia y justificación del genocidio, pero no hace mención a la apología del franquismo y el fascismo. La Ley de Memoria Histórica de 2007, que recoge la retirada de todos los "escudos, insignias, placas y otros objetos" de exaltación franquista de los edificios y espacios públicos, tampoco hace referencia alguna a la apología del franquismo o la dictadura.

En octubre de 2013, el Partido Popular en solitario tumbó una iniciativa de CiU, PSOE, IU, UPyD y UPN que instaba al Gobierno a la "tipificación de conductas que impliquen apología del franquismo, el fascismo, el totalitarismo o el nazismo". En octubre de 2017, En Comú Podem registró en el Congreso otra iniciativa para pedir que la exaltación y la apología del franquismo sean tipificados como delitos, pero siguen sin entrar en el Código Penal.

¿Será Dolores Delgado quién logre introducirlos? La ministra de Justicia del gobierno de Pedro Sánchez ha explicado recientemente que entre las prioridades de su departamento está llevar el delito de "apología del franquismo" a la legislación y estudiar cómo cerrar fundaciones y organizaciones como la Fundación Francisco Franco, cuya actividad se dedica íntegramente a la loa del dictador.