Cudillero, Ronda, Altea y otros diez pueblos que nunca deberías visitar

Cudillero, Ronda, Altea y otros diez pueblos que nunca deberías visitar

Porque una vez que los hayas descubierto, solo querrás volver.

Este es nuestro consejo: una vez que leas este listado, olvídalo.

Estos pueblos que vamos a mostrar a continuación aparecen en todos los rankings de los más bonitos de España. Descubrirlos es amarlos y ya se sabe que hay amores imposibles. Si no tienes el privilegio de habitar en uno de ellos, vivirás siempre con la obsesión de querer volver.

Desde las casitas de pescadores pintadas de colores pastel de Cudillero, hasta las buganvillas que adornan los muros de las casonas de Peratallada, pasando por el aroma a Cantábrico de Pasajes de San Juan, las mágicas tiendas de Cadaqués o la impresionante fotografía del Puente Nuevo en Ronda.

Todos son fascinantes... Aunque somos conscientes de que no están todos lo que son.

Cudillero (Asturias)

  5c8a84352500000a06813babGetty Images/EyeEm

Las casas de este pequeño pueblo pesquero se levantan sobre empinadas pendientes, con vistas al mar y a la plaza en la que se concentra la vida, formando un maravilloso y colorido anfiteatro. Sí, porque cada casa está pintada de un color, el mismo que tenían las barcas de las familias que en ellas vivían.

Albarracín (Teruel)

  5c8a84362000009d036f3e82Getty Images

Una muralla, una torre, los restos de un castillo, una catedral y un caserío medieval encaramado en las rocas han convertido a este pueblo en uno de los más bonitos de España. A los pies de las murallas, un laberinto de calles empedradas flanquedas por construcciones de un característico color rojo nos adentra en un escenario de otros tiempos.

Vejer de la Frontera (Cádiz)

  5c8a8437360000ba1a6b90cfGTRESONLINE

El caserío que forma Vejer de la Frontera se desparrama por la ladera de la montaña, formando un amasijo desordenado de construcciones encaladas coronado por un sensacional castillo. Calles estrechas, placitas aquí y allá, macetas de flores adornando cada esquina, tiendecitas llenas de encanto y restaurantes que ofrecen lo mejor de la gastronomía gaditana hacen de este un pueblo muy especial.

Cadaqués (Girona)

3

Además del encanto de sus casitas blancas de puertas azules, sus calles estrechas, las flores que adornan cada rincón... este pueblito de la costa de Girona embauca por su ambiente bohemio y artístico. Por sus calles pasearon su amor Gala y Dalí, y en sus playas y calas encontraron luz e inspiración Lorca y Picasso, Matisse y Buñuel, Rosa Regàs y Esther Tusquets.

Peratallada (Girona)

4

Para muchos, es el pueblo medieval más bonito de Cataluña. Hay quienes lo comparan con La Toscana, en parte porque sus estrechas calles, sus construcciones de piedra, y las enredaderas y buganvillas que adornan los muros de las casas son capaces de trasladarnos a la región italiana con solo un corto paseo.

Combarro (Pontevedra)

  5c8a8439230000040123318cPIXABAY

Este pequeño pueblo marinero es una de las joyas mejor conservadas de las Rías Baixas. Su impoluto casco histórico está plagado de hórreos, una construcción típica de la zona, que junto con la marea baja aportan a Combarro una belleza especial. Sus calles empedradas y en cuesta son el lugar perfecto para disfrutar de la gastronomía de la zona en un enclave único.

Urueña (Valladolid)

6

Grandes lienzos de muralla muy bien conservados protegen esta villa Medieval que hace unos años se convirtió en la Villa del Libro. Por eso, ahora, sus valiosas casonas ejercen de fundaciones, librerías y museos alrededor del mundo del libro y han convertido a esta localidad de la meseta en un referente turístico y cultural.

Ronda (Málaga)

  5c8a843c2300005400e6a8e7Getty Images

Su situación, sobre un desfiladero excavado por el río Guadalevín, convierte a esta población en un paraje de espectacular belleza. El Puente Nuevo sobre la garganta, con más de cien metros de altura, se ha convertido en un símbolo de Ronda, que comparte protagonismo con la plaza de toros y la alameda.

Brihuega (Guadalajara)

8

Esta localidad alcarreña atesora un importante catálogos patrimonial: una muralla de origen musulmán, los restos de un castillo, las iglesias románicas de Santa María de la Peña, San Miguel o San Felipe, edificios del siglo XVIII como la Real Fábrica de Paños o el Ayuntamiento... También llaman la atención del visitante las numerosas fuentes que se extienden aquí y alla, así como las historias que sus vecinos aún recuerdan de cuando el lugar fue uno de los escenarios de la Batalla de Guadalajara durante la Guerra Civil.

Pasajes de San Juan (Guipúzcoa)

9

Pasai Donibane es el núcleo más bonito de un conjunto más amplio formado por Pasajes de San Juan, San Pedro, Antxo y Trinxerpe. Aunque en un principio pueda engañar porque pensemos que se trata de una población industrial, pronto descubriremos que se trata de un precioso pueblo pesquero en el que los mejores aromas del Cantábrico lo impregnan todo.

Trujillo (Cáceres)

  5c8a843f2400005405a32b8fGetty Images

Tiene una de las plazas mayores más bonitas de España: de hechura renacentista, rectangular y rodeada de soportales y presidida por la escultura del conquistador Pizarro. Pero detrás de los bares, tiendas y restaurantes que delimitan este espacio, se esconden preciosos edificios que piden un paseo: el castillo, los palacios con sus adornados balcones y los blasones de sus esquinas, sus iglesias medievales...

Altea (Alicante)

11

Este pueblo de la costa alicantina parece precipitarse despacio hacia el mar, vigilado por las cúpulas azules de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Consuelo. Las casas de su casco histórico, cuidadas y bien conservadas, respiran esencia mediterránea, con sus fachadas blancas y las flores poniendo una nota de color. Merece la pena el esfuerzo de llegar a lo más alto porque las vistas son maravillosas.

Patones de Arriba (Madrid)

  5c8a8441360000c81a6b90d7Getty Images/iStockphoto

El municipio está integrado por dos pequeños núcleos: Patones de Arriba y Patones de Abajo. El primero es una auténtica joya arquitectónica de la sierra Norte de Madrid. Sus casas de pizarra se amontonan en la ladera de la montaña delimitando estrechas calles que conservan todo el sabor del mundo rural.