Así es Jair Bolsonaro, el líder ultraderechista que puede presidir Brasil

Así es Jair Bolsonaro, el líder ultraderechista que puede presidir Brasil

Fascista, machista, misógino, homófobo y racista. Lo tiene todo.

Jair Bolsonaro, en un acto en la ciudad brasileña de Taguatinga el pasado 5 de septiembre.Adriano Machado / Reuters

La amenaza ultra se va extendiendo por todo el mundo como una pegajosa mancha de aceite. Brasil, principal potencia de Latinoamérica, ha votado en la primera vuelta por el ultraderechista ha sumado un 46,70% de los votos, según datos oficiales, por lo que disputará una segunda vuelta frente al progresista Fernando Haddad, que acumula un 28,37%.

Muchos brasileños han huido como de la peste de la papeleta de Jair Bolsonaro. Por misógino, racista y fascista. "Es incluso peor que Trump", advierte Stela, una brasileña residente en Escocia. Sin haber llegado al poder, el candidato del partido Social Liberal ha batido un récord: generar la mayor movilización de mujeres en la historia de Brasil.

Bolsonaro, cuyo lema de campaña es "Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos", compite con Fernando Haddad, el reemplazo de Lula en el Partido de los Trabajadores (PT). Al no haber alcanzado ninguno el 50% de los votos, se necesita una segunda votación, prevista para el 28 de octubre.

  Bolsonaro y Haddad.Adriano Machado / Reuters

Con 63 años este excapitán del Ejército brasileño ha conseguido pescar en río revuelto en un país en que 7 de cada 10 electores dice desconfiar de los políticos en general y considera corrupta a toda la clase política.

Un salvador para el país

Aunque ha ganado la primera vuelta, Bolsonaro tiene la tasa más alta de rechazo de todos los candidatos, lo que podría jugar en su contra en una segunda vuelta. Sus partidarios —muchos de ellos evangélicos— le ven como un salvador y argumentan que limpiará el país de corrupción. Lo que parecen obviar es el currículum despectivo que lleva Bolsonaro a la espalda. Ha calificado a las mujeres de "ignorantes", "demasiado feas para ser violadas" e "indignas" de tener un salario igual al de los hombres. Este desprecio lo lleva también en el ADN: tras tener cuatro hijos varones, el nacimiento de su niña representó para él un "momento de debilidad".

Para no saltarse el Manual del Perfecto Ultraderechista, además de ser misógino, Bolsonaro es racista y homófobo, hasta el punto de reconocer en una entrevista en 2011 con Playboy Brasil que no podría ser capaz de amar a un hijo gay. "Preferiría que hubiera muerto", sostuvo. También cree que las familias sin figura paterna son "una fábrica de elementos desintegrados". Quiere detener los esfuerzos legislativos por legalizar el aborto, las drogas, las apuestas y la investigación de células madre. Y aboga por bloquear cualquier intento para penalizar la discriminación basada en orientación sexual o identidad de género.

Sobre todo, quieren que las escuelas públicas retiren la educación sobre derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT). Uno de sus momentos más polémicos fue cuando, en 1993, defendió el cierre del Congreso para aplicar un régimen de excepción. Estos valores tan nostálgicos de la dictadura los ha transmitido a sus hijos: uno de ellos defendió la semana pasada que las mujeres de derechas son "más guapas e higiénicas" que las de izquierdas.

  5c8a82b925000058068139bbAdriano Machado / Reuters

Ya no es sólo una amenaza, Bolsonaro es un peligro real que sigue la estela de otros líderes políticos como Donald Trump en Estados Unidos. Sus posibilidades de ganar la presidencia de Brasil son elevadas y se dispararon después de ser apuñalado en el abdómen el pasado seis de septiembre. Ingresó "muy grave" con riesgo de muerte y sigue recuperándose en el hospital. Este incidente y su estrategia de denunciar la corrupción y prometer acabar con ella hace que tenga posibilidades de ganar. Además, ha declarado que sólo reconocerá el resultado si vence en las urnas.

Miles de mujeres gritan #EleNao

El rechazo de una gran parte de las mujeres brasileñas hacia Bolsonaro ha ido creciendo a medida que se acerca la jornada electoral. Las mujeres constituyen un 52% de la población brasileña, pero un 17% habría apoyado a Bolsonaro, según las últimas encuestas.

Las que se oponen a su llegada al poder lanzaron la campaña #EleNao (Él no) y el pasado sábado tomaron las calles de las grandes ciudades para expresar su oposición hacia el candidato. No sólo en Brasil: personas de todo el mundo salieron a las embajadas para mostrar su rechazo a la ultraderecha brasileña. Al día siguiente, miles de partidarios del candidato ultraderechista tomaron las calles de Brasil en una acción reactiva.

Todo comenzó con un grupo en Facebook bautizado 'Mujeres unidas contra Bolsonaro', contra "el machismo, la misoginia y los prejuicios" que en pocas semanas reunió más de tres millones de integrantes.

Los evangélicos: su apuesta segura

Aunque sea un católico declarado, Bolsonaro goza también del respaldo de los cristianos evangélicos de Brasil, que representan uno de cada cuatro votantes. Su extremismo con las guerras culturales o su estridente retórica contra los homosexuales les ha cautivado. Consideran la elección de Bolsonaro como crucial para poner fin al reconocimiento por parte de los tribunales brasileños de las uniones civiles entre personas del mismo sexo y frenar cualquier política encaminada a respaldas el matrimonio homosexual.

  5c8a82b92300007f01232f95Luisa Gonzalez / Reuters

"La izquierda ha ido demasiado lejos", ha dicho el obispo Robson Rodovalho, fundador de la Iglesia Sara Nossa Terra, en Brasilia, que tiene 1,6 millones de seguidores. "Adoctrinar a escolares sobre el sexo le dio asco a mis padres. Hoy estamos viendo una fuerte reacción", comentó.

Los jefes de la campaña de Bolsonaro han reconocido que los votos de los evangélicos serán decisivos para asegurar la victoria. El candidato, que se ha casado tres veces, acompaña a su esposa evangélica a la iglesia los domingos y se ha reunido con varios líderes religiosos para conocer sus ideas sobre el país.

"Sería un miembro perfecto del Ku Klux Klan"

Stela no podrá participar en las marchas de este sábado porque está en Europa, pero apoya desde la distancia a sus amigas y familiares: "Sigo con angustia y tristeza todo lo que está pasando en Brasil, ahora la cosa está peor que nunca". Es tal su rechazo al candidato ultraderechista que se niega a mencionarlo: "Es racista, sería un miembro perfecto del Ku Klux Klan, desprecia a las personas negras y dice que ha educado a sus hijos para que no tengan relaciones con negros". "El clima en Brasil es de crispación y mal rollo", asegura.

  5c8a82b92400006f054bf011MAURO PIMENTEL via Getty Images

Mientras el aspirante del partido Social Liberal se encuentra recuperándose aún del ataque en el hospital, millones de mujeres gritan #EleNao en redes sociales, hasta el punto de que famosos como Dua Lipa, Madonna o el grupo Imagine Dragons han mostrado su rechazo hacia el candidato.

Recuerda que durante el 'impeachment' que se realizó a Roussef, Bolsonaro dedicó su voto a un general que torturó a la expresidenta cuando fue encarcelada durante la dictadura militar. "Fue muy doloroso escucharlo, dijo que le dedicaba su voto al terror de Dilma Rousseff", cuenta.

  5c8a82b925000058068139beAFP/Getty Images

Las mujeres que sí quieren a Bolsonaro

Entre las defensoras de Bolsonaro figura, paradójicamente, Sara Winter, exintegrante de la rama brasileña de la organización feminista Femen que ahora reniega del feminismo y aspira a convertirse en diputada con un discurso a favor de la familia, la seguridad y contra el aborto. "No hay mujeres contra Bolsonaro. Hay mujeres de izquierda contra Bolsonaro", ha dicho Winter.

"Las mujeres brasileñas deben votar a Bolsonaro porque es el único político sin denuncias de corrupción, el único que inspira miedo al violador, que tiene proyectos para que el ambiente en el que vive la mujer, el trabajo o la calle, sea un sitio más seguro para las mujeres", ha afirmado. El candidato propone aumentar la pena a los violadores, instaurar la castración química y permitir el porte de armas a los 'ciudadanos de bien'.

El voto femenino puede ser decisivo en la segunda vuelta. En parte, en su mano está que la mancha de aceite de la ultraderecha deje de extenderse.

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