Aznar compara los sucesos en Cataluña con el "golpe de Estado del 34"

Aznar compara los sucesos en Cataluña con el "golpe de Estado del 34"

Y ha puesto en valor la Transición, que cree que permitió competir por las ideas en vez de "lamentarse y lloriquear desde un supuesto exilio".

Jose Cabezas / Reuters

José María Aznar se ha pronunciado sobre lo ocurrido el 1 de octubre en Cataluña con mucha contundencia, y eso que cuando lo ha hecho aún no se había producido intento de asalto al Parlament.

El expresidente del Gobierno ha comparado la actuación de los independentistas con el "golpe de Estado" de octubre de 1934, y ha advertido de que "nadie" está por encima de la ley, ante los sucesos por el aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre.

"Sin respeto a la ley no hay libertades, ni democracia ni orden ni convivencia posible. Nadie puede estar por encima de la ley", ha proclamado Aznar, en alusión a los cortes de calles, vías de tren e incluso quitado la bandera de España de la Generalitat en Girona por la fuerza.

Así se ha pronunciado durante la presentación de la biografía Miguel Maura. La derecha republicana, noveno volumen de la colección Biografías Políticas de la editorial Gota a Gota de FAES.

Aznar ha abierto su discurso asegurando que "conviene recordar hoy" el "golpe de Estado" de octubre de 1934 que llevaron a cabo "partidos de izquierda con apoyo nacionalista", especialmente de la Generalitat de Cataluña, que se "sublevó contra el Gobierno de la República".

A su entender, si uno se acerca a aquel año verá la "extraordinaria similitud de las situaciones". El expresidente, que ha puesto en valor el "éxito" de la Transición, ha insistido en que no se puede volver a lo que pasó en aquellos años 30 y después, en los que reinó el "sectarismo", "la revancha" y la "exclusión".

"Hay que repetirlo para que quede claro. En estos tiempos de incertidumbre y en estos tiempos de secesión, la tarea del 78 fue un verdadero éxito", ha declarado, para añadir que con la Transición se canceló la "política de exclusión", permitiendo competir por las ideas en vez de "lamentarse y lloriquear desde un supuesto exilio".