Gabilondo: "La absurda desmesura policial del 1-O se debió al sentimiento de humillación y de ridículo"

Gabilondo: "La absurda desmesura policial del 1-O se debió al sentimiento de humillación y de ridículo"

"1 de octubre, el gran fracaso".

CADENA SER

"Siempre he creído que parte de la absurda desmesura policial de aquel día se debió al sentimiento de humillación y de ridículo". El periodista Iñaki Gabilondo ha desvelado —en su comentario 1 de octubre, el gran fracaso, en la Cadena Ser— el verdadero motivo por el que, a su juicio, se produjeron las "desmesuradas" cargas policiales durante la jornada del 1-O de la que este lunes se cumple el primer aniversario.

"El referéndum ilegal había quedado desactivado por completo, o eso al menos llevaba una semana pregonando con gran trompetería Rajoy, Soraya y Zoido", ha recordado Gabilondo, antes de rememorar que "sin embargo, a la hora de la verdad dos millones de catalanes se encontraron con más de 4.500 mesas perfectamente surtidas de urnas y de papeletas".

Aquellas cargas, que dejaron imágenes que Gabilondo califica de "lamentables", han permitido al independentismo "construir una campaña publicitaria internacional que aún continúa".

"La operación Copérnico, montada para evitar el referéndum, había costado 87 millones de euros. No dimitió nadie", ha sentenciado Gabilondo.

En la mañana del 1 de octubre era evidente para todos, independentistas incluidos, que el referéndum convocado por el soberanismo, sin censo, sin junta electoral ni apoderados y prohibido por el Tribunal Constitucional no podía tener la menor validez.

Por si faltara algo, la Comisión de Verificación de Venecia lo había dejado muy claro unos días antes. De todas formas daba lo mismo porque el referéndum ilegal había quedado desactivado por completo, o eso al menos llevaba una semana pregonando con gran trompetería Rajoy, Soraya y Zoido.

Se había desarbolado todo: papeletas, urnas y colegios. Sin embargo, a la hora de la verdad dos millones de catalanes se encontraron con más de 4.500 mesas perfectamente surtidas de urnas y de papeletas.

Siempre he creído que parte de la absurda desmesura policial de aquel día se debió al sentimiento de humillación y de ridículo.

Con las lamentables fotos de la jornada, Carles Puigdemont decidió por su cuenta dar por legalizado el referéndum ilegal y se consideró legitimado para continuar su enloquecido camino hacia la proclamación unilateral de la independencia, y con ellas construyó la campaña publicitaria internacional que aún continúa.

La operación Copérnico, montada para evitar el referéndum, había costado 87 millones de euros. No dimitió nadie.

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