La honestidad radical "asusta a la gente", pero merece la pena

La honestidad radical "asusta a la gente", pero merece la pena

"A los niños se les da bien querer. A los adultos les moldean para que mientan bien a través de una esmerada educación y una opresión crítica".

Sophie Filippova via Getty Images

Hace un año, Allie Stark sintió un flechazo por un hombre y eso le generó problemas.

Stark estaba hecha polvo, porque ella ya tenía una relación monógama. No era el flechazo lo que le preocupaba tanto, ya que para ella —que es coach— es natural sentir atracción por los demás, incluso si estás en la relación más feliz y saludable. Además, estaba segura de que el flechazo pasaría. (Y así fue).

Lo que le preocupaba era la culpa que sentía por no decírselo a su novio.

"Sentía un remordimiento constante al darme cuenta de que eso no iba con mi propia integridad", explica a la edición estadounidense del HuffPost. "Mi cuerpo me decía que, para poder avanzar juntos, debía ser sincera sobre mis sentimientos pasajeros hacia alguien que no es mi pareja".

Sus amigos le aconsejaron que se lo guardara para sí misma, pero al final se lo contó a su novio, y después escribió sobre ello en la web Mind Body Green el año pasado.

"Mi novio me miró a la cara empapada de lágrimas", escribe. "Cuando habló, las palabras que salieron de él fueron de comprensión... Para él todo tenía sentido. Lo entendía."

Los dos estuvieron hablando sobre los límites, el compromiso y la atracción, y la conversación les acercó aún más.

"En medio de las palabras un tanto tabúes y poco convencionales que se dijeron, surgió una intimidad profunda", cuenta.

La decisión de Stark de contar todo fue inspirada, en parte, por la honestidad radical, una filosofía y un libro escrito por Brad Blanton, un psicoterapeuta al que le gusta describirse a sí mismo como "basura blanca con un doctorado".

En esencia, la idea de Blanton es muy simple: cuando eres radicalmente sincero con alguien, le cuentas lo que sientes, lo que has hecho o planeas hacer y lo que realmente piensas. Ser radicalmente honesto significa decir la verdad todoeltiempo y perder ese filtro interno que te dice que guardes ciertas cosas, generalmente espinosas y emocionalmente complicadas, para ti mismo.

El 85% de las relaciones son mucho más fingidas que auténticas, la mitad o más de los matrimonios rompen, y más de la mitad de los que siguen, apestan.

La idea es que cuando lo haces, te abres a una intimidad y a una relación verdaderamente auténticas.

Sin embargo, una vez que empiezas, no puedes volver a las antiguas (y deshonestas) formas, comenta Blanton a la edición estadounidense del HuffPost.

"Es importante entender que el título del libro es Honestidad Radical, no Honestidad liberal, Honestidad esporádica, Honestidad positiva o cualquier otra mierda", explica.

La ideología es especialmente relevante para las relaciones, que Blanton cree que están llenas de deshonestidad: "El 85% de las relaciones son mucho más fingidas que auténticas, la mitad o más de los matrimonios rompen, y más de la mitad de los que siguen, apestan".

  El autor Bill Blanton, en el centro, en un taller de sinceridad radical.Courtesy of Bill Blanton

Lo que las parejas necesitan es ser más como los niños en temas de comunicación y amor, ilustra Blanton.

"A los niños se les da bien querer", indica. "Los adultos no son tan buenos y les moldean para que sean buenos mentirosos a través de una esmerada educación y una opresión crítica".

Reprimir lo que realmente quieres de tu pareja mata silenciosamente la relación, afirma Taber Shadburne, consejero y entrenador de honestidad radical. (Shadburne también ha desarrollado una filosofía de una rama un poco menos extremista llamada relación revolucionaria).

"La gente dice que la pasión está destinada a salir de una relación romántica, pero no estoy nada de acuerdo", argumenta. "La pérdida de la pasión, por tu relación o tu vida, es un síntoma de caer en un trance inconsciente junto a tu pareja, con el piloto automático".

A los niños se les da bien querer. Los adultos no son tan buenos y les moldean para que sean buenos mentirosos a través de una esmerada educación y una opresión crítica.Brad Blanton

Ser verdaderamente sincero con tu pareja sobre quién eres y lo que quieres es un antídoto contra esa complacencia, apunta Shadburne.

"La honestidad radical es una forma de reintroducir repetidamente el misterio y la emoción, lo vanguardista y lo desconocido, el aprendizaje y el crecimiento, el amor y la intimidad en tu relación".

La honestidad radical también es para los solteros. Imagínate cuántas personas descartarías si les dijeras de inmediato que no quieres tener hijos o que dentro de cinco años quieres mudarte del país y sentar cabeza.

Si tienes pareja, tómate la honestidad con calma. Dile que quieres ser más sincero de aquí en adelante; no hagas como que se te ha escapado que odias irte de vacaciones con su familia.

Sin embargo, si ya tienes pareja, tómate la honestidad con calma. Dile a tu pareja que quieres ser más sincero de aquí en adelante; no solo hagas como que se te ha escapado que odias irte de vacaciones con tu familia política.

Y, por último, reconoce que no todas las relaciones pueden resistir toda la verdad y nada más que la verdad.

"La idea de esto a menudo asusta a la gente, por el miedo al dolor que puede estar involucrado o una ruptura. Y, sí, ambos son posibles", señala Shadburne. "Pero estar dispuesto a sentir el dolor juntos es el precio de la declaración de amor real e intimidad".

Y, a veces, la honestidad radical te enseña que tú y tu pareja estáis mejor separados, como lo hizo con Allie Stark.

"Estuvimos juntos tres años y vivimos juntos otros dos", cuenta. "Las razones por las que pusimos fin a nuestra relación no tenían absolutamente nada que ver con los sentimientos pasajeros que tenía respecto a ese otro hombre, y, en verdad, creo que la honestidad radical es lo que nos ayudó a ambos a seguir nuestros propios corazones y avanzar en la dirección que era mejor para los dos", concluye.

Este artículofue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Lucía Manchón Mora