Radiografía del feminismo en 2018: qué ha cambiado, en qué falla y qué retos tiene

Radiografía del feminismo en 2018: qué ha cambiado, en qué falla y qué retos tiene

La politóloga Silvia Clavería analiza el feminismo de 2018.

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2018 ha sido el año del feminismo. Un año en el que se han visto movilizaciones masivas de mujeres contra misóginos como Bolsonaro y Trump. El movimiento #Metoo abrió la caja de Pandora y se puso el foco en la violencia sexual. En España, miles de mujeres han tomado las calles y han ocupado más espacios públicos como la televisión para gritar alto y claro que "basta ya". Jóvenes concursantes de programas de televisión se replantean el poder del lenguaje con palabras como "mariconez" y la conciencia feminista cada vez se extiende más por la población. De hecho, el 58% de las mujeres y un 46% de los hombres se declaran feministas.

¿Cómo es este feminismo que ha surgido durante los últimos años? ¿De dónde viene un movimiento feminista tan grande en España? ¿Podría estancarse como ha pasado con otras reivindicaciones como el 15M? Es cierto que hay muchos debates dentro del movimiento y tiene nuevas características comparado con las oleadas reivindicativas de años anteriores.

La politóloga e investigadora experta en género de Politikon, Silvia Clavería, hace una radiografía de este feminismo en su nuevo libro, El feminismo lo cambia todo(Paidós), en el que habla del patriarcado, del amor romántico, del resurgimiento del movimiento feminista los últimos años y de los actuales debates y retos que tiene por delante.

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¿Una nueva ola feminista?

El movimiento feminista ha funcionado en diferentes etapas que se han ido dando en distintos momentos de la historia pero, ¿se tratan los últimos acontecimientos de una nueva ola feminista? Las teóricas tienen diferentes opiniones sobre esto. "Es la pregunta del millón", dice Clavería, "aún no ha habido coordinación para decir qué es lo característico de esta ola". Su compañera politóloga y directora de opinión del diario El País, Máriam Martínez Bascuñán opina que es diferente porque el movimiento feminista mira directamente al poder.

"Otras autoras dicen que la característica es la visibilización de otras identidades dentro del conjunto de mujer o destruir la heteronormatividad dentro del movimiento, teniendo en cuenta y dando relevancia al colectivo LGTB", opina Clavería. Lo que tiene claro es que algo se mueve: "Se han unido muchas mujeres, ha sido muy transversal, se han unido nuevas generaciones...". Por eso no se atreve a decir si hay una nueva ola o no: "Está pasando algo pero aún no sabemos lo que nos une".

¿Y de dónde ha salido?

Clavería ha sintetizado las causas de este nuevo movimiento feminista en tres. La primera, la crisis económica, que cayó sobre los hombros de las mujeres cuando se recortaba en políticas públicas como la Ley de Dependencia y el presupuesto para la violencia de género, lo que dejaba a las víctimas más vulnerables. Eso se añade a la reforma laboral, que hizo más difícil la conciliación.

La segunda causa tiene que ver con el 15M, "que fue esencial para que los jóvenes se involucraran". Allí había una Comisión de Feminismos que defendía que el espacio público también era de las mujeres y ponía de manifiesto la discriminación incluso dentro del mismo movimiento. "Se interesaron por la perspectiva de género", cuenta.

Después llegó el intento de la reforma del aborto que quería hacer el entonces ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón y el llamado 'Tren de la Libertad', cuando miles de mujeres de toda España salieron masivamente contra la medida en Madrid. "Fue un pistoletazo. Las movilizaciones pararon la reforma y eso es un chute de optimismo que te hace querer participar más", cuenta la experta.

También han tenido que ver las redes sociales. "Difunden mucho y hacen que haya contagio. Los manifiestos y las lecturas viajan más rápido y sirven para romper la fractura entre ciudad y mundo rural", asegura. Destaca también la entrada de jóvenes con perspectiva de género en los medios de comunicación: "Ponen sobre la mesa temas que tradicionalmente los medios olvidaban". Todo esto, para ella, ha sido caldo de cultivo para que el movimiento "sea muy bestia en España", dice Clavería.

La pregunta que muchos se hacen es si puede haber un "estancamiento" del movimiento feminista, como ha pasado en otras ocasiones con otros movimientos sociales. "Al final los progresos nunca se hacen de forma lineal y sostenida, sino por olas. Y yo espero que esta ola dure un poco más", dice la experta, "pero en algún momento habrá otro tema más interesante por el que movilizarse".

Un feminismo del 99%

Otra de las cosas que persiguen los colectivos feministas es la inclusión, dejando atrás el feminismo hegemónico de mujeres blancas que ha sido criticado por las minorías por ser un feminismo de un 1% y no pensar en lo que pueden sufrir colectivos como el LGTB o las mujeres racializadas o de clases más bajas. Si eres mujer, negra y pobre, por ejemplo, sufres una triple discriminación.

"Es un reto", afirma la politóloga, "el movimiento ha conseguido coger músculo y dentro empezará a haber luchas, pero el reto está en mantener otras reivindicaciones como luchar contra la violencia de género, el racismo o la heternormatividad".

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Sobre esto se ha debatido en muchas ocasiones, ya que parece no quedar claro si el sujeto político del feminismo son las mujeres o va más allá y debe abarcar otras luchas. "El feminismo debe ser antirracista y antitránsfobo", dice Clavería, "es un movimiento amplio que debe luchar contra todas las opresiones que hay". "Posiblemente debería ser anticapitalista, pero debemos tener en cuenta que hay que encontrar alternativas, ya que fuera del capitalismo, por ejemplo en el comunismo, también hay opresión".

Los nuevos fascismos: ¿acción-reacción?

A pesar de los avances de las mujeres, parece que también hay un resurgimiento de machismo con la llegada al poder de ultraderechistas como Donald Trump, Salvini o Bolsonaro, pero Clavería cree que no es nuevo: "No es que nuestra sociedad sea más machista, es que ahora las formas de opresión son más sofisticadas y las relaciones más complicadas". Cree que cuando estos movimientos fascistas se ven amenazados, "se hacen más agresivos con las mujeres".

A su vez, "vemos que el movimiento de las mujeres está luchando contra esto y contra estos fascismos". Recuerda que "las mujeres votan menos a extrema derecha por diferentes cuestiones: son más adversas al riesgo y por los programas que tienen contra los preceptos feministas".

Nuevas generaciones, ¿nuevos retos?

Clavería está al día de los debates que están teniendo lugar en diferentes espacios públicos. Uno de ellos es el del lenguaje, y se ha puesto de manifiesto con una de las últimas polémicas en televisión: cuando una de las concursantes de Operación Triunfo se negó a cantar la palabra "mariconez" de una canción de Mecano por considerarla homófoba. "Es súper positivo que haya este tipo de debates", opina Clavería. "Nosotros tenemos normalizado un lenguaje patriarcal", explica, "mi generación se socializó en un feminismo más igualitarista y ahora las nuevas generaciones se realizan en un feminismo más queer, que bebe de autoras como Judith Butler".

Cree que "el lenguaje crea realidades" y que es importante "tratar de combatir la desigualdad de género también a partir del lenguaje".

¿Y en política?

Además de todo esto, hemos visto cómo España se ha convertido en el país con más mujeres en el Gobierno, desde que Pedro Sánchez ganó la moción de censura al gobierno del Partido Popular. Pero ¿que haya más mujeres en política significa que se cumplirán las expectativas feministas? Clavería opina que es positivo la presencia de mujeres en el Ejecutivo: "Al final la política es el poder de realizar políticas públicas que afectan a la ciudadanía. Al haber más mujeres que viven ciertas opresiones, realizan más políticas públicas para la mujer.

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Pero también opina que "es importante que la presencia de mujeres no se quede en algo estético y que no se quede en salir en las noticias por tener mujeres". Cree que hay que mirar también "debajo de las estructuras". "Lo que pasaba con el gobierno de Zapatero es que había un 50% de mujeres en el Gobierno pero sólo un 12% en las secretarías de Estado", explica.

En cuanto a medidas, Clavería cree que no se han hecho demasiadas. "Pero no sé hasta qué punto es excepcional porque al final viene de una moción de censura y con los presupuestos del Gobierno anterior. Pero es verdad que sí podrían haber movido más algunos debates".

Prostitución y vientres de alquiler: los debates interminables

Los debates que han estado presentes en la sociedad últimamente son los de regular o no la prostitución y el de los vientres de alquiler. Pero quizá los políticos no los han llevado a cabo: "No se ha permitido un debate más allá. Cuando se plantea, se cierran o se acusa a la otra persona de no ser feminista". Clavería opina que "no ha habido espacio para debatir de verdad, ya que es un debate difícil que entraña posiciones fuertes".

Cree que el dilema es "tener la concepción de que vendes una parte de tu cuerpo o tener la concepción de que vendes un servicio". Si se regula la prostitución, cree que debe haber "una serie de políticas públicas detrás para que no haya pobreza ni desigualdad".

El amor: el opio de las mujeres

En el último capítulo del libro, Clavería habla sobre un tema controvertido: el amor. Señala que se trata del "opio de las mujeres". "El amor romántico es el caldo de cultivo o la primera fase para poder dominar a otra persona y tener jerarquías de poder", cuenta.

Esta es una de sus mayores preocupaciones: "Vemos estudios que nos dicen que los jóvenes aún consideran normales algunas conductas de celos, que tu pareja te prohíba ver a tus amigos etcétera". Los asesinatos machistas son, para ella, "la punta del iceberg" de toda la violencia que hay.

"Es una violencia que se da en generaciones más jovenes, aún tenemos que deconstruir este amor que aun te venden como necesario para vivir en una sociedad de que necesitamos a alguien a nuestro lado o aún existe nuestra media naranja", concluye.