"Para mi gusto, mejor no, gracias": Gabilondo justifica por qué un 'Superdomingo electoral' es una mala idea

"Para mi gusto, mejor no, gracias": Gabilondo justifica por qué un 'Superdomingo electoral' es una mala idea

"Sánchez, sí, Sánchez, no".

CADENA SERCADENA SER

"¿Superdomingo electoral? Para mi gusto, mejor no, gracias". El periodista Iñaki Gabilondo ha justificado —en su comentario ¿Superdomingo electoral? Mejor, no, en la Cadena Ser—por qué la opción que este lunes dejó abierta el ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, de convocar las elecciones generales junto a las municipales, autonómicas y europeas previstas para el próximo 26 de mayo, no es una buena opción: "Las jornadas electorales múltiples ofrecen resultados en cierto sentido confusos porque cada ámbito afecta a los demás".

A este argumento, Gabilondo ha añadido otro factor, como es la "precariedad parlamentaria" del Gobierno: su actual política "es una especie de tráiler, es como un avance, una acumulación de señales sociales de lo que haría con más poder parlamentario", ha defendido el periodista.

"Las próximas generales, cuando sean, van a tener un inevitable e indeseable punto de refrendo: Sánchez, sí, Sánchez, no", ha considerado Gabilondo, antes de sentenciar que "ese ya es un inconveniente democrático suficiente para que además lamine todos los rasgos de las políticas municipales, autonómicas y europeas, que se merecen un protagonismo que perderían".

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¿Superdomingo electoral el 26 de mayo con las generales el mismo día que las municipales, autonómicas y europeas? Si el ministro de Fomento lanzó un globo sonda para explorar gratis y rápido las reacciones que suscitaba esta hipótesis, aquí va la mía: no me gusta nada.

Las jornadas electorales múltiples ofrecen resultados en cierto sentido confusos porque cada ámbito afecta a los demás. Ya sé que eso ocurre siempre, en cascada, se celebren las elecciones juntas o separadas. El acierto o el desacierto de un partido en la política nacional premia o castiga las autonomías a su cargo y rebota hasta la política municipal. Y viceversa también, aunque mucho menos.

De forma más tangencial actúa así mismo en las europeas. Pero esas influencias indirectas se convertirían en directísimas porque un ingrediente de ese plato único, las generales, eliminaría el sabor de todos los demás.

Por otra parte, la actual política del Gobierno, por su precariedad parlamentaria, es una especie de tráiler, es como un avance: acumulación de señales sociales de lo que haría con más poder parlamentario. Por lo cual, las próximas generales, cuando sean, van a tener un inevitable e indeseable punto de refrendo: Sánchez, sí, Sánchez, no.

Ese ya es un inconveniente democrático suficiente para que además lamine todos los rasgos de las políticas municipales, autonómicas y europeas, que se merecen un protagonismo que perderían. Por tanto, ¿superdomingo electoral? Para mi gusto, mejor no, gracias.

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