Las claves para entender la nueva huelga de los taxistas en Barcelona y Madrid

Las claves para entender la nueva huelga de los taxistas en Barcelona y Madrid

Las licencias, los tiempos, las condiciones de reserva... Hasta que no se arreglen, paro indefinido. Y están en juego Fitur y el MWC...

Los taxistas de Barcelona llevan cinco días bloqueando las principales calles de la ciudad, en una huelga con un 100% de seguimiento que no se plantean abandonar hasta que sus reivindicaciones sean escuchadas. En un movimiento paralelo, ayer lunes se sumaron a la protesta los profesionales de Madrid. Su gesto hermano añade mucha más presión al conflicto, porque cuaja a las puertas de la Feria Internacional del Turismo (FITUR), uno de los eventos más importantes de cuantos se celebran en la capital española y que arranca este 23 de enero.

Pero ¿a qué vienen estas nuevas protestas? ¿Qué quieren lograr los taxistas? ¿Hay visos de solución? Aquí tratamos de explicarte cómo están las cosas.

Todo parte, de nuevo, de la pelea de los taxistas con los coches con los vehículos de alquiler con conductor, los llamados VTC, como Cabify o Uber, cuya popularidad se ha disparado en los últimos años. Reclaman que se regule debidamente la actividad de estos nuevos medios de trasporte. Consideran que hacen una competencia desleal a su negocio y pretenden o eliminar este servicio o, al menos, limitar su uso notablemente.

Su primer caballo de batalla es viejo de meses: quieren que se cumpla la ley que dice que sólo puede haber un VTC circulando por cada 30 taxis. La norma está avalada por el Tribunal Supremo, pero el problema es que entre 2009 y 2015, cuando irrumpieron estas firmas, el mercado no estaba regulado y se permitió la entrada "indiscriminada", dicen, de estos coches. Frente a ellos, los taxis, cuyas licencias, tarifas o descansos están estrictamente regulados. El Gobierno, tras varias movilizaciones como las de ahora, tuvo que aprobar dicha restricción y no se han concedido más permisos. No obstante, Unauto, la patronal mayoritaria de las VTC, reconoce que aún hoy se están aprobando licencias solicitadas en aquel período de liberalización, lo que indigna a los taxistas.

Pero, conquistada esa ley, llega un segundo caballo de batalla, el actual: las reservas instantáneas o por adelantado y sus plazos. El objetivo del gremio del taxi es evitar que estas empresas puedan recibir a clientes con reservas realizadas con menos de 12 horas de antelación. O sea: quieres un VTC, lo llamas con 12 horas de anticipo. Si no, tienes el taxi a tu disposición.

Cuando el Gobierno central pasó las competencias de los VTC a las autonomías, algunas como Cataluña hablaron de acotar este tiempo de aviso previo a entre seis y 12 horas, lo que fue aplaudido por los taxistas. Sin embargo, al final, la Generalitat medió y decretó que la precontratación de un VTC con 15 minutos de antelación era ya suficiente para diferenciarlos del servicio de un taxi. Un taxi lo coges en una parada o levantas la mano donde quieras. Si quieres algo más planificado, basta con un cuarto de hora. Son dos mercados, vino a decir. Eso es lo que ha hecho que se incendien los ánimos de los taxistas, nuevamente, y que el primer foco de huelga haya sido en Barcelona. Entienden que los 15 minutos no son "disuasorios" y que la competencia se mantiene.

Los VTC no pueden recoger viajeros en la calle como sí hacen los taxistas e inician sus carreras sólo a través de las respectivas aplicaciones de cada firma; incluso aunque el cliente esté al lado, tienen que esperar a que el sistema se lo asigne y, si se lo da a otro conductor, seguir esperando.

Las empresas de vehículos de alquiler con conductor sostienen que aplicar esta anticipación llevaría a despedir a 4.000 de sus actuales conductores. Añaden que se rebajaría sensiblemente la oferta de transporte con la que cuentan las ciudades si la balanza se inclina a favor del taxi. Si así fuera, parece muy posible que entonces fueran las plataformas de Uber o Cabify las que empezasen con las protestas.

No se sabe, porque la protesta, en ambas ciudades, se ha declarado indefinida. Los taxistas de Barcelona sostienen que no volverán al tajo al menos hasta el martes que viene, que es cuando está convocada una nueva reunión con representantes de la Generalitat. Su meta: pelear por la franja de la reserva de coches. Tampoco aceptan que el tiempo varíe en función del trayecto solicitado por el cliente, que es otra de las opciones intermedias que se barajan.

En Cataluña, el Govern está ofreciendo mantener los 15 minutos de precontratación que proponía días atrás y que los taxistas ven insuficiente, pero añade un texto adicional que permitirá que en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) se amplíe este tiempo hasta una hora. La propuesta ha sido recibida con abucheos por parte de los taxistas.

En el caso de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se está negociando desde ayer todo: los tiempos de llamada, que los VTC no puedan estar circulando por la ciudad en busca de clientes, que no puedan acercarse a menos de 100 metros de paradas de taxis, ni ponerse a aguardar por su cuenta en estaciones o aeropuertos, además del tipo de sanciones que se impondrán. Aún no hay acuerdo.

El miedo, en ambos casos, es el impacto que puede tener en las capitales, justo cuando acogen eventos esenciales para su economía. Así, este 23 de enero empieza en Madrid Fitur, la mayor feria de turismo, con unos 300.000 visitantes esperados como mínimo. Y en Barcelona, el 25 de febrero arranca el Mobile World Congress, el evento de telefonía, la mayor cita congresos de la Ciudad Condal y una de los mayores del planeta. Deja en unos 465 millones de euros limpios.

De momento, siguen los problemas de movilidad por el corte de vías, también por la saturación de otros medios de transporte alternativos, más lentos igualmente por las protestas, e incluso tensiones y altercados. Ya se han producido diferentes agresiones de taxistas a vehículos de Uber o Cabify, provocando alguna crisis de ansiedad. En Barcelona se han producido una decena de arrestos de taxistas.

El caso más grave se ha vivido en Madrid, donde un taxista de unos 30 años fue arroyado por un coche con licencia VTC, que inicialmente se dio a la fuga y luego se presentó en comisaría. El estado del herido es grave.

Pocas, y menos inmediatas, pero todas tienen que pasar, parece lógico, por la cesión de ambos lados. Y dependerá también del modelo por el que apueste cada comunidad autónoma competente.

Hay que aclarar si se puede pedir un VTC por anticipado o no, con cuánto tiempo y en qué condiciones. Si no se elimina ese negocio de raíz, como piden algunos colectivos del taxi, hay que revisar cómo sigue ejerciendo, si con límites o plenamente abierto. Los taxis, a su vez, podrían abrir un proceso de modernización y adaptación (uno de los reclamos de las nuevas empresas es la calidad de los coches o el uso de tecnología).

Las mesas de negociación están abiertas, pero los taxis, por ahora, mantienen su luz apagada.