¿Qué es la La Crida Nacional? Claves para entender el nuevo partido de Torra y Puigdemont

¿Qué es la La Crida Nacional? Claves para entender el nuevo partido de Torra y Puigdemont

¿Cómo se relacionará con el PDeCAT? ¿Es un partido propio? ¿Quién lo va a liderar y cómo se organizará?

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante el acto de clausura del congreso constituyente de la Crida Nacional per la República, celebrado el sábado en Barcelona.EFE

La macedonia de siglas y refundaciones políticas en la que vive Cataluña desde el inicio del Procés tiene un nuevo nombre a seguir. La Crida Nacional per la República, el nuevo sujeto político impulsado por el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont; el president, Quim Torra y el expresidente de la ANC, Jordi Sànchez, empezó a andar el sábado tras su congreso constituyente.

El nuevo órdago de Puigdemont mantiene muchas incógnitas. ¿Cómo se relacionará con el PDeCAT? ¿Es un partido propio? ¿Quién lo va a liderar y cómo se organizará? Analizamos las principales claves del nuevo sujeto político que pretende disputar a ERC la hegemonía del independentismo.

La Crida Nacional está formalmente registrada como partido político en el Ministerio del Interior desde el 8 de enero. La formación, sin embargo, se presenta por ahora como una "asociación" en los documentos de su ponencia política y organizativa.

Detrás de este doble juego está el encaje con el PDeCAT, todavía por definir. Los impulsores de La Crida pretenden absorber a la formación neoconvergente –sobre todo por su implantación territorial y por el poder institucional que todavía ostenta– pero no descarta presentarse por su cuenta si finalmente no se llegase a un acuerdo.

Presentarse como una asociación –aunque sólo sea de momento– tiene como objetivo permitir que los miembros del PDeCAT también puedan formar parte de La Crida, ya que los estatutos del partido heredero de Convergència impiden la doble afiliación.

La OPA de Puigdemont se vive con nerviosismo en el PDeCAT, que todavía no ha decidido cómo se relacionará con un nuevo movimiento en cuya dirección figuran algunos de sus cuadros más destacados.

La dirección del PDeCAT trabaja en una propuesta de encaje con La Crida, todavía por definir y que no se acabará de perfilar hasta dentro de unas semanas. Tras la reunión de la dirección nacional de este lunes, el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, ha avalado la doble militancia siempre y cuando La Crida se mantenga como una asociación. En caso contrario, tratarán a la nueva formación "como si fuese otro partido".

  La consellera de Presidencia, Elsa Artadi junto al Secretario General de La Crida, Toni Morral, y al exdelegado del Govern en Madrid, Ferran Mascarell durante el acto de clausura del congreso constituyente de la Crida Nacional per la República,EFE

A parte de los mencionados impulsores –Puigdemont, Torra y Sánchez– la dirección de La Crida cuenta con algunos pesos pesados del Govern y del independentismo. El presidente será Jordi Sánchez, expresidente de la ANC y presidente del grupo parlamentario de JxCAT, en prisión preventiva desde octubre de 2017. La Secretaría General quedará en manos de Toni Morral, exalcalde de Cerdanyola del Vallès por ICV y persona de la máxima confianza de Sánchez. Puigdemont tiene reservado el cargo de presidente fundador.

El resto de la Ejecutiva cuenta con tres consellers del Govern: Elsa Artadi (Presidencia), Damia Calvet (Territorio) y Laura Borràs (Cultura). También están en la dirección el actual portavoz de JxCAT, Albert Batet, y Montserrat Morante, integrante de la dirección del PDeCAT.

El intento inicial de los impulsores de La Crida era articular una formación transversal que sirviera de paraguas de todo el independentismo: desde el sector más nacionalista hasta la izquierda anticapitalista. El sueño de un Scottish National Party a la catalana, no obstante, se esfumó tras el portazo del resto de partidos catalanes: ni ERC ni la CUP quieren saber nada de La Crida; tampoco otras candidaturas independentistas como la impulsada por el filósofo Jordi Graupera en Barcelona.

Tras el rechazo de los partidos más progresistas, lo más probable es que La Crida acabe coexistiendo o ocupando el espacio político del PDeCAT. En el caso de existir ambos, representará a un independentismo nacionalista más radical y menos pactista que el partido heredero de Convergència.

La intención inicial de La Crida era articular una formación transversal que sirviera de paraguas de todo el independentismo

La ponencia política de La Crida evita hacer cualquier referencia expresa a la unilateralidad. Sí que afirma, no obstante, que si la "vía de diálogo con el Estado no se produce o no avanza con acuerdos significativos" la formación trabajará para "ejercer la soberanía sólo cuando las condiciones sociales y políticas del país lo permitan". Asimismo, el texto afirma que La Crida no renuncia a ninguna "vía no violenta" para "instaurar la República catalana".

Fuentes del PDeCAT consultadas este lunes creen que La Crida no tendrá tiempo suficiente para poder presentarse a las municipales y europeas del próximo mayo. Desde La Crida reconocen que no disponen de tiempo suficiente y durante estos meses dedicarán sus esfuerzos en bastir candidaturas independentistas "unitarias".

El Congreso constituyente estuvo plagado de llamadas a "la unidad" y el president de la Generalitat, Quim Torra, pidió al independentismo que se presentara bajo una misma marca a ambos comicios. "Imaginemos que hay un alcalde independentista en Barcelona, que ganamos las europeas con más de un 50% de los votos", aseguró el president. "¿Os imagináis dónde nos situamos? Tenemos que ganar la capital catalana".

Las mismas fuentes del PDeCAT señalan que, ante la brevedad de los plazos, lo más probable es que La Crida se presente a las municipales en coalición con el PDeCAT, probablemente con la marca Junts per Catalunya (JxCAT).

En las europeas el encaje va a ser más difícil. El PDeCAT ya había pactado presentarse junto al PNV, que no tiene intención de alterar las listas al Parlamento Comunitario. La dirección de La Crida deberá decidir si deja pasar el tren de las europeas o fuerza un nuevo pulso al PDeCAT y al PNV y presenta una candidatura propia.