Amnistía Internacional denuncia a empresas turísticas por hacer negocio en suelo ocupado por Israel

Amnistía Internacional denuncia a empresas turísticas por hacer negocio en suelo ocupado por Israel

Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor ofertan hoteles, pisos y restaurantes que "legitiman la existencia y expansión" de asentamientos en zona palestina.

Naciones Unidas calcula que hay unos 600.000 colonos viviendo en asentamientos ilegales levantados por Israel en suelo palestino, tanto en Cisjordania como en el este de Jerusalén. Semejante concentración humana necesita de todo, desde carreteras a colegios, pasando por supermercados y polígonos industriales, levantados a base de una ocupación que viola el derecho internacional. En plena Tierra Santa, también el turismo se ha hecho fuerte en estos lugares, alimentando la maquinaria.

Lo acaba de denunciar Amnistía Internacional (AI), que ha publicado este miércoles el informe Destino: ocupación, en el que relata cómo la creciente industria turística de Israel -recibió más de cuatro millones de visitas en 2018- "legitima" la existencia y la expansión de las colonias. Y da nombres: Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor, "los gigantes del turismo en línea", están "propiciando la comisión de violaciones de derechos humanos contra la población palestina al anunciar cientos de habitaciones y actividades en asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado", indica.

Básicamente, según los principios rectores de Naciones Unidas, cualquier empresa tiene que respetar los derechos humanos y cumplir con las resoluciones establecidas, que en este caso dicen que Palestina tiene parte de su terreno ocupado. Por tanto, tener actividad económica en estas zonas es reprochable, "viola el derecho internacional humanitario y constituye un crimen de guerra", sacando rédito económico de esta ilegalidad.

El informe indica que, tras una serie de investigaciones de Al Jazeera y Human Rights Watch, Airbnb se comprometió a marcharse de Cisjordania, aunque mantiene su oferta en Jerusalén Oriental, donde los palestinos ansían en tener un día la capital de su estado. El resto de marcas citadas no ha dado ni un paso atrás en su estrategia. Es rentable, porque incluye muchos atractivos próximos o inmediatos, desde toda la Ciudad Vieja de Jerusalén a Belén, con su Basílica de la Natividad, o las playas del Mar Muerto, la ciudad más antigua del mundo (Jericó) o zonas de gran valor arqueológico, como Herodión.

Viola el derecho internacional humanitario y constituye un crimen de guerra

En el momento de la elaboración del dossier, Amnistía localizó la siguiente oferta: Airbnb (con sede en Estados Unidos) tenía más de 300 anuncios; TripAdvisor (igualmente norteamericana) alojaba unas 70 atracciones distintas, como "visitas, restaurantes, cafés, hoteles y apartamentos"; Booking.com (con sede en Países Bajos) anunciaba 45 hoteles y alquileres, y Expedia (de EEUU), otros nueve proveedores de alojamiento, incluidos cuatro grandes hoteles.

Entre febrero y octubre de 2018, la organización internacional de defensa de los derechos humanos visitó cuatro pueblos palestinos cerca de asentamientos israelíes, además del barrio de Silwan en Jerusalén Oriental (junto a la ciudada vieja amurallada) y una comunidad palestina en Hebrón (Cisjordania). "Todos estos lugares están cerca de lucrativas atracciones turísticas gestionadas por colonos, afirma AI.

No sólo es que se haga negocio en zona ocupada, concluye, sino que las empresas señaladas "además engañan a sus clientes, al no indicar de modo sistemático si los anuncios están situados en asentamientos israelíes". "A los turistas que vienen aquí les han lavado el cerebro, les han engañado, no saben que esta es nuestra tierra", afirma un agricultor palestino que vive cerca del asentamiento de Shiloh, donde el gobierno israelí financia un gran centro de visitantes para atraer turistas a un yacimiento arqueológico.

Los dos pueblos palestinos cerca de Shiloh han perdido más de 5.500 hectáreas (55 kilómetros cuadrados) de tierras desde finales de la década de 1990. Mucha gente se ha ido, y quienes se han quedado dicen que son víctimas frecuentes de ataques de colonos armados.

A los turistas que vienen aquí les han lavado el cerebro, les han engañado, no saben que esta es nuestra tierra

De hecho, hay muchos paquetes turísticos que no detallan si una atracción está en suelo israelí o en suelo palestino, empresas que montan tours que incluyen Belén o Hebrón o Jericó que cruzan sus autobuses al lado palestino en zonas en las que los soldados de Israel no les piden los pasaportes y no se enteran de que han cambiado de territorio, y otros muchos turistas a los que se les dice que no crucen a Palestina porque es supuestamente peligroso.

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  Christian pelgrims during the Via Dolorosa Way of the Cross inside the Old City in Jerusalem. Wednesday, 14 March 2018, in Jerusalem, Israel. (Photo by Artur Widak/NurPhoto via Getty Images)NurPhoto via Getty Images

Amnistía pone de ejemplo en el informe la colonia de Kfar Adumim, "un destino turístico en auge, situado a menos de dos kilómetros del pueblo beduino de Jan al Ahmar, cuya demolición total e inminente por las fuerzas israelíes ha recibido luz verde del Tribunal Supremo de Israel". "La expansión de Kfar Adumim y de otros asentamientos próximos es una de las causas fundamentales de las violaciones de derechos humanos contra la comunidad beduina local", constata.

En los últimos años, sostiene AI, el gobierno israelí ha invertido grandes cantidades de dinero en el desarrollo de la industria turística en los asentamientos. "Utiliza la designación de ciertos lugares como sitios de interés turístico para justificar la apropiación de tierras y viviendas palestinas, y a menudo construye asentamientos cerca de yacimientos arqueológicos deliberadamente, para subrayar la relación histórica del pueblo judío con la región". Esto alimenta aún más el interesado cariz religioso de un conflicto que es, esencialmente, cuestión de control de tierra y recursos.

El informe de Amnistía Internacional destaca cómo el gobierno israelí permite y anima a los colonos a explotar tierras y recursos naturales que pertenecen a la población palestina, y cómo Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor también se benefician de esta explotación. "Estas empresas promueven visitas a reservas naturales, alientan a los turistas a realizar rutas de senderismo y safaris en el desierto y los animan a probar el vino de las viñas locales", afirma Seema Joshi, directora de Asuntos Temáticos Globales de Amnistía Internacional. "A pesar de que éstos son recursos naturales palestinos apropiados ilegalmente, dichas actividades sólo benefician a los colonos y a las empresas de turismo en línea que hacen negocios con ellos".

A pesar de que son recursos naturales palestinos apropiados ilegalmente, dichas actividades sólo benefician a los colonos y a las empresas de turismo en línea que hacen negocios con ellos

El turismo florece al lado mismo de donde se violan derechos humanos a diario. Las empresas citadas, sostiene el estudio, anuncian alquileres vacacionales y "experiencias" de acampar en el desierto gestionadas por colonos en el asentamiento de Kfar Adumim o en sus proximidades. Unos 180 residentes de Jan alAhmar corren riesgo de desalojo forzoso por el ejército israelí para dejar sitio a la expansión ilegal de Kfar Adumim y de otros asentamientos de la zona. Este traslado forzoso de personas en territorio ocupado constituye un crimen de guerra denunciado internacionalmente. Las autoridades israelíes han ofrecido a los residentes la posibilidad de elegir entre dos posibles ubicaciones: una, cerca del antiguo vertedero municipal de Jerusalén y del pueblo de Abu Dis, y la otra, junto a una planta de tratamiento de aguas residuales cerca de la ciudad de Jericó.

Otro ejemplo: el Desert Camping Israel, un cámping en el desierto promocionado por Airbnb, Booking.com y Expedia, donde los visitantes pueden pagar más de 200 euros por noche para "sentir la serenidad del desierto y conocer la cálida hospitalidad israelí". TripAdvisor también anuncia un parque natural, un museo, una visita al desierto y una atracción de temática bíblica en tierras próximas a Kfar Adumim. "Las experiencias de acampada que se ofrecen se encuentran en tierras previamente utilizadas por la comunidad beduina para el pastoreo. A medida que el asentamiento de Kfar Adumim ha crecido, muchos pastores beduinos han perdido su medio de vida y ahora dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir",añade Joshi.

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  A Palestinian man sits outside his tent in the southern West Bank village of Susya on July 22, 2015. Israel's High Court ruled in May that Susya's 340 residents could be relocated and its structures demolished, which Human Rights Watch derided a...HAZEM BADER via Getty Images

Y otro más, el del pueblo de Khirbet Susiya, donde los habitantes palestinos viven en refugios temporales tras haber sido desalojados a la fuerza de gran parte de la zona para dejar sitio a la expansión del asentamiento vecino de Susya. Las autoridades israelíes han bloqueado cisternas de agua y pozos en Khirbet Susya, y en 2015 la ONU calculaba que las personas residentes dedicaban alrededor de un tercio de sus ingresos a pagar el agua. Susya se construyó alrededor de las ruinas de un yacimiento arqueológico que, en el momento de redactarse este informe, estaba anunciado tanto en Airbnb como en TripAdvisor junto con fotografías de lugares que los turistas podrían visitar, como las ruinas, un olivar, una bodega y un viñedo y una gran piscina en el asentamiento.

El desarrollo de yacimientos arqueológicos en asentamientos como Susya y Shiloh por parte del gobierno israelí es fundamental para sus planes de desarrollar y ampliar los asentamientos. "Promover estos lugares a un público global facilita los objetivos del gobierno israelí para los asentamientos, y es donde las empresas de turismo internacionales se vuelven indispensables", señala el informe.

Como recuerda Amnistía, no es sólo la industria turística la que se beneficia de los asentamientos ilegales y contribuye a ellos. "Cada año se exportan a mercados internacionales artículos por valor de cientos de millones de dólares producidos en asentamientos israelíes, a pesar de que la mayoría de países han condenado oficialmente los asentamientos por ser ilegales en virtud del derecho internacional", abunda.

Condenar los asentamientos por ser ilegales, pero permitir las actividades comerciales que los hacen rentables no es suficiente

Además de pedir a cada empresa que dejen de hacer negocios en y con los asentamientos, Amnistía reclama a los gobiernos que impidan estas actividades por ley y que introduzcan leyes que prohíban la importación de bienes procedentes de los asentamientos. "Condenar los asentamientos por ser ilegales, pero permitir las actividades comerciales que los hacen rentables no es suficiente", ha afirmado Seema Joshi.

El Parlamento irlandés está actualmente en el proceso de aprobación de un proyecto de ley histórico que prohibiría el comercio de bienes y servicios con los asentamientos, y Amnistía Internacional insta a otros países a que sigan su ejemplo.

Israel, tras conocer el informe, lo ha tachado de "tendencioso y hostil". El Ministerio de Asuntos Exteriores rechazó la validez de la investigación y señaló en un comunicado que "sería mejor para Amnistía de centrarse en las violaciones de los derechos humanos en Irán y Siria, en lugar [de hacerlo] contra Israel, la única democracia de Oriente Medio", informa EFE.

Un oficial de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) dio la bienvenida a la denuncia de AI en declaraciones a la misma agencia, e hizo un llamamiento a la comunidad internacional "para que al menos emita unas guías para que sus ciudadanos y empresas no se hagan cómplices de la ocupación israelí".