¿Cómo nos ha cambiado Facebook en 15 años?

¿Cómo nos ha cambiado Facebook en 15 años?

Desde el nacimiento de la red social conectamos más con la gente, pero somos más solitarios.

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A Facebook le han bastado 15 años para cambiar el mundo. En 2003, Mark Zuckerberg lanzó Facemash, una web en la que reunía fotografías y nombres de estudiantes de la Universidad de Harvard. Un año después, el 4 de febrero, el programador y otros cuatro estudiantes convirtieron esa idea en una compañía, sin saber que se convertiría en la reina de las redes sociales: Facebook.

En poco más de una década, la plataforma ha sido capaz de sustituir el calor humano del cara a cara por las pantallas y de marcar el camino al resto de redes que venían después.

En esa época en España, Tuenti había entrado con fuerza entre los adolescentes, pero Facebook ocupó el lugar de las relaciones personales a todos los niveles y la conexión con los amigos, recuerda Álvaro Madrigal, politólogo y experto en redes sociales. Facebook no nos ha vuelto más cotillas, pero sí que nos ha dado acceso a información de gente que no tenemos cerca, esos conocidos por los que antes no sentíamos curiosidad y nos han empezado a interesar porque "nos han entrado por los ojos", apunta: "Nos ha ampliado la información. El problema no es cómo cotilleamos a los demás, sino lo que mostramos de nosotros mismos".

El problema no es cómo cotilleamos a los demás, sino lo que mostramos de nosotros mismos"

La imagen se ha comido al texto en Facebook, especialmente por la inmediatez y por la vida acelerada que parece llevar todo el mundo, como si faltara el tiempo. En un principio, Facebook servía como un mural en el que opinar de cualquier cosa. Ahora, la imagen ha comido terreno. Incluso se premia la brevedad: cuando un usuario escribe unas pocas palabras, la plataforma le permite publicarlo como una foto, sobre un fondo de cualquier color.

Nuestra forma de ser y de relacionarnos ya no es la misma, en gran parte gracias al invento de Zuckerberg. Nos preocupa la imagen que proyectamos, con la que demostramos cuántos amigos tenemos y lo fantástica que es nuestra vida. El primer cambio que trajo Facebook fue la forma de quedar y de contar nuestros planes, según Madrigal. "Aunque hubo una transición con el Messenger, el cambio que genera Facebook es poder reflejar con imágenes lo que estás haciendo o dónde estás. Ese toque visual que se ha amplificado con Instagram. Ya no me lo están contando, lo estoy viendo".

Paradójicamente, desde que Facebook nació nos ha dado la posibilidad de conectarnos con más gente y ampliar nuestro círculo de conocidos, sin embargo, al mismo tiempo nos ha convertido en personas más solitarias. La red social ha sido capaz incluso de cambiar nuestra forma de ser, nuestras preocupaciones. Prescindimos de vernos, de tocarnos, de sonreírnos, como resalta el psicólogo José Antonio Molina, experto en adicciones.

  Una imagen de 'Black Mirror'.Netflix

¿Es tan loco pensar que el mundo que describe Caída en picado —el famoso e inquietante capítulo de Black Mirror en el que la vida de la gente depende de la calificación que se obtenga en una aplicación— puede hacerse realidad? Parece que no, asegura Madrigal, porque los Me gusta nos han llegado a importar para todo: "Vivimos pendientes de lo que generamos". Ese Me gusta nació en Facebook.

Estamos en un 'gran hermano' continuo en el que nosotros somos los cámaras y damos una opinión de todo. Eso empezó con Facebook.

La compañía cerró 2018 con un aumento de beneficios que se traducen en más de 19.000 millones de euros, según sus propios datos, aunque la red social es mucho más que un negocio. Ahora "estamos en un gran hermano continuo en el que nosotros somos los cámaras y damos una opinión de todo", reflexiona Madrigal. Y todo ello empezó con Facebook.

Esto es lo MEJOR y lo PEOR que nos ha dado la red social:

Podemos llegar a donde no se llegaba antes, "se ha universalizado la información", indica el experto en redes. Nos ha permitido conectar con gente con la que antes parecía imposible hacerlo.

Se ha roto el bloqueo de ciertos círculos, por ejemplo el de las discográficas, que "decidían quién entraba en el circuito y quién no", explica. Quienes se dedican a la creatividad y a la Cultura han encontrado en Facebook una gran plataforma con la que llegar a todos los públicos.

Antes Facebook daba la posibilidad de escribir mucho, pero vivimos en una sociedad en la que cada vez se controla más el tiempo, y éste no se pierde en leer un texto. Hemos escogido el camino de consumir rápido. "Por eso Instagram le ha comido terreno", explica el experto. Y de ahí que Facebook apostase por el vídeo (cuanto más corto mejor), a pesar de que al principio ofrecía hasta una herramienta de notas.

Se acabaron los enfados por olvidar felicitar a alguien. Jamás olvidarás un cumpleaños gracias a Facebook. Además, la red social también señala los 'aniversarios de amistad'. Esto, indican los expertos, tiene una parte positiva y otra negativa: perdemos memoria y nos tienen que recordar lo que hemos hecho, además de hacer que queramos mostrar algo aunque haya pasado hace un año. Al mismo tiempo, nos ayuda a dar un repaso a los últimos doce meses, algo útil para reflexionar sobre en qué hemos invertido el tiempo y en qué no. "Genera que vivamos dependiendo de recuerdos y que volvamos a mostrarlo, que queramos enseñar más", analiza Madrigal.

Facebook ha generado también un efecto desinhibidor por no tener a las personas delante, tanto para lo bueno como para lo malo: no se puede empatizar de la misma forma, por ejemplo, si no ves llorar a alguien.

Hay una gran diferencia entre los murales de Facebook en sus primeros años de vida y los de ahora: la naturalidad ya no existe. Según Madrigal, se debe a que antes la gente no se percataba del alcance real de la plataforma. De hecho, ahora ha habido un bajón del número de usuarios y de publicaciones. Además, se cuida más el aspecto de lo que compartimos. Al principio se publicaba cualquier opinión.

Hemos amplificado mucho nuestro círculo de conocidos, pero no nuestra actividad cara a cara. Importa menos salir a la calle con los amigos que subir una foto. Facebook ha entrado de golpe en una generación, la de los millennials, que no han encontrado antes un ejemplo al que seguir, sino que se han enfrentado al uso de las redes sin previa formación. Eso les ha generado incluso, dependencia.

Hay personas a las que su vida no les parece plena y, al ver una realidad que les parece bonita (de la que no tienen por qué ser partícipes), se enganchan, tal y como explica José Antonio Molina, psicólogo de la Universidad Complutense de Madrid. Son problemas vinculados sobre todo a los adolescentes. Con la dependencia se desatienden cosas importantes y ahora se prioriza estar conectado.

Queremos demostrar y amplificar lo que hacemos y tenemos la necesidad de esperar a ser juzgado. No hacemos las cosas porque queramos, sino para generar una opinión. Y eso también puede generar estrés o la sensación de ser apartado de un grupo.

Hay gente que complementa su círculo de amigos y quienes lo sustituyen por las redes. "Tener 700 amigos también es un problema", indica el psicólogo, porque no es algo real, es imposible. Hoy en día, parece que el prestigio lo da el número de amigos en Facebook.

El abuso de las redes sociales se asocia a enfermedades como depresión, o a la baja autoestima, rechazo de la imagen corporal, estrés o vacío existencial, que se traduce en aislamiento social y falta de objetivos. Triunfar en Facebook se traduce en ser popular. "Las personas que usan constantemente Facebook tienen más síntomas depresivos en comparación con aquellos que casi no lo usan", asegura Marina Díaz Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid. Además, revela que en un estudio elaborado con 1.500 jóvenes de 11 a 25 años, la mitad aseguró que Facebook exarceba su ansiedad y dos tercios que la red social empeora el ciberacoso. Las redes están intrínsecamente vinculadas a la salud mental.

Sí, tenemos la capacidad de controlar lo que se muestra en Facebook, pero una mayor formación en redes nos permitiría tomar conciencia del alcance de las publicaciones. Facebook irrumpió tan de golpe que "ha habido unos años de descontrol y con gente que no era consciente de lo que hacía ni de lo que estaba publicando. Hemos tenido el problema de no conocer los límites. Lo que publicamos, aunque pongamos barreras, no es 100% privado. Al fin y al cabo, internet no es 100% privado", indica Álvaro Madrigal.