Dan la razón a los Franco en la propiedad de las estatuas del Mestre Mateo que reclama el Ayuntamiento de Santiago

Dan la razón a los Franco en la propiedad de las estatuas del Mestre Mateo que reclama el Ayuntamiento de Santiago

El expolio de las figuras de Abraham e Isaac se remonta al 30 de agosto de 1961, cuando Franco y su esposa se encapricharon de ellas durante un paseo.

Estatuas de Isaac y Abraham, en disputa en los juzgados.EFE

El Juzgado número 41 de Madrid ha dado la razón, en primera instancia, a los herederos del dictador Francisco Franco en la propiedad de las estatuas obra del Mestre Mateo, Isaac y Abraham, que reclamaba el Ayuntamiento de Santiago de Compostela.

Así, en el fallo judicial, con fecha de este viernes 8 y al que ha tenido acceso Europa Press, la magistrada Adelaida Medrano Aranguren ha desestimado "íntegramente" la demanda interpuesta por el Ayuntamiento de Santiago contra los herederos de los Franco -María del Carmen, Jaime Felipe, María Aránzazu, José Cristóbal, Doña María del Mar y María de la O Martínez-Bordiu Franco- y contra la mercantil Pristina SL.

Contra la resolución cabe interponer recurso de apelación en 20 días ante el juzgado, al respecto de lo que fuentes consultadas por Europa Press han ratificado que seguirán el recorrido judicial y apelarán ante la Audiencia Provincial. "Perdimos la primera batalla, pero no damos por perdida la guerra de recuperar para lo público su patrimonio", ha manifestado en declaraciones a Europa Press el alcalde compostelano, Martiño Noriega.

El expolio de las dos figuras por parte de los Franco se remonta al 30 de agosto de 1961, cuando Francisco Franco y su esposa Carmen Polo paseaban por los pasillos del Palacio de Xelmírez, en Santiago de Compostela, entre los mejores exponentes del arte románico —tal y como se cuenta en este artículo de El Confidencial—.

Las figuras de Isaac y Abraham, obra cumbre del maestro Mateo y propiedad de la ciudad, llamaron la atención del matrimonio y el ayuntamiento de la ciudad procedió entonces a regalárselas en un proceso del que no se guarda registro alguno.

Desde entonces, los Franco han contemplado en privado las figuras en la conocida como casa Cornide.