El motivo por el que los antojos de hombres y mujeres son distintos

El motivo por el que los antojos de hombres y mujeres son distintos

¿Es mejor ceder a ese capricho o resistirse aunque no se te vaya de la cabeza?

Diane Labombarbe via Getty Images

Todo el mundo tiene antojos de vez en cuando, independientemente de su sexo. Es esa sensación que aparece de repente y te hace desear una tarrina de helado, una cuña de queso o algo dulce, incluso después de haberte llenado en la cena.

Aunque ceder a los antojos te alivia de algún modo, es un lastre si acabas con pesadez o si se interponen entre tú y tus objetivos de adelgazar. Comprender mejor los antojos es fundamental, y lo primero que hay que saber es por qué aparecen.

Ya seas hombre o mujer, la experta en hormonas Alisa Vitti sostiene que los antojos siempre son una señal.

"En la mayoría de los casos, los antojos se deben a que el organismo pide ciertos micronutrientes específicos, de modo que los antojos salados pueden indicar un déficit de magnesio y los antojos de lácteos pueden indicar un déficit de calcio. Si tienes antojo de dulces o de carbohidratos, probablemente tengas déficit de ácidos grasos esenciales", explica.

Aunque la imagen de una mujer comiendo chocolate días antes de tener la regla es en parte un cliché, lo cierto es que el ciclo menstrual influye en los antojos. "Nuestras hormonas ejecutan una sinfonía muy importante en el cuerpo femenino", explica la doctora Ellen Vora. "Las necesidades nutricionales serán distintas dependiendo de la etapa del ciclo menstrual en la que te encuentres, y las hormonas irán guiando tus antojos".

Por ejemplo, durante la ovulación (a mitad del ciclo) el organismo busca fuentes sanas de proteínas de alta calidad, como huevos, frutos secos y carnes magras. Durante la regla, sin embargo, los niveles de hierro descienden, de modo que necesitas alimentos ricos en este mineral, como vegetales verdes, legumbres y carnes rojas, si te gustan.

Si notas que se te antojan ciertos alimentos cuando se acerca la regla, puede que se deba a un déficit inducido por las hormonas (por ejemplo, a muchas mujeres se les antoja chocolate cuando tienen déficit de magnesio), pero también puede ser porque los niveles de estrógenos y de progesterona están más bajos de lo habitual, lo que provoca un peor estado de ánimo y da ganas de tomar alimentos de recompensa, como pizza o helado.

Vitti añade que la mayoría de las mujeres nota los antojos en la segunda mitad del ciclo menstrual. "Es cuando el metabolismo se acelera y las mujeres necesitan más micronutrientes y calorías para realizar la fase lútea y la fase menstrual en comparación con la primera mitad del ciclo", explica. La mayoría de los antojos en esta segunda mitad están relacionados con la búsqueda de alimentos placenteros cuando el ánimo y la energía están bajos (como los dulces, si te gustan, o algún alimento salado, si eres más de ese estilo), pero intenta no ceder: lo que necesita tu organismo son nutrientes, así que recarga bien el combustible.

Se sabe que las mujeres tienen desequilibrios hormonales, pero los hombres también pueden experimentarlos. Cuando se produce un desequilibrio hormonal, surgen antojos. "Los hombres pueden tener desequilibrios hormonales con la testosterona y los estrógenos, al igual que las mujeres, y son el resultado de un déficit de micronutrientes. Cuando sucede, surgen los antojos", asegura Vitti.

Vora añade que los antojos de los hombres suelen tener más que ver con la forma en que utilizan su cuerpo en vez de por cambios hormonales cíclicos. "El cuerpo de los hombres requiere una nutrición que les prepare para superar unos obstáculos y necesidades ligeramente diferentes a los del cuerpo de las mujeres", explica. En otras palabras: un hombre que hace mucho ejercicio probablemente tenga distintos antojos que un hombre que se pasa el día viendo la tele.

Según Vitti y Vora, los antojos no se basan tanto en el sexo como en los desequilibrios hormonales y los déficits de micronutrientes. No obstante, los antojos sí pueden variar ligeramente según las necesidades nutricionales de cada uno.

"La mayoría de la gente recurre a alimentos adictivos, como el gluten, los lácteos, el azúcar y los saborizantes de los alimentos procesados. Esta adicción eclipsa las sutiles variaciones que hay entre los antojos de los hombres y de las mujeres", señala Vora.

La experta asegura que si se eliminan estos antojos de alimentos adictivos similares para todo el mundo, el resto de los antojos se resumen en las distintas necesidades nutricionales y distintos gustos de cada uno. "Para añadirle más complejidad al asunto, las mujeres tienen distintas necesidades nutricionales en distintos momentos de su ciclo menstrual", precisa.

La pregunta del millón: ¿es mejor ceder cuando tienes un antojo? Alisa Vitti afirma que sí. "Siempre, pero del modo más sano posible. La experta tiene una aplicación llamada MyFLO que ayuda a comprender el significado de los antojos para saber qué alimentos sanos pueden satisfacerlo en un momento determinado del ciclo menstrual.

Vora opina que no siempre hay que ceder: "La única guía que necesitas es esta: ¿se te antoja comida de verdad, como carne, pescado, huevos, aves de corral, verduras, frutas, frutos secos, vegetales almidonados o alimentos fermentados? ¿O se te antojan alimentos adictivos como helados, pizza, galletas, queso y azúcar? Si se te antoja comida de verdad, confía en tu organismo y dale ese capricho".

Si lo que siempre te apetecen son alimentos insanos de este tipo, lo mejor es abstenerse lo máximo posible para no perpetuar el ciclo. "En ocasiones, sin embargo, la opción más adecuada es comer algo (pequeño) que satisfaga el antojo y te aporte placer, aunque sea un alimento adictivo", puntualiza. "A veces hay más cosas por las que vivir que simplemente tener una salud óptima, y satisfacer un anhelo por una determinada experiencia culinaria puede ser un verdadero acto de amor propio".

Ahora que comprendes mejor tus antojos, podrás ceder cuando lo consideres oportuno.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.