El discurso que me gustaría oír

El discurso que me gustaría oír

Estimados dirigentes españoles de currículum dudoso: con sus luces y con sus sombras, los líderes inspiradores con visión y sentido de estado, existen. Si no saben ser uno de ellos, al menos cópienles. Si no tienen ideas propias, aprópiense de las buenas ideas ajenas.

Hojear la prensa cada día viene a ser una sucesión de despidos, EREs, imputaciones. Desahucios, dedazos, desafecciones. Desconfianza, corrupción, impunidad. Etc. Cierras los ojos y puedes oír el chapoteo en el fango donde el discurso más elaborado es el "no sé (412), no lo recuerdo (82), no me consta (7)".

Vivir es fácil con los ojos cerrados y la nariz y los oídos tapados. Y un sueldo fijo, claro. Anestesiados, o sea. Sólo así puede dejar de importarte la falta de propuestas tanto por parte de los que están en el poder como de los que aspiran a él. Acostumbrada y harta de que nos cuenten la realidad como es, cada día echo en falta que no haya nadie que proponga un ideal de cómo la realidad debería ser.

Este es el discurso que cada día busco y que me gustaría oír de boca de alguno de nuestros mandatarios:

"Hoy es un día para la humildad para mí. Me recuerda a mi primer día como cargo electo, hace 22 años. Decidí entrar en política porque vi claro que es la forma de dar la posibilidad a la gente de hacer cosas mágicas y de hacer del mundo un lugar mejor. Supe que no había una misión mejor a la que unirme si quería ayudar a mi país a marcar la diferencia. Esta es la misma motivación que me mueve aún a día de hoy. Es un honor increíble para mí liderar y servir a nuestro país y a los españoles.

Muchos de los que me conocen dicen que me definen mi curiosidad y mi sed de aprender. Compro más libros de los que puedo terminar. Me apunto a más cursos online de los que puedo completar. Creo que si no estás aprendiendo cosas nuevas, paras de hacer cosas grandes y útiles. Así que la familia, la curiosidad y el hambre de conocimiento me definen.

Ahora que ya me conocen, les diré que nuestra primera batalla será contra la desigualdad. Hoy, las ganancias corporativas y los precios bursátiles casi nunca han estado tan altos y aquellos que están en la cima nunca han tenido más éxito. Pero los salarios promedio han bajado. La desigualdad se ha acentuado. El ascensor social se ha paralizado. La dura realidad es que incluso en medio de una recuperación, demasiadas personas que viven en España trabajan más que nunca sólo para salir adelante pero no logran mejorar su situación. Y demasiadas personas todavía no tienen trabajo. Este es el principal enemigo a batir.

Nuestra siguiente batalla será por el futuro. Tenemos la oportunidad de ganar la carrera hacia la próxima oleada de trabajos de fabricación de alta tecnología. Mi administración lanzará dos centros para la fabricación de alta tecnología, donde conectaremos a empresas con universidades de investigación para ayudar a España a liderar el mundo de las tecnologías avanzadas. Hoy aprovecho para anunciar que vamos a lanzar seis más este año.

Los proyectos de ley en las dos cámaras podrían duplicar el número de estos centros y esto multiplicaría los empleos que se crearían. Así que les digo a todos los partidos del hemiciclo: pongan esos proyectos de ley en mi despacho y ayudemos a más españoles a regresar al trabajo.

Hagamos más para ayudar a los empresarios y los dueños de pequeñas empresas que crean la mayoría de los trabajos nuevos en nuestro país. En los próximos dos años, mi Administración dará más préstamos a las nuevas y pequeñas empresas que cualquier otro gobierno anterior.

Sabemos que la nación que hoy apueste por la innovación será mañana la dueña de la economía mundial. Esa es una ventaja a la que no puede renunciar España. Y por eso el Congreso deberá reparar los daños que causaron los recortes en investigación los años pasados, para que podamos dar rienda suelta al próximo gran descubrimiento español, ya sea de vacunas que se adelantan a bacterias resistentes a fármacos, o un material tan fino como el papel que es más fuerte que el acero.

Muchos políticos aspiran a cambiar el mundo, pero muy pocos tienen todos los elementos necesarios: talento, recursos y perseverancia. España ha demostrado tener los tres en abundancia. Como vuestro representante, yo no podría pedir unas bases mejores.

Construyamos sobre estos cimientos juntos".

Sé que creerán que estoy haciendo un ingenuo ejercicio de imaginación. De tan perdida como tenemos la fe en los que nos gobiernan, estamos convencidos de que estos discursos están sacados de un guión de cine y no de un diario de sesiones. Pues bien, déjenme confesarles que el alegato anterior está construido a base de retazos del último discurso sobre el Estado de la Nación de Barack Obama y de la carta que ha dirigido Satya Nadella, el nuevo CEO de Microsoft, a sus empleados. Estos discursos son reales. Existen.

Estimados dirigentes españoles de currículum dudoso: con sus luces y con sus sombras, los líderes inspiradores con visión y sentido de estado, existen. Si no saben ser uno de ellos, al menos cópienles. Si no tienen ideas propias, aprópiense de las buenas ideas ajenas. Si no se saben la lista de los reyes godos porque estaban ocupados aprendiéndose la lista de los peces gordos, rodéense de los auténticos expertos de cada materia y déjense aconsejar, sin olvidar que detrás de cada fría estadística suele haber una familia. Hágannos creer que la alternativa no es depauperar España hasta convertirla en un solar de mano de obra barata sino apostar por convertirla en una nación competitiva e innovadora, y les ayudaremos a construir ese país soñado. Atrévanse a defraudar al que les ha colocado y trabajen por enorgullecer a los que les han votado. Aspiren a la excelencia y no a la ramplonería. Por una vez. De una vez. Gracias.