Spain is different.., científicamente demostrado

Spain is different.., científicamente demostrado

Decía don José Ortega y Gasset que "no sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa". En la década dorada de los buscadores de internet y sus algoritmos hiperoptimizados, nadie parece ser capaz de encontrar la respuesta a cómo salir de esta crisis.

Decía don José Ortega y Gasset que "no sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa". En la época de los navegadores, los GPS y las apps de mapas, nadie parece saber encontrar el rumbo ni el camino a seguir. En la década dorada de los buscadores de internet y sus algoritmos hiperoptimizados, nadie parece ser capaz de encontrar la respuesta a cómo salir de esta crisis. Empresas y administraciones públicas disponen de millones de datos sobre nosotros, nuestras preferencias y gustos, pero somos incapaces de definir un modelo de sociedad y una unidad de destino en los que nos sintamos cómodos. A los españoles, ¿qué nos pasa?

Se publicaba hace unos días en la revista Nature que los españoles, junto a los finlandeses y los afroamericanos, son los que más variantes poco comunes registran en su genoma. Se trata del Proyecto 1.000 Genomas, una colaboración internacional en la que han participado unos 800 investigadores de decenas de países y que ha sido la primera en obtener la cifra récord de 1.092 genomas de habitantes del mundo. Dice esta investigación -el mayor estudio genómico realizado hasta la fecha-, que los españoles somos una de las poblaciones europeas que más variantes raras y exclusivas tenemos en nuestros genomas.

Si ya lo sabíamos nosotros... Spain is different! Queda científicamente demostrado.

Investigadores, sigan investigando, averigüen más. Miren, tiene que haber alguna explicación que justifique por qué teniendo tanto en común, nos esforzamos tan denodadamente en resaltar lo que nos separa. Alguna razón tiene que existir para que un país entero se eche a la calle para celebrar un éxito deportivo gritando "¡España, España!", y al día siguiente otra riada humana en otras calles se pregunte "¿España? ¿España?". Díganme por qué Obama puede dirigirse a su país diciendo "somos una familia y nos caemos y nos levantamos juntos", mientras que aquí nuestra ocupación más elevada sea estar contando iPads extraviados.

Ya que la filosofía y la historia no atinan a darnos una respuesta, quizá la ciencia nos dé la excusa para hacer algo también muy español: buscar un culpable. El EGH, o sea, el Exótico Gen Hispano del que habla Nature que nos hace tan peculiares. Desde luego señales hay que hacen pensar que ese gen existe. Es el gen del fatalismo español. La Generación del 98 le dedicó muchas letras. Es el gen del cainismo español. La imagen más representativa de España no ese el toro de Osborne; es el Duelo a Garrotazos de Goya. El gen esquizofrénico, que hace que en los telediarios se le conceda el mismo tiempo al padre de familia que se suicida al ser desahuciado, que al debate sobre cómo celebrará Messi su próximo gol y si se lo dedicará a su hijo recién nacido. Ese gen forma parte del alma y el ser españoles. Habría que localizarlo, saber dónde reside, poder extirparlo. Si los científicos no lo encuentran, siempre podremos recurrir a Mariló Montero, que de esto sabe un rato.

Y si de ninguna manera somos capaces de encontrar el dichoso gen ni tenemos a nadie a quien culpar, quizá lleguemos a la conclusión de que aunque no sepamos lo que nos pasa, lo que sí sabemos es que estamos hartos de lo que nos está pasando. Quizá entonces nos decidamos a asumir el pedacito de responsabilidad que a cada uno nos toca. Donde digo responsabilidad quiero también decir esfuerzo, solidaridad y afán de superación, primero como individuos y luego como sociedad. Emprendamos cada uno nuestro propio camino sin escuchar ni a los charlatanes que dicen conocer el camino de baldosas amarillas hacia la tierra prometida ni a los profetas del apocalipsis que corean cada mala noticia sólo para regodearse en el "ya lo venía yo diciendo", porque ninguno de ellos viene a solucionar nuestro futuro, sino sólo a asegurarse el suyo.

Mantengamos la cabeza en su lugar cuando todos a tu alrededor han perdido la suya. Busquemos ser el hombre del Si... de Kipling. Démonos cuenta de que lo necesitamos para salir de esta no tiene que venir de ningún sitio, ya está en nosotros. Demostremos que podemos ser por comportamiento, por convencimiento y no por condicionamiento (ni genético, ni político, ni histórico), mejores. Demostremos que España puede empezar a ser, de una vez por todas, diferente.