Política, humo y mentiras: cómo se fraguó el autobús al Ramón y Cajal

Política, humo y mentiras: cómo se fraguó el autobús al Ramón y Cajal

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Este miércoles fue un día de alegría para los vecinos de los Barrios de San Blas-Canillejas: por fin, tras muchos años de luchas, el Consorcio Regional de Transportes de Madrid accedió a poner un servicio especial que fuese del barrio a su hospital de referencia.

Tuve el gran honor de poder asistir al recorrido inaugural de esta línea que tanto bien hace a un barrio donde la anterior conexión tardaba casi dos horas y con el nuevo servicio, se tarda algo menos de 20 minutos en recorrer todas las paradas y llegar al hospital. Sin duda una mejora en la calidad de vida de aquellos que, en un barrio con una elevada edad media, tienen que asistir regularmente a su hospital de referencia, el Ramón y Cajal.

En la presentación, con muchas cámaras y muchas autoridades (vino hasta la alcaldesa de Madrid, Manuela) se dijeron muchas cosas, pero algo no me cuadró demasiado de lo que decía el consejero Cifuentino, Pedro Rollan. Su discurso me pareció frío, tecnocrático, casi forzado... así que esta noche me puse rebuscar en las entrañas de la Asamblea por esta iniciativa.

Me entra una pena infinita pensando en todos los años que el PP ha gobernado la Comunidad de Madrid sin demasiado interés por esas pequeñas cosas que hacen la vida mejor.

Y buscando encontré que en el año 2010 se llevó esta propuesta al pleno; que en 2013 se trató este tema en comisión y que en 2014 se volvió a llevar al pleno del distrito donde se aprobó por unanimidad. Y buscando encontré unas declaraciones del anterior Gerente de la EMT, Rafael Orihuela: "En caso de salir adelante la opción, supondría un precedente con el riesgo de plantearse propuestas similares desde otras zonas y distritos que tampoco disponen de una línea directa a sus centros hospitalarios de referencia". Como si sentar precedente de algo bueno y necesario fuese un problema.

El 23 de septiembre de 2016 se llevó esta demanda a la Asamblea de Madrid, donde se aprobó por mayoría con los votos en contra del Partido Popular, que al ser quienes eligen al Gerente del Consorcio hicieron caso omiso a la aprobación de esta proposición aduciendo un coste desmesurado (según sus cálculos casi 4,3 millones de euros) y una conexión en transporte público más que razonable en aquel momento. Pues bien, haciendo algunos números, resulta que el coste anual del autobús será de algo menos de un millón de euros, más de cuatro veces menos de lo que habían asegurado.

Ahora vuelvo a leer la nota de prensa y las fotos del Gobierno de la Comunidad de Madrid, donde se congratulan de que el consorcio haya puesto en marcha esta iniciativa largamente demandada y me entra una pena infinita pensando en todos los años que han gobernado sin demasiado interés por esas pequeñas cosas que hacen la vida mejor.