El concierto más bonito que vi en mi vida

El concierto más bonito que vi en mi vida

No creo haber podido expresar lo que fue el concierto de Leonard Cohen. Una experiencia única. De un plano superior. De elevación artística. De esas que te cambian, te afectan. Te modifican. No Salí como entré. Por cosas así vale la pena vivir.

Este texto que voy a escribir no tiene ningún sentido.

Así que si alguien quiere saber qué sentí exactamente la noche del viernes en el concierto de Leonard Cohen es mejor que no lo lea. Es imposible transformar en palabras lo que viví ahí. El lenguaje no sirve, no llega hasta ese lugar. Pero puedo intentar acercarme.

Había visto el concierto de la gira hace tres años y había sido insuperable, o eso creía yo.

 

Leonard Cohen en su concierto en Madrid. Foto: J.J. GUILLÉN / EFE.

Fue algo mágico, casi en el terreno de lo místico, incluso para un ateo fundamentalista como yo.

Una mezcla sublime de intensidad y levedad es lo que pone en juego Cohen. Es como un puñal envaselinado que entra dulcemente hasta el fondo de tu alma.

Toca en un lugar como lo podría hacer un padre, un hermano, un maestro.

Los músicos son excelentes, y las canciones son obras maestras que forman parte de nuestra educación.

Su voz está en un registro casi de monje meditador.

Pero lo más fuerte, lo que más huella te deja es algo extramusical. Es una suma de cosas que no siempre produce este resultado.

La emoción que mi paisano dispensa es de un volumen tal, que por momentos me sentí desbordado ante tanta belleza y sensibilidad.

Ayer conversando con Juan Cruz sobre si era o no merecido su Príncipe de Asturias, yo sostenía que lo que vi el viernes no era un concierto de música. Lo que vi, para mí, de la mejor forma que se lo puede describir es POESÍA.

Y el mensaje es tan apreciable para unas generaciones como para otras.

Si bien la mayoría del público no cumpliría los 40 nunca más, mi amiga María T, estaba tan emocionada e impresionada como el resto. Y tiene un par de décadas menos.

No creo haber podido expresar lo que fue. Una experiencia única. De un plano superior.

De elevación artística. De esas que te cambian, te afectan. Te modifican. No Salí como entré.

Por cosas así vale la pena vivir.