El reto de no tener competencia en Internet

El reto de no tener competencia en Internet

Normalmente este tipo de productos o servicios con potencial pero sin competencia suelen responder a necesidades que previamente ha detectado quien se decide a lanzar el negocio. Estos casos son los que demuestran que, frente a lo que se pueda pensar, todavía no está todo inventado.

Gregory Kramer via Getty Images

El problema más frecuente que uno se suele encontrar a la hora de emprender un negocio en Internet es la competencia.

Tenemos un servicio o producto con demanda, pero no somos los únicos que lo ofrecemos. En este caso el reto pasa por ser más atractivos que nuestros competidores (calidad, valor añadido, precio,...), por hacernos más visibles en los buscadores (posicionamiento web) y por analizar a nuestra competencia (una herramienta fantástica que nos permite analizar a nuestros competidores hasta detalles casi inimaginables es Semrush).

Vale, pero ¿qué pasa en el caso contrario? Si resulta que tenemos un producto o servicio tan novedoso que no tenemos competencia. Aunque no lo parezca, el reto en este caso puede ser si cabe mayor.

Para empezar, podemos estar ante dos escenarios bastante diferentes:

  • Tenemos un producto o servicio tan novedoso que puede que no sea tan genial como nosotros pensamos. Si no tenemos competencia puede ser porque realmente lo que vendemos no cubre ninguna necesidad y, por tanto, tiene difícil salida en el mercado. Y puede que ya alguien lo haya explorado sin éxito. Aquí no hay nada que hacer.
  • Realmente hemos dado en la diana y hemos sido los primeros (o casi) en desarrollar un producto o servicio que cubre una necesidad pero que todavía no estaba en el mercado.

En este último caso estamos de enhorabuena, porque podemos jugar con ventaja y convertirnos en referentes antes de que empiece a aflorar la competencia. Pero el reto de no tener competencia también está ahí. Nuestro servicio o producto es tan novedoso que nuestros potenciales clientes, aunque lo puedan necesitar, no saben aún que existe y, por lo tanto, no lo buscan. Y la competencia no nos ha hecho el trabajo de darlo a conocer. Nos toca a nosotros, con todo lo que ello implica.

Normalmente este tipo de productos o servicios con potencial pero sin competencia suelen responder a necesidades que previamente, y de forma recurrente, ha detectado personalmente o en su entorno, quien finalmente se decide a lanzar el negocio. Estos casos son los que demuestran que, frente a lo que se pueda pensar, todavía no está todo inventado. Pero vamos a verlo con algunos ejemplos, para ver en la práctica el reto que realmente representa no tener competencia dentro o incluso fuera de Internet.

Cuando tus potenciales clientes no conocen lo que vendes

El caso de Deudae.com es, sin duda, un buen ejemplo. Se trata de una plataforma que ofrece a empresas y autónomos un servicio de compensación de deudas, para poder saldar sus balances y reducir sus niveles de morosidad sin tener que perder liquidez.

Básicamente, este servicio consiste en facilitar que una empresa pueda pagar sus deudas con lo que a su vez otras empresas le adeudan. Sus fundadores sufrieron el problema de la morosidad empresarial como emprendedores en otros proyectos ("yo no pago porque no me pagan") y pensaron que tenía que existir alguna solución. No la encontraron y la crearon. Así es como nació Deudae, un servicio destinado a cubrir una necesidad que sin duda muchas empresas tienen, pero que la gran mayoría desconoce.

¿El reto? La compensación de deudas es un servicio en general desconocido. Para hacernos una idea, si analizamos el volumen de búsquedas que este servicio (compensación de deudas) tiene en Internet (en los buscadores) el resultado es de apenas 90 búsquedas al mes, según los datos que proporciona la herramienta Searchmetrics. En el caso de Deudae, a la hora de darse a conocer, esta plataforma ha tenido que hacer (y sigue haciendo) un trabajo intenso de difusión. La utilidad y la novedad de su servicio han jugado sin embargo a su favor y han conseguido ser referenciados en multitud de medios de comunicación, prensa económica especializada y otro tipo de publicaciones. Pero el reto ha sido y sigue siendo importante.

Otro caso llamativo es el de AlldayInternet, un servicio de alquiler de wifi portátil para viajeros que no quieren depender de la conexión puntual a Internet de un hotel o una cafetería ni de las tarifas de los servicios de roaming. La idea germinó en uno de sus fundadores justo antes de emprender un viaje a Japón, en medio de la preocupación porque no iba a poder estar tan permanentemente conectado a Internet como solemos estar la mayoría a estas alturas con nuestros dispositivos móviles.

Sin duda, es un problema que nos hemos podido encontrar cualquiera dada la dependencia que llegamos a tener de Internet, pero para el que había soluciones limitadas. Hasta ahí todo perfecto: el negocio se basa en algo que realmente cubre una necesidad, pero como afirman los propios fundadores de AlldayInternet su principal problema ha sido precisamente la falta de competencia. En su caso, han apostado por el trabajo de campo y por participar en ferias relacionadas con turismo y tecnología.

El caso de Norkid es otro que recientemente me ha llamado la atención. En este caso se trata de un producto: un saco edredón nórdico adaptado a los niños, para que no se destapen por la noche pero que puedan moverse y dormir cómodamente. Su fundadora necesitaba un producto así para su propia hija y buscó y rebuscó sin éxito. Ni siquiera encontró algo similar en los países nórdicos. Desarrolló un prototipo casero sin expectivas ningunas de llegar a venderlo. Pronto le empezaron a llegar peticiones de amigos, conocidos, amigos de conocidos, etc. Y entonces se decidió a profesionalizar el producto y a comercializarlo. ¿El reto? Nuevamente, el desconocimiento del producto en sí.

En este caso, el boca a boca, primero fuera y luego dentro de Internet, ha jugado a su favor a la hora de impulsar la difusión del producto, que se vende exclusivamente a través de Internet. A estas alturas, el volumen de pedidos ya ha obligado a esta empresa familiar a incrementar su producción y a emprender una ampliación del negocio.

Conclusión: tengamos o no tengamos competencia, emprender en Internet siempre supone asumir un reto y vencer obstáculos. Los resultados no caen del cielo.