Noche de Premios: Pido un Premio para la PAH

Noche de Premios: Pido un Premio para la PAH

En esta noche, pido un premio para los abogados y abogadas de la Plataforma Antidesahucios, por estar codo con codo pegados a todos los ciudadanos de este país; por acudir rápido a la puerta de nuestras casas, llegando antes que la policía y los funcionarios de justicia que aplican los desahucios muy en contra de su voluntad, y porque el 16F han conseguido sacarnos a la calle.

Pido un premio para los abogados y las abogadas de la Plataforma Antidesahucios, por estar codo con codo pegados a todos los ciudadanos de este país, sean de la raza y la religión que sean. Por apoyarnos y atendernos de todas las maneras posibles: al teléfono, en persona. Por acudir rápido a la puerta de nuestras casas llegando antes que la policía y los funcionarios de Justicia que aplican los desahucios muy en contra de su voluntad. Pido un premio para ellos porque los vi luchar ya en el 2010 desde un cuchitril prestado en Barcelona recibiendo a cambio las lágrimas y los abrazos de las gentes a las que estaban ayudando. Pido un premio porque desde que eran a penas un puñado luchando YA CONSIGUIERON DACIONES EN PAGO mientras el Estado les daba la espalda. Pido un premio para ellos porque han conseguido levantar esta España que se nos está quedando afónica.

Esta noche se entregan los Premios Goya. Yo llevo cuatro años intentando levantar una película sobre una familia desahuciada y no lo he conseguido. Ellos llevan cuatro años trabajando y han conseguido más que los 350 diputados que dicen "nos representan". Han conseguido quitar las paja del ojo a la Clase Judicial para que vean las calles y la realidad social, han conseguido organizar a la ciudadanía para impedir desahucios, han conseguido que cientos de familias no sean excluidas de la sociedad, en el 16F han conseguido sacarnos a la calle a España entera. España les muestra el reconocimiento que se merecen por tantos meses de esfuerzo desinteresado.

El 16F en las calles de Madrid

"Abuelo dice mamá que no corras tanto", esta frase gritada por una niña de apenas 11 años en la manifestación me dio el perfil de "cómo hemos cambiado" como cantaba Sole Giménez con su exgrupo Presuntos Implicados, nombre que le viene al pelo a la clase política española.

La manifestación esta vez era contra los desahucios, a favor de la dación en pago, a favor de los alquileres sociales, a favor de un tipo de vida que favorezca la vivienda como derecho de dignidad social y no como negocio de terceros que empobrezca y humille la vida de los que ocupan la vivienda. Esta vez no había tambores ni flautas. Había sí abuelos y nietos, familias enteras con perros incluidos. La gente ya está triste, cansada y muy enfadada. Esta vez había silbatos y gritos de "Sí se puede".

Me quedo con algunas imágenes: la que se producía ante la puerta del Banco de España con la pegada de llaves gigantes de cartón a modo de entrega de casas a un Banco que no hace nada por sus ciudadanos; y la de los japoneses mirándonos desde la tienda de Loewe de la Gran Vía madrileña.

Los manifestantes, a día de hoy, nos hemos convertido en instrumento turístico. Grecia, Italia, Portugal y España deberían venderse a través de los escaparates de sus agencias de viajes de la siguiente manera: Aproveche la Europa de la Crisis para pasar un fin de semana inolvidable. Hoteles de ensueño a bajo precio con balcones desde donde presenciar las manifestaciones ciudadanas, incluyendo cena romántica al rumor de los eslóganes antibanqueros.

Tras recorrer las calles de Madrid perdida entre los manifestantes regreso a casa y me topo con la estampa más hogareña del momento. Los tres mendigos de mi calle (no hay calle sin mendigo, y la mía que empezó con uno ya tiene tres), cenan un bocadillo sentados en uno de los bancos de la calle Alcalá. Hablan amigablemente como si fueran una familia, obviándonos a todos los demás. Somos un paréntesis en este siglo de edad adolescente. Se avecina una ruptura social si es que no se ha producido ya, en la que nuestros abuelos marchan diez pasos por delante y los turistas vuelven a observarnos divertidos porque "Spain (sigue siendo) different".

Y no me olvido de lo que reclamo: Un Premio para la PAH