En San Marino cambian de Gobierno cada seis meses
Recientemente tomaron posesión de sus cargos los dos nuevos capitanes regentes de San Marino, el tercer estado más pequeño de Europa y la república más antigua el mundo.
Mirco Tomassoni II y Luca Santolini I, serán por seis meses los jefes de Estado de su país.
Cada seis meses, los días 1 de abril y 1 de octubre, son nombrados los dos capitanes regentes que ejercen la Jefatura de Estado. Los Capitani Reggenti participan en las reuniones del Congreso de Estado, siempre son dos y ejecutan sus responsabilidades conjuntamente.
San Marino tiene diferentes peculiaridades en su forma de gobernar y también en su forma de vida. El centro de la ciudad está en la cúspide del Monte Titano a 749 metros de altura.
Esta antigua república está dentro del territorio italiano, entre Emilia Romagna y Le Marche. El mar Adriático es la costa más cercana. La Ciudad del Vaticano, el estado africano de Lesoto y San Marino forman el trío único en el mundo al tener en común que sus pequeños territorios están rodeados completamente por otro país.
Sobre su sistema de elecciones, los san marineses se sienten orgullosos de cambiar de manos el poder cada seis meses, evitando con esta fórmula –dicen los estudiosos- los abusos de poder. Así lo decidieron en los estatutos del siglo XIII. Sólo pueden ser capitanes regentes los que hayan nacido en San Marino y hayan cumplido 25 años de edad. A este cargo no se puede renunciar. Tienen derecho al título de "Excelencia", pero al final de su mandato se terminan sus derechos.
Los días de la toma de posesión de los mandatarios son festivos, y la capital entera se vuelca en el acto de "Insediamiento degli eccellentissimi Capitani Reggenti della Serenissima Reppublica di San Marino", con una ceremonia protocolaria que guarda un protocolo estricto.
Así se viven las tomas de posesión de los capitanes regentes cada seis meses:
La primera cita es a las 9.40 en la Plaza de la Libertad, con la formación del cuerpo militar y el izado de la bandera. Posteriormente la formación militar se coloca en el Palacio Valloni junto con el secretario de estado de Asuntos Exteriores, el alcalde, los representantes del cuerpo diplomático con sus consortes y el orador oficial para brindar homenaje a los capitanes regentes elegidos.
Los actos transcurren uno tras otro incluyendo una misa en la Basílica del Santo.
San Marino guarda con celo sus tradiciones ancestrales. Las trasmiten con orgullo de padres a hijos, recordando su pasado glorioso y sus banderas que claman por la libertad.
Acceso directo de los ciudadanos a los nuevos mandatarios
Una de las peculiaridades relativas al papel que ejercen los jefes de estado es la que ejercen los mismos ciudadanos san marineses, presentando a los nuevos jefes de estado sus peticiones de interés público. Eso sí: debe de ser el domingo siguiente a la toma de posesión. Este derecho viene de una instancia llamada "Istanze d'Arengo" (el arengo, en la Edad Media, fue el lugar donde los ciudadanos se rebelaron contra los señores feudales reunidos para auto organizarse). Si las peticiones son consideradas admisibles por los capitanes regentes, las presentan a votación al llamado Consejo Grande y General para deliberar si proceden.
Otra de sus más arraigadas tradiciones es la que realizan los Balestrieri Sammarinesi. Un grupo creado en 1956, que actúa periódicamente, representando una costumbre que viene del siglo XIV vinculada al tiro con ballesta.
Siempre recordando el Medievo, en el mes de julio se llevan a cabo las Jornadas Medievales. Lo moderno y lo contemporáneo combina divinamente en San Marino.
La pequeña e histórica República de San Marino fue inscrita como Patrimonio de la Humanidad (UNESCO) hace 10 años y han querido celebrarlo el mismo 7 de Julio , con la apertura de la Galleria Nazionale d'Arte Moderna e Contemporanea.
La galería está dividida en cuatro áreas. En cada una de ellas ofrece obras sobre la historia del arte de San Marino del siglo XX. Algunas de las piezas hacen referencia a lo vivido después de la guerra en Italia, como la obra de Renato Guttuso, La Resa (1945).
