La semana en cinco recomendaciones lingüísticas

La semana en cinco recomendaciones lingüísticas

Al margen de analizar las intenciones y connotaciones sociales que pueda tener la elección de una expresión como sotf porn frente a porno, o de evitar hablar de literatura erótica para desmarcarse de los libros que ya se escribían con este contenido, la expresión equivalente en español es porno blando, en contraposición al porno duro.

El tabú es uno de los puntos donde se tocan lo lingüístico y lo cultural. [...] Detrás del tabú hay una concepción mágica del lenguaje: la palabra es igual a la cosa. Si ponemos la palabra encima de la mesa es como si pusiéramos la cosa misma allí, en medio de todo el mundo.

Estas líneas del filólogo Alberto Bustos nos sirven para contextualizar el asunto que vamos a tratar en esta ocasión. Se trata de la necesidad de edulcorar, en muchas ocasiones, las palabras y las expresiones para que los conceptos que representan sean más digeribles.

La mayoría de las veces esto suele estar ligado a lo políticamente correcto y lo socialmente establecido, pero los motivos que llevan a elegir unos términos frente a otros pueden responder a distintas pretensiones.

Lo vemos mucho en el lenguaje de la política y de la economía, donde parece que no es lo mismo decir «habrá reestructuraciones en la sanidad» que «habrá recortes en la sanidad» o que «habrá una desaceleración económica» en lugar de «entraremos en recesión».

Otras veces los motivos son comerciales, como parece que ha sucedido con uno de los fenómenos literarios del momento. Veamos por ejemplo este titular: «La literatura 'soft porno' para mujeres, ¿está cambiando la vida en los dormitorios?».

Lo curioso es que cuando nos adentramos en la lectura de la noticia, encontramos lo siguiente: «Pero detrás del sexo explícito y el tono sadomasoquista que domina la obra, permanece un cliché reconocible [...]».

En otras palabras, muy poco soft. Y es que parece lógico que sea más fácil vender 30 millones de ejemplares de una trilogía soft porn que de unos libros con contenido porno.

Al margen de analizar las intenciones y connotaciones sociales que pueda tener la elección de una expresión como sotf porn frente a porno, o de evitar hablar de literatura erótica para desmarcarse de los libros que ya se escribían con este contenido, en la Fundación del Español Urgente publicamos esta semana una nota centrada en la alternativa en español para este concepto.

En la recomendación del martes recogimos que la expresión equivalente en español a la inglesa soft porn es porno blando, en contraposición al porno duro (hardcore porn, en inglés).

Así, en frases de los medios como «Los libros de 'soft porno' arrasan en América», «Ese personaje está lleno de una carga erótica que muchos han calificado de "softporn"» y «Una fórmula segura de éxito: la novela romántica mezclada con el porno soft» se podría haber escrito «Los libros de porno blando arrasan en América», «Ese personaje está lleno de una carga erótica que muchos han calificado como porno blando» o «Una fórmula segura de éxito: la novela romántica mezclada con porno blando».

 

Ilustración: @MoxParadox.

Pero esta semana también hemos hablado de deporte, más concretamente de una expresión que se usa mucho en informaciones y crónicas sobre baloncesto.

Vamos con unas frases de los medios: «Dobles figuras y segundo triunfo consecutivo para Calderón», «Dobles figuras de Marc Gasol en la mejor racha victoriosa de Memphis esta temporada» o «Diagné firmó dobles figuras con 16 puntos y 12 rebotes».

Lo que sucede es que la palabra figura no significa en español 'cifra', 'número', 'dígito' o 'estadística'. Dobles figuras es un calco del inglés double figure.

Así, el viernes recogimos en la recomendación que la expresión cifras dobles, empleada en baloncesto para referirse a los datos estadísticos de los jugadores que consiguen diez o más puntos, rebotes, asistencias, tapones o recuperaciones, es el término apropiado en español en lugar del calco dobles figuras.

Otro tema que hemos abordado ha sido la omisión inadecuada de preposiciones. El miércoles dedicamos la nota a la expresión pese a que, que es la construcción apropiada para expresar que no se tiene en cuenta la oposición o la resistencia de algo o alguien, y no simplemente pese que, con omisión de la preposición a.

Así, en lugar de «Texas ejecuta al reo pese que Obama solicitó que se suspendiera» lo apropiado habría sido «Texas ejecuta al reo pese a que Obama solicitó que se suspendiera».

El lunes aclaramos una confusión léxica entre los términos metalero y metalífero.Metalífero, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa 'que contiene metal', mientras que metálico (o metalero, en algunos países de América) indica que es algo relacionado con en este material, por lo que no es adecuado emplearlos como sinónimos.

Quería dejar para el final la recomendación que publicamos el jueves. Con motivo de la celebración, el sábado 1 de diciembre, del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, ofrecimos algunas recomendaciones sobre términos que pueden plantear dudas a la hora de escribir informaciones relacionadas:

  • La palabra sida, que procede de la sigla SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), está lexicalizada (como láser u ovni) y se escribe con minúscula por ser el nombre común de una enfermedad, como gripe o diabetes.

  • El término antirretroviral, formado por el prefijo anti- y el adjetivo retroviral, se escribe con el prefijo unido a la palabra y duplicación de la erre, no anti-retroviral ni anti retroviral o antiretroviral.

  • La expresión lazo rojo se escribe con minúsculas iniciales y sin entrecomillar.

  • Sida no es lo mismo que VIH, pues sida es el nombre de la enfermedad, mientras que la sigla VIH (virus de inmunodeficiencia humana) designa al virus que la causa: se puede ser portador del virus y no padecer nunca la enfermedad.

El vídeo de esta semana trata sobre el uso de los ordinales y los partitivos: decimoquinto no es lo mismo que quinceavo.