La semana en cinco recomendaciones lingüísticas

La semana en cinco recomendaciones lingüísticas

Un caso curioso es el de John Montagu, IV conde de Sandwich. Se dice que era muy aficionado a jugar a las cartas y, para no abandonar la partida a la hora de comer, tomaba unos emparedados con fiambre o carne fría.

¿Qué tienen en común Louis Braille, Ferdinand von Zeppelin, Rudolf Diesel y Heinrich Rudolf Hertz?

Todos ellos hicieron grandes aportaciones en diferentes campos del conocimiento, pero, a diferencia de lo que ocurrió con otros, aquello que inventaron o descubrieron comenzó a llamarse como sus nombres, o con términos derivados de ellos, un fenómeno que recibe el nombre de eponimia.

Un caso curioso, y no muy conocido, es el de John Montagu, IV conde de Sandwich. Se dice que este conde era muy aficionado a jugar a las cartas y, para no abandonar la partida a la hora de comer, tomaba unos emparedados con fiambre o carne fría, dando así nombre al popular sándwich.

Los epónimos (del griego ἐπώνυμος 'nombrado por', 'sobrenombre' y 'que da origen al nombre') designan objetos, aparatos, sistemas, procedimientos o productos cuya denominación procede del nombre propio del inventor, descubridor o fabricante, o de la persona que los popularizó o en cuyo honor se hicieron. Lo que sucede es que ese nombre propio termina convirtiéndose en común, y se escribe, por tanto, con minúscula inicial y adaptado a las reglas ortográficas del idioma.

El sistema braille, el hercio, el zepelin o zepelín y el diésel, entre otros, son sustantivos comunes derivados de nombres propios que se han convertido en palabras de uso corriente.

De este último nos ocupamos en la Fundación del Español Urgente en la recomendación del miércoles. En ella, señalamos que el término diésel se escribe en español con minúscula inicial y con tilde. La Ortografía académica recoge, además, la forma dísel, adaptada de la pronunciación inglesa.

 

Ilustración: @MoxParadox

Los juegos olímpicos, que se inauguran hoy en Londres, también han asomado la cara esta semana en una de nuestras recomendaciones, pues en las informaciones previas a la cita olímpica es muy habitual leer y escuchar que un país, un equipo o un atleta se medirá a otro. Este uso de la preposición a no es apropiado y, por ello, el martes recordamos que el verbo medirse, como sinónimo de enfrentarse, rivalizar o competir, se construye seguido de la preposición con: «medirse con un rival», no «medirse a un rival».

También hemos dedicado una nota al uso de las mayúsculas y las minúsculas. El lunes señalamos, de acuerdo con lo indicado en la Ortografía académica, que los lemas, consignas y eslóganes se escriben con mayúscula inicial solo en la primera palabra y en los nombres propios. De este modo, lo adecuado es escribir «Por un mundo más justo» en lugar de «Por Un Mundo Más Justo».

El jueves abordamos un curioso error por similitud léxica. Vimos que, en ocasiones, se emplea el verbo afrentar en construcciones como afrentar problemas. Sin embargo, con el sentido de 'hacer frente al enemigo, a un peligro, a un problema o a una situación comprometida', los verbos apropiados son afrontar y enfrentar.

Y el viernes un anglicismo encontró alternativas en español: spot es una voz inglesa. En nuestro idioma existen numerosos equivalentes para referirse al espacio publicitario en radio o televisión: cuña, anuncio, aviso, comercial o directamente publicidad, según el contexto.

Para terminar, como hacemos habitualmente, una recomendación en vídeo: diferencias entre bimensual/bimestral y bianual/bienal.