Vicente Ferrer y la lucha contra los “gigantes” de injusticia

Vicente Ferrer y la lucha contra los “gigantes” de injusticia

Hoy se cumplen nueve años desde que Vicente Ferrer nos dejó

Carlos Mateo

Cuando entrabas en la oficina de Vicente Ferrer, en el campus de la Fundación en Anantapur, uno de los objetos que sobresalían de su abarrotada mesa de trabajo era la figura que recibió con el Premio Quijote Universal dos años antes de fallecer. Solía decir Vicente que este humilde reconocimiento era el que más le gustaba y el que le hacía especial ilusión.

El diccionario recoge que un Quijote es una persona que, como el héroe cervantino, antepone sus ideales a su conveniencia y obra de forma desinteresada y comprometida en defensa de causas que considera justas. El premio, concedido por la asociación "Los Amigos del Molino" del pueblo conquense de Mota del Cuervo, casa muy bien con la personalidad de Vicente Ferrer, que luchó desde el principio contra grandes gigantes de injusticia en el sur de la India: la pobreza extrema y la discriminación.

Siempre estuvo dispuesto a luchar por un ideal supuestamente inalcanzable y él mismo afirmaba que su trabajo consistía en conseguir sueños imposibles

Su "lanza" era un paraguas negro que lo protegía del sol abrasador de Anantapur. Siempre estuvo dispuesto a luchar por un ideal supuestamente inalcanzable y él mismo afirmaba que su trabajo consistía en conseguir sueños imposibles. De pequeño había leído libros de caballería e historias de héroes que se dedicaban a perseguir un ideal. También llegó a aprenderse algunos fragmentos de la obra cervantina.

Su energía y agudeza son rasgos comunes que compartía con las gentes de la Mancha. Curtidas, en muchos casos, por circunstancias adversas y un clima áspero, conservan un humor muy particular. Vicente Ferrer destacaba siempre el valor del sentido del humor. "El humor y la risa dan significado a la existencia y a todas las cosas de la vida. Sin humor no se podría vivir. La risa acalla el sufrimiento".

Cervantes captó la fuerza que transmiten algunos parajes de la Mancha, y nos describe un lugar aparentemente destinado al olvido pero que ahora es universal y eterno, gracias a su pluma. Como Anantapur, la Ciudad del Infinito, la tierra remota que resurgió con la acción conjunta de sus habitantes y de Vicente Ferrer y su equipo.

Hoy se cumplen nueve años desde que Vicente Ferrer nos dejó. Un día especial para recordar y homenajear a un Quijote de la vida real que se propuso mejorar el mundo y lo consiguió.

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