El bofetón de Marchena y la tontería de Cosidó

El bofetón de Marchena y la tontería de Cosidó

El magistrado Manuel Marchena en un desayuno la semana pasada.Agencia EFE

La decisión del juez Marchena de renunciar a presidir el CGPJ y el TS tuvo, con toda probabilidad, muchas causas. Pero como suele decirse, la gota que colmó el vaso, fue el comunicado que el ex director general de la Policía y 'experto' en cloacas, Ignacio Cosidó, envió a su lista de Whatsapp; una multitud de 146 miembros. Que aumenta al menos 146 veces más el factor de corrección al alza las probabilidades de un chivatazo.

Ignacio Cosidó, portavoz del PP en el Senado, demostró con su frivolidad varias cosas, hoy probadas mediante el procedimiento de confesión de parte, pero que ya muchos sospechaban: que era un incompetente redicho, que manipulaba, en grado de tentativa o de hecho consumado, a jueces y fiscales y a la policía, que tenía amistades poco recomendables en el Cuerpo... y que como servidor público era un desastre, aunque como servidor privado fuera seguramente un lujo, pero resbaladizo y en la variedad de moda efímera. Además, en su mensaje colectivo da cuenta de lo que es técnicamente una conspiración. Un amaño que se hace con la intención de torcer el debido rumbo de las cosas.

Por otra parte, el irresponsable mensaje en las redes, a su vez, demuestra que no aprendió nada al frente de la Policía Nacional. La primera lección la suspendió cum laude: si no quieres que se sepa una cosa, primero, no la digas, pero sobre todo no la metas en las redes sociales. Allí no hay amigos. Es un territorio far west plagado de embozados prestos a asaltar a incautos y engreídos.

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En realidad, la renuncia de Manuel Marchena a presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Supremo (TS) ha dejado 'en pelotas' a (en orden de importancia) el PP, sobre todo por no haber destituido ipso facto y enviado a galeras a hacer compañía a Dolores de Cospedal y otros a Cosidó, que ha confesado haber contribuido a urdir un maquiavélico plan para burlar la Constitución, manejar en su beneficio los destinos de los jueces del TS, para situar a sus presuntos feligreses en mejor posición para la defensa de los intereses del PP, y, llevar a efecto maniobras inequívocamente con sabor corrupto para influir en el desenlace judicial de, por ejemplo, lo que queda de 'Gürtel'.

El mensaje de Cosidó, pues, junto con lo que se va sabiendo del uso de fondos reservados para comprar o 'empotrar' al chófer de Bárcenas y robarle pruebas al extesorero por medio de los tentáculos de la 'policía patriótica' comandada por el excomisario Villarejo y compañía, hunde más aún, lo que parecía imposible, la credibilidad bajo mínimos del PP. ¿Quién se fía ahora del flamante Pablo Casado, que aumenta la retórica frentista como cortina de humo para ocultar una realidad que se le escurre?

El líder del PP lo tiene difícil; es muy complicado vender al pulpo como animal de compañía. Y es un pulpo gigante lo que se mueve bajo las alcantarillas. Mucho menos sensato, y por supuesto fructífero, es endosarle la paternidad de la 'policía patriótica' a Pérez Rubalcaba siendo tan manifiesta la paternidad de Jorge Fernández Díaz, el pintoresco e irresponsable exministro del Interior, y de su DG de la Policía, para cuya definición no es fácil encontrar las palabras adecuadas. Se corre el riesgo de la mala educación.

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Ahora muchos empezamos a comprender por qué el beato Fernández tenía tanto empeño en dar medallas policiales a la Virgen. Pero lejos de conseguir milagros ha puesto en un aprieto a María Santísima del Amor: a pesar de haber ascendido a los cielos, según la doctrina católica ( y contra la evidencia de las leyes de la gravedad y de los principios de la termodinámica), no ha podido hacer lo imposible: la estupidez es irreparable. No hay 'blanco nuclear' que la borre.

Pero asimismo Marchena ha propinado un bofetón a los demás conchabados: al PSOE de Pedro Sánchez y al Podemos de Pablo Iglesias. "Si nos hubiéramos abstenido habríamos evitado quedar enmierdados", me comentaba un nihilista que ha acabado en la formación morada... quizás por poco tiempo. Nihil en latín significa nada.

La decisión del exnominado para dirigir el gobierno del Poder Judicial tiene, pese a lo anterior, varias causas. Nadie en esta etapa muestra dudas sobre la solvencia jurídica de este magistrado, fueran cuales fueran, o sean las que sean, sus ideas o simpatías políticas. Lo importante de su gesto 'in extremis' es que parece haber preferido la honra pública a los barcos a punto de ser pecios. No ha aceptado quedar como un pelele manejado a distancia por babiecas o por verdaderos artistas trileros, de esos que mueven con enorme rapidez el vaso para que el ojo humano no acierte bajo cuál se esconde el garbanzo.

Amigos del canario Marchena coinciden en que es un jurista de sólida formación y con carácter. Eso sin duda es, tal como están las cosas, un serio inconveniente para el PP a corto y medio plazo

Primero, una razón formal. La cooptación del presidente, hurtando su elección a los miembros del pleno, ya era una decisión irregular que pervertía la norma. Aunque muchos la defendían en base al lógico protagonismo de los representantes de la soberanía nacional, el cauce no era el correcto. La soberanía estaba formalmente representada en el Parlamento, no en los partidos políticos. No para esto. Segundo, porque ni siquiera se trató de un preacuerdo sobre una persona que tuviera un determinado perfil profesional; fue un cambalache que pervirtió el procedimiento. Esto, que se intuía, lo confirmó Cosidó -que aún no ha sido destituido por tonto al menos al llegar a las 914 palabras de este post- con su vanidoso wasapeo.

En él, expone con toda desfachatez, para calmar a los que no aceptaban un pacto con el PSOE y Podemos, que se consiguió lo que se pretendía, engañar a los otros: tener un presidente amigo al que se podía manejar; y a su vez, controlar "desde detrás" la Sala Segunda (de lo Penal) que juzga los casos con aforados, colocando a mayores al presidente de la Sala 61, también clave en temas de 'carga política'.

  El portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó.Agencia EFE

Es obvio que Marchena se encontraba ante un serio dilema; que otros anteriores a él, como Carlos Lesmes, hubiera aceptado la condición subrogada, que hacía previsibles algunos de sus movimientos, no le condicionó. Los tiempos son otros. La carrera judicial, desde las asociaciones conservadoras a las progresistas pasando por las templadas y mediopensionistas recibió con indignación el chalaneo. La Francisco de Vitoria anunció su decisión de recurrir al TEDH de Estrasburgo, donde todo llega en el momento más inoportuno, con sentencias que con demasiada frecuencia corrigen y desacreditan a la justicia española. Respetar las formas es esencial en una democracia. Es la democracia.

Amigos del canario Marchena coinciden en que es un jurista de sólida formación y con carácter. Eso sin duda es, tal como están las cosas, un serio inconveniente para el PP a corto y medio plazo. El presidente in pectore del CGPJ se vio atrapado por la impudicia de algunos dirigentes conservadores, que no le han dejado otra salida que renunciar a un cargo al que tenía perfecto derecho en condiciones normales. Y ahora deberá ser en extremo puntilloso para demostrar su independencia, cuidando todos los ángulos de las sentencias en que participe para restaurar su imagen.

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El PP apuntó al cielo y se ha dado otro tiro en los pies. Cosidó ha profundizado la crisis de su partido, lo que parecía imposible, y ha descubierto que no sólo María Dolores de Cospedal intentó manipular a la Policía con encargos 'a la carta' de Génova 13. Este hombre ha levantado la sospecha de que Cospedal era sólo una pieza y que había en realidad una trama sucia.

Eligio Hernández, ex fiscal general del Estado que fichó a Manuel Marchena en Las Palmas para la Secretaría General Técnica, no se corta: "Tenemos la clase política más mediocre desde la Transición". Y sobre su antiguo pupilo: "ha dado una lección de dignidad".

Ahora en todo caso, la tienen que dar otros, o sea, el PP, el PSOE y Podemos.

A Pablo Casado le ha explotado una potente bomba en plena campaña de las andaluzas, y ha salido corriendo para Madrid, y Susana Díaz enfundada en traje de faralaes canta el 'olé, oléeee, oléeeeee', acompañada con las castañuelas por Albert Rivera y Teresa Rodríguez...

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.