El 'caudillo' Iglesias quiere resucitar la Prensa del Movimiento

El 'caudillo' Iglesias quiere resucitar la Prensa del Movimiento

EFE

Podemos se ha convertido en un instrumento contra el sistema sin que aclare cuál sería el sistema de repuesto, aunque hay algunos preocupantes indicios. Todavía, mientras Venezuela se convierte en un Estado fallido, la plana mayor se resiste a llaman al pan, pan, al vino, vino, a la dictadura, dictadura, y al fracaso bolivariano, fracaso bolivariano, además de asumir su parte de culpa en el hambre, el caos y el plomo, el elemento correspondiente a la "cal viva" de la que habló Iglesias en el Congreso de los Diputados.

Mientras, ruedan sin fin por internet, por toda la eternidad de la nube, los vídeos de apoyo al profeta Chávez, un exgolpista que mantuvo su instinto innato incluso tras ser reelegido por mayorías absolutas consecutivas. La historia demuestra que un militar golpista nunca deja una nación sana. Y Maduro, bajo cuyo mandato Venezuela vive en una situación de clara preguerra civil, con un clan, una casta, una trama, que se niega a compartir el poder y a respetar la Constitución, la suya, la bolivariana, a la que trampea sin decoro y con insufrible altanería y vulgaridad, ha llevado lo imposible al colmo.

La iniciativa del trolabús es una manera simplona de reducir el problema a un conflicto binario entre buenos y malos, siendo los malos todos aquellos que no sean "los nuestros". No importa que no estén bajo sospecha, ni imputados, ni condenados, ni que hayan sido luchadores antifranquistas, que contribuyeron decisivamente a impedir el éxito del golpe de estado militar del 23-F. Son, por decreto, el enemigo.

El gran pecado que los sobrevuela es la propia democracia: los otros tienen ideas distintas a las del evangelio podemita. Esa mezcla artificial, carne y pescado, agua y aceite, en el trolabús, es un perverso y calculado mecanismo para llevarnos a las dos Españas. Fue el discurso de Chávez y lo sigue siendo el de Maduro, y lo sigue siendo en el bicastrismo. Igualan la discrepancia ideológica con la traición y la corrupción.

Quieren sacar al genio de la botella. En realidad, escupen a lo alto. Abominaron de los asesores, y ahora los tienen con gula; abominaron del nepotismo, en lo que todos estamos de acuerdo, y ahora promocionan a familiares o compañeros y compañeras sentimentales y convierten el lecho en palanca de poder; abominaron de aforamientos y ahora están cómodamente aforados, dijeron que iban a bajar los sueldos para que el pueblo no soportara estos gastos, y ahora los comparten... con el Partido; predicaron la lealtad, el buen rollito interno, la amistad, el compañerismo, se dieron besitos en los morros, escenificaban el colegueo grupal con esos posados que se asemejan a los cuadros de Genovés... O a las fotos de la manada en tropel en el encierros de Sanfermines, con el macho alfa embistiendo por instinto primario. Puro cuento. Vinieron las purgas en Vistalegre II, el errejoneo implacable, el comportamiento de chulo de playa en el Congreso...

Los partidos no tienen cuotas en los medios independientes, y tampoco pueden influir hasta el extremo de designar de oficio a sus representantes en los medios públicos.

El tic leninista es cada día más evidente. Los episodios llegan por el gotero. El penúltimo fue el intervencionismo en los planes de trabajo de las redacciones libres; el último, una moción de censura de asociación de vecinos, hecha solo para la galería, utilizando el hemiciclo del palacio de la Carrera de San Jerónimo como el escenario de un can-can ajeno a la vergüenza ajena.

Sin candidato alternativo, como es obligado, sin apoyos parlamentarios y con el anuncio de que eso ya se dará a conocer después de unos contactos sociales. Pero ni con un potabilizadora de agua bendita sería posible ese milagro. Pablo Manuel Iglesias está empeñado en ningunear a Gustavo Adolfo Bécquer, quien ya previno: "La ridiculez es la muerte social. Una muerte dolorosa y cómica por añadidura". (Ensayos y palabras). También nos podríamos quedar a estos efectos didácticos con unas palabras de Steven Weimberg, Premio Nobel de Física en El País: "Al igual que resulta imposible enseñar mecánica cuántica a un chimpancé, por más esfuerzos que uno dedique a ello, puede que la teoría correcta que explique todos los fenómenos físicos esté más allá de nuestra capacidad". Lo primero está demostrado.

Una muestra clara de divismo desnortado por la contaminación caudillista de una pócima fatal de marxismo-leninismo-chavismo e insolación de tercer grado de la dirección colegiada de Podemos, o sea, el binomio amoroso (no sólo políticamente hablando) entre Pablo Manuel Iglesias e Irene Montero es su decisión por unanimidad de los dos, valga la redundancia, de que Iñigo Errejón, el actual innombrable, dejara de asistir a la tertulia de la SER, donde era un invitado habitual, y que en su lugar fuera... Irene Montero.

Tal cual. De un golpe la pareja asumió las funciones del redactor jefe, subdirector y director de la SER... Una clara e ilegítima intromisión en la libertad de prensa y en la dirección de los medios informativos en una democracia. Un reflejo condicionado que, otra vez, nos lleva al chavismo perseguidor de periodistas. O al Movimiento (o Molimiento) Nacional.

Los partidos no tienen cuotas en los medios independientes, y tampoco pueden influir hasta el extremo de designar de oficio a sus representantes en los medios públicos fuera de los espacios reglados y propiedad de los partidos en la campaña electoral. A quién se entrevista o quién participa en las tertulias está fuera de las competencias de la Iglesia, los partidos, los sindicatos, la patronal, las universidades o las asociaciones veganas, las de protección de los animales o las de gais, lesbianas y transexuales.

No entender esta limitación y no respetar esta libertad es autoritarismo. Todavía la ingenuidad española puede creer que un señor con coleta y lenguaje de taberna puede codearse con los gobernantes de la Unión Europea y de los países cultos y civilizados; pero esos tics... esos tics son un afloramiento del subconsciente; un semáforo que va del ámbar al rojo sin paradas intermedias. Entre tanto, sigue viva en las redes una entrevista a Pablo Manuel Iglesias en la que dice que en su programa, La Tuerka, al tertuliano de izquierdas que no le guste no se le invita o se le echa y se acabó. Pura aplicación de la ley del embudo: 'lo ancho para mí, lo estrecho para los demás'.

Ellos, que tanto denuestan a la Transición, tienen en este proceso de cambio tranquilo de la dictadura a Europa un ejemplo de madurez y de responsabilidad, y de cómo se intentó derrotar al franquismo subyacente por medio del BOE y de la abnegación y buen y prudente juicio, en aquellos momentos decisivos, de las organizaciones democráticas que hicieron una apuesta decidida y sincera por la reconciliación.

Todo este engranaje encaminado al 'postureo', a hacer verdad las ilusiones o las falsedades a fuerza de repetirlas y de salir en la foto está provocando un efecto contrario al deseado.

Esto se puede ilustrar con un caso concreto: a los pocos meses de ganar con una extraordinaria mayoría absoluta el PSOE, en octubre de 1982, Felipe González decidió quitar de la circulación a Prensa del Movimiento, un gran conglomerado de medios públicos del podría haber usado y abusado con la disculpa de su apoyo electoral masivo. En 1984, Javier Solana, ministro de Cultura, consumó el proceso de descuartizamiento del grupo y de liquidación de las empresas con una oleada de subastas.

Los periodistas que vivimos aquellos tiempos sabemos cómo era la intervención directa y permanente de la Secretaría General del Movimiento y del Ministerio de Información y Turismo a través de la Dirección General de Prensa, y cómo era la puntillosidad y servilismo de los censores de provincias, personajes llenos de resentimiento y engreídos por su capacidad maléfica, salvo casos muy aislados de mera pero cínica supervivencia.

Aquello era Poder... ese poder que para algunos siempre se encontraría una disculpa procesal de esas típicas del populismo. La defensa de la gente –degradación inadmisible del concepto superior de ciudadanía– encuentra siempre un asidero con el que engañar a las personas en situación desesperada, o de temor o desconcierto en nombre de su salvación a manos providenciales.

Todo este engranaje encaminado al postureo, a hacer verdad las ilusiones o las falsedades a fuerza de repetirlas y de salir en la foto, gloria efímera, está provocando un efecto contrario al deseado en algunos de los desencantados que se asieron a Podemos como a una tabla de salvación. Recuerdan aquella narración de Charles Dickens en Historia de dos Ciudades (edición 'ALBA Minus'): "Como aquel campesino de la leyenda, que después de haber invocado con mucho trabajo al demonio, se asustó tanto al verlo que huyó en vez de quedarse a hablar con él..."

Y esas fugas a título personal de frustración y desencanto pueden dar lugar a grandes migraciones electorales, anunciadas por un estancamiento reflexivo en los sondeos de opinión. Atentos al sismómetro.