La corrupción vaticinada por Jefferson

La corrupción vaticinada por Jefferson

El PP hace como que no entiende el diagnóstico, el PSOE se enreda en metafísicas, Podemos se suma al casticismo, IU no se decide entre Stalin y Berlinguer.... No importa que a unos les voten ocho millones de españoles, y a otros cinco, y a otros tres... Como decía el socialista belga Paul Henri Spaak, "la tontería es la más extraña de las enfermedades: el enfermo nunca sufre; los que de verdad la padecen son los demás".

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Thomas Jefferson era un hombre sabio, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos, un intelectual como la copa de un secuoya. Reflexionó mucho sobre la corrupción, que rodeaba a la naciente nación desde sus primeros momentos, y su pensamiento parece escrito en la España de nuestro tiempo: "El tiempo de precaverse de la corrupción y la tiranía es antes de que hayan hecho presa en nosotros. Es mejor mantener al lobo fuera del corral que confiar en ponerle bozal una vez dentro...,"(Escritos políticos. Notas sobre Virginia). Para él, "el arte de gobernar es el arte de der honesto".

Sobre el sistema financiero de Hamilton -con el que se encontró al regresar de Francia para hacerse cargo de la Secretaría de Estado en marzo de 1790- puede observarse que la situación descrita sigue reproduciéndose en las democracias del siglo XXI a través de lo que se esconde bajo esa trinchera de caza-incautos del llamado neoliberalismo. "Dos eran sus objetivos: primero, como rompecabezas, evitar toda capacidad de comprensión e investigación popular; segundo, como máquina, un sistema para corromper al legislativo. Él no se recataba de confesar su opinión de que solo hay dos motivos que gobiernan al hombre, la fuerza y el interés; comentaba que en este país no podía no pensarse en la fuerza, por lo que, evidentemente, había que apoderarse de los intereses de los miembros del legislativo para mantener a este ligado al ejecutivo..."(Escritos políticos. Las anotaciones). Hoy, ese "lenguaje enrevesado" es la letra pequeña de los contratos, de las cláusulas bancarias, de hipotecas suicidas que se vendían como "verduras de las eras", que diría Jorge Manrique; acciones preferentes para encubrir su alto riesgo, la oferta de hacer rica a la gente corriente con mentirosa publicidad idílica de viejitos felices para dejar a los incautos en calzoncillos sin que lo noten, hasta que sientan el frío del engaño...

Repásese la lista de implicados en los escándalos que sacuden a España, desde hace décadas, pero ahora nos ahogan. La situación es casi idéntica a la descrita por Jefferson a caballo entre los siglos XVIII y XIX.

Repásese la lista de implicados en los escándalos que sacuden a España, desde hace décadas, pero ahora nos ahogan. La situación es casi idéntica a la descrita por Jefferson a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Bárcenas era senador cunero por Cantabria, impuesto desde la dirección del PP. Decía el presidente regional Revilla que el ex tesorero fue el más votado, como si se hubiera puesto a una vaca en la lista popular habría salido senadora. Con dos cuernos. Rodrigo Rato unía el legislativo con el ejecutivo: fue ministro y vicepresidente económico, no muy económico, por cierto, para los intereses generales. Ahora mismo están en activo los casos del embajador Gustavo de Arístegui y del diputado de la Serna, imputados por cobrar comisiones a cambio de contratos. Así es como muchos entienden lo que es marca España.

La lista es amplia; y variada. Resulta especialmente esclarecedor para entender a Mariano Rajoy y sus falsas impasibilidades la circunstancia Luis De Guindos. El ministro de Economía era uno de los ejecutivos europeos más influyentes de Lehman Brothers Europa, miembro de su Consejo Asesor y director para España y Portugal hasta la gran quiebra en 2008. Secretario de Estado de Economía con Aznar replicó a los socialistas que denunciaban en el Congreso que se estaba provocando una burbuja inmobiliaria. "No hay burbuja inmobiliaria, sino una evolución de precios al alza que se van a ir moderando con más viviendas en alquiler...". (ABC, noviembre 2003). Pues este destacado brujo de la tribu neoliberal que metió a la economía mundial en un atolladero del que aún no ha salido, ha pasado, metafóricamente hablando, de incendiario a bombero. No es el único en Europa, claro. Por eso pasa lo que pasa. Hasta que la política europea recupere el ideario de decencia, unión, solidaridad y progreso que la parió.

A los casos espectaculares de ámbito estatal hay que añadir los municipales y los regionales, con una variopinta tropa de imputados y condenados. Y con la constatación judicial de que al menos en lo que respecta a dos partidos, el PP y Convergencia, hay indicios más que razonables de la existencia de una organización paralela para delinquir. Ese gran hedor nacional demuestra hasta dónde llega la infección de la desregulación y los atajos para sortear las Reglas del Juego.

La rusa nacionalizada norteamericana Alissa Zinoviedna, más conocida por su pseudónimo de Ayn Rand (1905-1982), alertaba: "(...) cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte, que tu sociedad está enferma" (1950).

El PP hace como que no entiende el diagnóstico, el PSOE se enreda en metafísicas, Podemos se suma al casticismo, IU no se decide entre Stalin y Berlinguer.... No importa que a unos les voten ocho millones de españoles, y a otros cinco, y a otros tres... Como decía el socialista belga Paul Henri Spaak (1899-1972), primer ministro, presidente del Parlamento Europeo, secretario general de la OTAN..."la tontería es la más extraña de las enfermedades: el enfermo nunca sufre; los que de verdad la padecen son los demás".

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.