Lo más seguro es que vuelvan las oscuras golondrinas a Cataluña

Lo más seguro es que vuelvan las oscuras golondrinas a Cataluña

EFE

El polaco Stanislaw Jerzy, prolífico autor de aforismos, publicó 'Pensamientos descabellados' en 1957 aprovechando la episódica apertura de Gomulka en la Polonia comunista. Era un conjunto de proverbios, auténticos dardos contra la estupidez humana, excelentemente representada en aquél régimen, pero aplicables en todo momento, en todo lugar y en todo tiempo histórico.

Entre los cientos de dedos acusadores en forma de flechas de ironía y sarcasmo hay varios que parecen estar hechos para la actual Cataluña. Uno de ellos, "cada tonto que se bate contra un ventilador se cree don Quijote", se complementa muy bien con este otro: "¿Significa progreso que el antropófago coma con cuchillo y tenedor?", o este más: "Aunque a una vaca le des café, no ordeñarás nunca café con leche".

Lo peor de la fantasmal república catalana es quiénes podrían ser sus 'padres fundadores' y sus presidentes

El mayor problema de la república catalana no es que sea improbable que salga adelante por cuanto constituye un proceso secesionista que podría extenderse por toda Europa, creando condiciones objetivas para una desestabilización global en la UE. Ya lo dijo Macron, recordando a Mitterrand y a la trágica experiencia histórica: "El nacionalismo es la guerra". Lo peor de la fantasmal república catalana es quiénes podrían ser sus 'padres fundadores' y sus presidentes.

A De Gaulle se le adjudica la frase de que "en política lo importante es sentar un precedente" – y no como piensa Puigdemont, sentar a un presidente- y el precedente de la rebelión 'blanda' en Cataluña podría tener efectos más o menos inmediatos en otros Estados miembros en la República Federal Alemana o en Italia... y hasta en la misma Francia, etcétera.

Todo esto ha podido irse viendo en los últimos meses; a pesar de que esta evidencia haya sido relativamente ocultada por las primeras decisiones de los tribunales de Bélgica y el länd de Slewing Holstein que, simplemente, no han entendido el mandato imperativo de la 'euroorden' y del espacio europeo de justicia. No son los únicos jueces que se miran el ombligo, y que parecen desconocer la primera ley del ombligo, que enunció el humorista español Álvaro de la Iglesia: "Todos los ombligos son redondos".

Pero excentricidades aparte, que ya se irán resolviendo de acuerdo al interés general de la Unión y a la correcta interpretación de sus leyes – por mera cuestión de supervivencia y mantenimiento de la paz- lo que es esencialmente grave es la constatación de la profundidad del embaucamiento de poco menos de la mitad de la sociedad catalana.

La condición talibán, no conoce fronteras. Puede vivir en Afganistán o en Lérida

A veces, los muy convencidos, los que tienen las orejeras mentales de la fe de carbonero, no quieren ver la verdad que pueden tocar con sus manos. Como el cristiano o el musulmán o el judío que se niega a ver con sus ojos textos que ataquen a sus creencias, la feligresía nacionalista que ha sido sometida desde el acceso de Jordi Pujol a la Generalitat a un metódico y frío lavado de cerebro, se niega a aceptar las evidencias que borbotean a su alrededor. La condición talibán, no conoce fronteras. Puede vivir en Afganistán o en Lérida. Aunque a esta condición hay que añadirle la de los 'pescadores en río revuelto', todos esos aprovechados personalistas que, como Ada Colau, se tropezaron de repente con un billete premiado del segundo o tercer premio del Gordo. O los grupos oportunistas del nuevo populismo nacido en las placentas de las 'fake news', las mentiras morrocotudas de toda la vida.

Los últimos capítulos de esta historieta, que ya abandonó el terreno de la comedia para pasar al de la tragedia, son increíbles. Es difícil entender cómo han podido producirse en una sociedad que era considerada culta, cosmopolita y avanzada, muy pragmática, un verdadero oasis de progreso en España.

Carles Puigdemont ha demostrado que tiene algo en cantidades adecuadas para afrontar lo imposible: una irresponsabilidad atómica. Como todo le importa una butifarra, cada día su desafío sube de temperatura. El esperpento es visto como una revelación divina por las masas ya propensas, como los seguidores de Moisés en aquellos desiertos calenturientos, a llegar y apropiarse de la tierra prometida. Un conflicto que dura miles de años.

Desde Bruselas, el ex presidente Puigdemont, prófugo de la justicia, mueve los hilos del teatrillo de marionetas

Desde Bruselas, el ex presidente Puigdemont, prófugo de la justicia, mueve los hilos del teatrillo de marionetas. Al final, cuando ya parecía inevitable la celebración de nuevas elecciones – y a todas las elecciones las 'carga el diablo'- escoge como sucesor a uno de los más sectarios de sus seguidores, el racista antiespañol Quim Torra (suena como Kim el coreano, pero con Qu) después de que otros preseleccionados hayan renunciado, quizás al constatar que el huido levitante no está en sus cabales. La situación se puede representar en la prohibición de que el presidente elegido por el Parlament no lo sea del todo, que reconozca a Puigdemont como el presidente superior, y que como consecuencia, no ocupe su despacho oficial en Palacio.

Es decir, el Parlament acepta una 'soberanía limitada', cosa que ni siquiera ha ocurrido con la aplicación del 155 CE. El Estado, en la aplicación de la norma extraordinaria prevista en la Constitución para casos excepcionales de sedición, rebelión y similares, ha sido muy respetuoso con las instituciones catalanas y el autogobierno, mucho más de lo que lo están siendo los partidos nacionalistas que consienten un amplio muestrario de agresiones al Estatut.

Autolimitado en sus funciones estatutarias y constitucionales, el Parlament incumple su primera obligación para con el pueblo catalán; un concepto que además de implicar un conjunto, implica un pasado y un futuro.

Cuando Quebec celebró, con permiso del Estado de Canadá, su referéndum para la independencia, lo hizo con unos límites precisos. El Tribunal Supremo estableció lo que hoy se considera un punto de referencia internacional de jurisprudencia: la independencia no se puede conseguir por una diferencia que no sea suficiente; no vale la mitad más uno de los votos. Ni tampoco el cómputo quebequés global puede limitar el derecho a la pertenencia de las poblaciones de ese territorio que voten lo contrario.

El pasado de Quim Torra y el de la corte de los milagros y las hadas y los zombis que le rodea, no augura nada bueno para los catalanes

El pasado de Quim Torra y el de la corte de los milagros y las hadas y los zombis que le rodea, no augura nada bueno para los catalanes. Como decía Albert Einstein, no se puede conseguir nada diferente si sigues habiendo lo mismo. Y además su discurso es tan idiota, tan cenutrio, tan racista, que parece sacado de un cómic.

Tal y como en toda Europa se está persiguiendo el 'discurso del odio' es comprensible que él o sus asesores hayan intentado borrar, al parecer, algunas de sus frases más ofensivas de las redes sociales. Pero muerto oficialmente el infierno en sus formas tradicionales, versión Dante, su papel lo ha asumido internet. Hasta que le llegue su fecha de caducidad, el ciberespacio es imborrable y, por ahora, goza de condiciones de eternidad.

El Estado ha sentado un precedente con la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española, un artículo que fue aprobado con una abrumadora mayoría en 1978 en las Cortes Constituyentes; y no solo por la derecha y el centro, también por los socialistas y por los comunistas, encabezados por Carrillo, Pasionaria, Alberti... recién llegados del exilio. Al aplicarlo, el Gobierno, y los partidos que lo han apoyado en el Senado, no sólo han dejado el camino abierto para una reedición sino que ahora la experiencia puede aconsejar ajustes en el procedimiento, en la intensidad y en la mejor adecuación al derecho comparado internacional.

No es un disparate; un artículo de la Constitución, como uno del Código Penal o de la Ley de Tráfico no se agota en una sola activación. Cada vez que se produzca un hecho igual o parecido al que motivó su empleo hay que volver a utilizarlo porque lo contrario significaría convertir la Ley en una ruleta.

Si la nueva Generalitat no recupera la responsabilidad, la dignidad, la cordura y la senda del Estatut y la Constitución, y su capacidad de análisis, volverán las oscuras golondrinas

Es seguro que lo que buscan Puigdemont y sus títeres sea aumentar con artificio y ruindad la percepción irreal del 'victimismo' – pues quien comete una violación en manada no puede reputarse víctima- para mantener en ebullición un sentimiento de humillación que pueda explotar en un alzamiento popular. Puede. Pero en estos casos extremos no se debe descartar un porcentaje de imprevistos, como que la otra parte de la sociedad catalana pierda la paciencia. Un clima de guerra 'fría' civil sería demoledor para Cataluña. Considerando, por otra parte, que todo lo frío puede calentarse.

Por ahora, el conflicto catalán sigue en alerta roja. La mecha explosiva puede ser otro presidente loquinario, irresponsable, fanático, 'supremacista' – eufemismo educado de racista- que siga caminando hacia el precipicio de las alambradas.

Y no deben fiarse de los 'països catalans' ni de los siempre ambiguos gerifaltes del PNV: valencianos y vascos no están desaprovechando ninguna de las oportunidades de negocio que les brinda en Europa el miedo a invertir en Cataluña.

Si la nueva Generalitat no recupera la responsabilidad, la dignidad, la cordura y la senda del Estatut y la Constitución, y sobre todo la capacidad de análisis, más o menos en un año, volverán allí las oscuras golondrinas.

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