PSOE: ganar tiempo apresuradamente

PSOE: ganar tiempo apresuradamente

La decisión del PSOE de dejar gobernar por ahora al PP, el partido más votado, no es ninguna sorpresa. El río ya sonaba. Quien se haya sorprendido es que forma parte de la legión de despistados que todavía creen que Papá Noel baja por las chimeneas en Navidad, cosa imposible porque las distintas variaciones de Santa Claus nunca llevan la barba manchada de hollín.

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Foto: EFE

La decisión del Comité Federal del PSOE de dar un brusco cambio de rumbo a un barco que ya olía el marisco de los bajíos respondió, en esencia, a eso tan marxista, pero que ya aplicaban algunos sabios de la antigüedad en versiones pioneras del conocimiento científico, del "análisis concreto de la realidad concreta en el momento concreto".

La realidad sociológica, revelada por la única encuesta inapelable, el veredicto de las urnas, era, y sigue siendo, terrorífica: la aparición de Podemos coincide con un momento de enorme debilidad política del PSOE. En ese caldo se multiplican las esporas de Podemos, que canibaliza y mercantiliza electoralmente a la ola de los indignados del 15-M. Resultado: un PSOE acosado por el nuevo populismo, lobo travestido de cordero, como luego se fue comprobando, una hijuela, en realidad, de la teología del poder popular, quien tiene como uno de sus apóstoles, icono de referencia, al Che Guevara, que convive en esos cielos lisérgicos con Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, los hermanos Castro..., que son incompatibles con una democracia del bienestar y de opinión pública, algo muy distinto a la intoxicación pública.

Es como un retorno de los brujos o de los fantasmas ("Un fantasma recorre Europa - dijeron Marx y Engels en el Manifiesto- el fantasma del Comunismo") a la Europa de progreso y libertad. ¿Que hay defectos?, ¿Que no todos los gobernantes gobiernan desde la decencia, la buena fe y la convicción democrática europeísta? Es verdad. Pero que un conductor conduzca mal un coche no implica que haya que cambiar de coche. Se conduce mal con independencia de la marca del vehículo. Ya puede comprar un BMW, un Audi, un Rolls Royce, un Jaguar, que se quedará sin puntos en el carné.

La decisión del PSOE de dejar gobernar por ahora al PP, el partido más votado, no es ninguna sorpresa. El río ya sonaba. Quien se haya sorprendido es que forma parte de la legión de despistados que todavía creen que Papá Noel baja por las chimeneas en Navidad, cosa imposible porque las distintas variaciones de Santa Claus nunca llevan la barba manchada de hollín. Los Reyes Magos son los padres, y punto. El primer desafío del PSOE era ganar tiempo para que se dieran varias circunstancias necesarias:

Preventiva 1: cortar por lo sano la inercia del descenso, que ya había pasado del suelo al subsuelo electoral con Pedro Sánchez. Cuatro batacazos seguidos -el estrepitoso fracaso en las elecciones generales del 20-D de 2015 y del 26-J 2016 y las regionales de Galicia y Euskadi- dejan de ser una coincidencia para pasar a ser una tendencia.

Preventiva 2: armar un discurso socialdemócrata ad hoc para tratar de recuperar a los electores que han ido desertando, pasándose a la abstención o a las alternativas vocingleras y radicales. Para ello es imprescindible un rescate ideológico y diagnosticar cuál ha sido el motivo del abandono. Un factor principal ha sido el discurso coral del PP, la tan famosa como falsa "herencia de Zapatero", sustentada en una campaña publicitaria persistente, financiada de manera nada diáfana pero cada día más clara. Una respuesta efectiva necesitaría dos flancos: contrarrestar la publicidad del PP y la del emergente Podemos, coincidentes en táctica, estrategia y apoyo mediático.

Los socialistas prevén que el mensaje podemita aumente su radicalización, y que se produzca la entrada en escena de Juan Carlos Monedero para apoyar a los sectores más radicales y bolivarianos, como consecuencia de la descarnada lucha por el poder.

Preventiva 3: dejar que se normalice la situación creada por la ruptura del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados y la penúltima asonada del castellet del PSC, esperar a que escampe, controlando con palo y zanahoria a los díscolos, y, entre tanto, encontrar un líder prudente, experimentado, fiable, y que concite amplios acuerdos internos. "No más ensayos", me decía el ex ministro Saavedra.

Estas medidas de carácter preventivo se complementan, en el ánimo de algunos miembros del movimiento que está detrás de la Comisión Gestora del PSOE, con las siguientes circunstancias, entre otras:

Primera: que Podemos siga fracturándose por la lucha de sus distintos componentes en la creación de los equilibrios de cohabitación de gente tan diversa y contradictoria. Ya están acreditadas serias confrontaciones de la dirección central con direcciones regionales y locales, enfrentamientos entre la propia cúpula -Pablo Iglesias contra Íñigo Errejón- con la consiguiente creación de fracciones, transferencia a los ámbitos autonómicos, provinciales y municipales de esta tensión que crispa la organización y promueve una situación de desestabilización. En algunas regiones, como en Galicia, Cataluña, Valencia, Canarias, zonas de Andalucía, la división es especialmente grave. A la vez, los herederos del 15-M no han podido sustraerse a los primeros escándalos en su encontronazo con la realidad; y este proceso, dice la experiencia, irá a más si se le disculpa con la habitual teoría conspiranoica de "el mundo contra nosotros".

Segundo: que el mensaje podemita aumente su radicalización, y que se produzca la entrada en escena de Juan Carlos Monedero para apoyar a los sectores más radicales y bolivarianos, como consecuencia de la descarnada lucha por el poder. Si el bando errejonista predica la cara amable y la pesca con cebo de colores, el bando iglesista, con el apoyo de Monedero, predica la algarada callejera, la movilización, el enfrentamiento y una admiración identificativa con los populismos latinoamericanos surgidos del chavismo.

Tercero: que el PP sufra, en un Parlamento en el que ha perdido el poder, el desgaste de su continuado pecado de corrupción, de su falta clamorosa de arrepentimiento y enmienda, y de sus políticas de demolición de los pilares del Estado de bienestar, con la falsa disculpa de una crisis económica impulsada por las propias políticas desreguladoras y privatizadoras de la derecha en tiempos de Aznar, que Rajoy ha seguido aplicando desde el BOE a pesar de los efectos sociales.

Cuarto: que se creen las condiciones objetivas, en un plazo razonable de tiempo, para que un PSOE refundado reconquiste parte de las parcelas electorales perdidas. Ello implica a mayores la creación de liderazgos creíbles y fuertes en regiones y ciudades por ahora con líderes desconocidos, incapaces, o sencillamente de una pintoresca ridiculez ideológica. Este desafío es harto complicado con un sistema de primarias que aún no ha resuelto ciertos efectos secundarios, como por ejemplo, que anula en la práctica los mecanismos estatutarios de democracia interna. Las primarias de EEUU convierten al presidente elegido en líder universal y todopoderoso de su partido.

Y quinto: ponerle una vela a San Antonio de Padua (que no se llamaba Antonio sino Fernando y que no era de Padua sino de Lisboa), a quien muchos devotos (¿?) le piden que encuentre cosas perdidas. O a quien proceda en derecho y laicamente.

Todo esto, s.e. u o. (en los escritos de antes, 'salvo error u omisión)

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.